Capítulo 25: Momentos tristes-felices

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Estaba caminando en la arena, estaba desesperado, sentía un dolor profundo que me estaba comiendo el alma, no puedo sacar de mi cabeza la escena que acabo de presenciar, mis lágrimas salían de mis ojos sin yo poder evitarlas, me tumbé en la arena, lloré, lloré como un niño, como nunca lo había hecho, necesitaba entender qué había pasado, si hace a penas anoche, estábamos disfrutando el uno del otro, y ahora, ahora la había encontrado con otro prácticamente haciendo el amor, en su cuarto, en el baño donde se amaron varias veces desde que llegaron al hotel.

Diego: ¿qué pasó? (se preguntó), en qué momento te fallé Azul, en qué momento decidiste buscar en otro, besos, caricias, amor, por qué? (dijo con la voz entrecortada y las lágrimas saliendo), soy capaz de darte mi vida entera y ahora.... Ahora no se qué hacer con este amor que siento, este amor que me está clavando el corazón. Mamá, ayúdame porque siento que me estoy muriendo (dijo totalmente devastado).

Azul por su parte, estaba en la habitación, no había dejado de llorar ni un solo momento, se sentía morir, necesitaba hablar con él, explicarle las cosas, pero cómo lo hacía?, si no sabía qué decirle, no entendía como Tony se había metido al cuarto y peor aún, se odiaba por no haberse dado cuenta que no era Diego, pero cómo, en qué momento iba a pensar que Tony entraría a su habitación y le iba a hacer lo que le hizo.

Azul: Mi amor, dónde estás? (se preguntó llorando desesperada), Dios mío por favor que no le pase nada, dijo caminando de un lado a otro, había bajado hace rato a buscarlo por todo el hotel, pero no lo había encontrado. Se sentó en la cama, le dolía la cabeza de todo lo que había llorado, de repente la puerta se abrió y el alma le volvió al cuerpo, era Diego, estaba bastante mal, abatido, Dios mío me duele tanto verlo así. Diego.... (dijo, mientras el entraba cabizbajo, entró sin decir nada y fue directamente al armario, sacó la maleta y se dispuso a acomodar su ropa).

Azul: Mi amor por favor escúchame (dijo tratando de acercarse), te lo juro por lo más sagrado que yo no sabía que era Tony, pensé que eras tú, sé que es difícil de creer y que ni yo misma entiendo como entró a la habitación ni de que estábamos aquí, pero te lo juro, te lo juro (iba a arrodillarse, pero él se lo impidió, estaba desesperada y el silencio de el la mataba más).

Diego: ¿Qué haces? Suspiró levantándola. Necesito que hagas tus maletas (dijo con las lágrimas bajando por sus mejillas), nos vamos en una hora a Houston, le prometí a tu mamá que te llevaría sana y salva, y suelo cumplir mis palabras (dijo cerrando la maleta), se disponía a salir, pero ella lo detuvo.

Azul: Mi amor no nos podemos ir así, por favor necesito que me creas (dijo llorando).

Diego: Por favor Azul (dijo agarrando su cara y dejando salir las lágrimas), necesito que hagas tus maletas, que no ves que si me quedo un minuto más aquí me voy a volver loco y no quiero hacer ni decir cosas de las que me pueda arrepentir, haz tus maletas Yaaa (gritó soltándola bruscamente en la cama y saliendo de la habitación).

Azul se quedó llorando y luego se levantó a hacer las maletas, no podía creer que en este lugar había sido tan feliz hace apenas un día y ahora le estaba dejando el peor recuerdo de su vida. Terminó de arreglarse y bajó al lobby.

..........Disculpe señor, soy el Administrador del Hotel y quiero pedirle una disculpa por los inconvenientes, de verdad no sabemos cómo ese señor pudo entrar a la habitación, pero estamos tratando de averiguar, en cuánto tengamos alguna noticia, nos estaremos comunicando con usted.

Diego solo se limitó a mirarlo y después volvió a fijar la vista a la playa, ya que se veía desde el lobby, sentía su mundo en los pies, solo quería llegar a su casa y encerrarse en el estudio y no salir jamás, hasta que la voz de Azul lo sacó de sus pensamientos.

Corazón SolitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora