Capítulo 33: Miedos

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Josué me tenía harto, siempre estaba humillando a las personas, pero no iba a permitir una falta de respeto hacia Rocío.

Diego: Te crees muy hombre para pegarle a una mujer indefensa ehhh (dijo apretando más fuerte la mano de el).

Josué: Suéltame imbécil, yo solo me doy a respetar esa sirvienta estúpida me estaba faltando al respeto (dijo gritando del dolor).

Rocío: No, no eso no es cierto señor Diego, se lo juro de veritas por mis pantuflas que no es cierto, yo le iba a servir el café pero es que tengo mucho trabajo, pero ya se lo traía (dijo asustada).

Diego: Escúchame muy bien, me tienes harto, te vas a ir de mi hacienda ahora mismo (dijo soltándolo bruscamente).

Josué: Tu a mí, no me vas a sacar de aquí, el viejo ese dispuso que yo tenía que quedarme en esta casa (dijo agarrado su mano ya que le dolía bastante).

Diego: Pues no me importa lo que tenga que hacer, pero en mi casa no te quedas (dijo molesto).

Josué: Pues hasta que lo resuelvas, me quedo aquí (dijo desafiante y se fue).

Diego: Idiota (dijo mirando hacia donde se había ido). Rocío, en unos días, su madre y su amiga vendrá para quedarse en el rancho, necesito que por favor prepares 2 recamaras de huésped y acomodes las cosas de Azul en mi recamara.

Rocío: Está bien señor, como usted mande (dijo esto y se iba pero Diego la detuvo).

Diego: Rocío espera, si Josué vuelve a molestarte o intentar ponerte la mano encima, quiero que me lo digas, me entendiste?

Rocío: Si señor, permiso.

Los días fueron pasando, Diego y Carlos habían ido a denunciar lo que había pasado, explicó como lo obligaron a firmar un documento del cual no sabía que era, el comandante les explicó que no había credibilidad ante aquella acusación pues la manera en la que sucedieron las cosas fueron poco claras y que no había una prueba específica con al que ellos pudieran trabajar. Les aseguró que si investigarían el caso de secuestro e intento de violación de Azul.

Por otro lado Azul seguía asustada, lo que vivió la había dejado marcada, cada vez que cerraba sus ojos recordaba lo que aquel hombre intentó hacerle, se sentía mal y tenía mucho miedo. Una semana había pasado, Azul había salido del hospital y ahora se encontraban en la hacienda de Diego, ella estaba rara, distante, pero entendió que después de lo que le pasó ella no quería mucho su cercanía y eso le dolía y mucho.

Diego: Te juro que trato de hacerla sentir bien, pero cada vez que quiero acercarme me aleja y eso me está matando Carlos (dijo recostándose del sillón donde estaba sentado).

Carlos: Entiéndela Diego, para una mujer debe ser muy difícil un intento de violación y a eso sumarle que casi pierde al bebé, debe de tener mucho miedo, dale tiempo (dijo animándolo).

Diego: Lo sé, y créeme que entiendo perfectamente el que sienta ese miedo, pero me mata con su rechazo (dijo con tristeza).

Carlos: Tranquilo, mejor vamos al campo a checar las plantaciones.

Azul estaba en la habitación de Diego, se sentía mal, pues sabía que se estaba comportando distante con Diego y eso le dolía.

Azul: Ayy mi amor, sé que no está bien lo que hago con papá, pero estoy muy asustada, cada vez que el me toca recuerdo a ese hombre, y tengo tanto miedo de no poder volver a estar con el (dijo con tristeza acariciando su vientre). Y a ti mi príncipe o princesita, la sola idea de perderte me hizo sentir un dolor que nunca había sentido en mi vida, te prometo que te voy a cuidar mi bebé.

Corazón SolitarioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora