Te necesito para sobrevivir /Katniss y Gale/ |Después de Sinsajo|

Capítulo 2:

Aquel día que recibí la carta, fue el primero en meses. En el que me mantuve sin llorar prácticamente hasta el anochecer. La razón fue principalmente que había desviado toda mi atención al intento de escribir una respuesta a la carta de Gale.

Sae me proporciono los materiales necesarios aunque no suficientes para lograr mi objetivo. Lo intente, escribí y escribí durante horas, rompiendo y arrugando hojas. Ninguna de las respuestas que había logrado plasmar me convencían del todo, ni las más cortas, ni aquellas más largas que llegaron incluso a ocupar un par de hojas. Al final de aquel día, sobre la cama de Prim había al menos 30 hojas hechas ovillos deformes y algunas despedazadas por todos lados.

Entonces aquel tiempo de calma forzada termino. La impotencia y rabia terminaron por derrumbarme. Contemple la habitación en penumbras, las hojas desperdigadas. No podía, no podía hacerlo, por más que lo intentara las palabras no saldrían de mí en frente a un trozo de papel. Ya lo había intentado antes, en la gira de la victoria, no pude escribir discursos para personas desconocidas. Mucho menos iba a poder escribirle una carta a mi tal vez aún mejor amigo.

Estaba llena de sentimientos en ese momento, extendí los brazos y las piernas, con toda la fuerza con la que era capaz arroje los papeles al suelo, patalee y grite, lo deseche todo. Las lágrimas por fin brotaron de mis ojos, me derrumbe en mi lugar, completamente rendida. Observe por el rabillo del ojo a Buttercup entrando a la habitación, tal vez llamado por mis sollozos. Se acercó sigilosamente a la cama y subió de un salto, inmediatamente empezó a maullar entristecido, se acercó a mi rostro luego empezó a lamer mis mejillas. El corazón me dio un vuelco al recordar que ese era su comportamiento cuando Prim lloraba, el tonto gato estaba consolándome. Lo tome en mis brazos y lo arrulle, la calidez de su pequeño cuerpo me calmaba. Era hora de terminar con aquel día, no iba a intentarlo de nuevo mañana. Sae vendría y tal vez su presencia me ayudaría a despejarme. Con el gato en brazos y las lágrimas en el rostro logre quedarme dormida. Aunque había creído que ese día terminaría diferente a los demás no fue así, me quede rendida en el dolor. Si aquella noche mi mente logro regalarme algún sueño o pesadilla no puedo recordarlo.

Se supone que la carta me había dado las esperanzas necesarias para continuar, se suponía que debía sentirme mejor, pero allí quedaba todo en un "suponía". Mi mente vago toda la mañana siguiente en ideas vacías, recuerdos y sueños rotos. El tonto gato me abandono a penas el sol se alzó en el cielo. Y allí me quede, inmóvil con los ojos cerrados intentando olvidarme del mundo entero, encerrándome en la nada, en la soledad y en la "tranquilidad".

El ruido de la puerta principal interrumpió el silencio ensordecedor que reinaba a mí alrededor, luego la voz de Sae se escuchó por toda la casa. Había llegado, no era consciente de la hora, y ahora podría saber si su presencia me iba a ayudar o a confundir aún más. Me quede allí sin pronunciar palabra o dar señales de vida.

━ ¡Katniss! ¿Sigues en la misma habitación? ━ Luego escuche sus firmes pasos en las escaleras y el sonido de la puerta de la habitación donde me encontraba. De no ser porque mi pecho subía y bajaba rítmicamente me habrían dado por muerta.

Escuche un ruido ahogado salir de su garganta y recordé que el lugar debía de tener un aspecto desagradable con todos esos papeles repartidos por el suelo. Escuche sus pasos dar vueltas por toda la habitación, supuse que intentando arreglar el desastre que había provocado la noche anterior. Existía la posibilidad de que Sae leyera el contenido de alguna de mis intentos de carta. Ya no me importaba, no había nada de malo en ellas, solo eran líneas en las que me enredaba en la misma idea una y otra vez sin decir nada realmente. Allí me quede, pudieron haber sido solo minutos, un par de horas o días.

Hasta que Sae sacudió levemente mi hombro, obligándome a despertar del estado de ensoñación en el que me había refugiado, me incorpore de mala gana con movimientos lentos y forzosos. Al abrir mis ojos, me encontré con los irises verdes de Sae, llenos de preocupación y lastima.