Heridas abiertas

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Después de la terrible noche por la que Sora y su prometido tuvieron se levantaron a primera hora de la mañana a prepararse para el entrenamiento. Ambos se vistiron y desayunaron en un silencio total y sin poder verse mutuamente a la cara. La peli morada no quería imaginar el dolor que sentía Tomoe después de lo que había pasado la noche anterior. Se sentía culpable de todavía tener tan fuertes sentimientos por Leon Oswald.

Solamente la dulce voz de Tomoe la pudo sacar de su trance cuando le dijo -¿Nos vamos?-mientras la esperaba con las llaves del auto y del departamento en el marco de la entrada principal. Cuando por fin bajo al auto, se colocó el cinturón y sintió como el auto se ponía en movimiento es como pudo nuevamente volverse a perder en esos recuerdos.

Habían pasado ya 6 años, pero todavía lo recordaba como si hubiera sido hace algunas horas; era una mañana preciosa y Leon y ella se encontraban desayunando en la cocina del departamento del joven peli plateado. Ambos estaban medio vestidos después de haber hecho el amor la noche anterior.

-¿Cuándo te vas a París?-decía la joven Sora mientras intentaba disimular su comentario mientras tomaba un trago de su taza de té para romper el silencio que había reinado después de haberse servido la comida. -Dentro de unos días, pero, Sora, en verdad no quiero irme sabiendo que vas a estar tan triste por mi ausencia-decía el joven mientras suavemente acariciaba la mejilla de la chica con una infinita ternura y cariño.

-No te preocupes, voy a estar bien además, yo también me marcharé dentro de pocos días a Nueva Orleans -decía la joven intentando parecer lo más tranquila posible, pero su cara demostraban el dolor que sentía.

- Mi querida Sora, por favor no mientas, sabes que tu cara no me puede mentir, nunca de los nuncas te voy a olvidar, además quiero pedirte un favor-decía el peliplateado mientras se ponía de rodillas frente a la joven- por favor espérame estos 6 meses y te juro que te hare la mujer más dichosa del mundo si me aceptas a tu lado. Este gesto no paso desapercibido por la joven quien se tiro a los brazos de su amado y se puso a llorar de felicidad mientras estaban abrazados en el piso, lentamente este recuerdo se fue borrando para dar paso al más doloroso que tenía Sora: cuando se dio cuenta de que Leon la estaba engañando.

Había pasado cerca de dos meses desde que Leon y Sora fueron enviados a diferentes escenarios cirquences como parte de un intercambio de talentos. Sin embargo Sora se sentía cada vez más fuera de lugar. Descubrió que no en todas partes las personas les apasiona su trabajo, de hecho el clima de ese circo era de mucha tensión, envidia y celos entre los participantes. Casi nadie era amable entre sí solamente se regañaban mutuamente o maldecían todo lo que habían hecho mal en los ensayos. La pelimorada quiso intervenir y mejorar la situación pero fue algo imposible, no podía cambiar a las personas por mucho que se esforzara y pusiera la mejor disposicion.

Por eso Sora prefirió, después de muchos intentos  fallidos por cambiar las cosas, quedarse en su habitación durante sus ratos libres mientras veía las noticia por internet. Leon le había mostrado a Sora los principales sitios de noticias francesas de internet, en donde se mostraban las notas más destacadas que sucedían en aquel país y cuando la joven pelimorada terminaba su arduo entrenamiento lo veía por si acaso alguna nota hablaba de Leon.

Su sorpresa fue muy grande cuando a los pocos días empezaron a surgir muchas noticias de Leon que no pararon de inundar la red en las siguientes semanas y meses. Aunque Sora no sabía mucho francés, pudo adivinar lo que significaban los encabezados y las noticias. Hablaban de las constantes citas y la gran cantidad de tiempo que Leon pasaba con Charlotte Leblanc, una famosa actriz, modelo y acróbata francesa.

Los celos de Sora no pudieron ser menores, porque a pesar de haber intentado por tanto tiempo hablar con su amado siempre sonaba ocupado, no se encontraba o eso era lo que su representante le decía o simplemente le decía que tenía muchas cosas por hacer. Además con el tiempo se enteró que esta mujer era una antigua conocida de Leon, ambos se habían conocido en uno de los circos en donde Leon y Sophie habían trabajado.

La caida del ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora