Contrato

50 2 2
                                    

Sora había cumplido un año viviendo en Japón. Había firmado un contrato con Tomoe para dirigir el proyecto que meses atrás le había comentado: iniciar como directora y coordinadora de un espectáculo circense propiedad de la compañía Lucky Charm.

Sora no estaba del todo segura por este nuevo camino a seguir, así que con algo del dinero que ella traía en sus cuentas bancarias contrató abogados que pudieran discutir con Tomoe y su equipo legal un contrato justo y equilibrado para ambas partes pues ella ya se había sentido por mucho tiempo una carga para su querido amigo.

También logro alquilar un pequeño pero acogedor departamento en do de ella empezó a vivir sola, aunque no tenía grandes lujos o un espacio enorme como el que el joven magnate tenía, ella gozaba de una bella vista de un parque cercano lleno de cerezos.

El corazón y el alma de la pelimorada poco a poco se iba curando, estaba muy emocionada por iniciar su primer día de trabajo aquella mañana de verano donde el viento soplaba y el sol brillaba con mucha intensidad.

Si aspecto físico encajaba perfecto con esa nueva transición de su vida: su cabello era largo y le llegaba hasta la cintura, su cara tenía leves rastros de un maquillaje muy sencillo y natural que destacaba su belleza, el cuerpo que antes estaba lleno de marcas y cicatrices lucía increíble y en forma, llevaba un sencillo traje deportivo negro ajustado que destacaba sus cuevas y unos sencillos zapatos deportivos.

Había entrenado en gimnasios exclusivos con entrenadores personales para mantener su agilidad y flexibilidad en todo momento. Esto formaba parte del acuerdo legal al que ella había llegado con Tomoe y sus abogados, además de poseer su propio auto y ser la jueza que decidiera quién iba a pertenecer al nuevo proyecto.

Después de un sencillo desayuno se fue en su auto camino a su trabajo esperanzada con esta nueva oportunidad, aunque su corazón se encontraba emocionado hasta la borde de la locura ella no iba a participar de las obras que realizarán sus empleados, solamente los iba a entrenar y dirigir lo mejor posible para las presentaciones.

Al llegar a la torre Tsukino se dirigió a los elevadores, todo mundo la miraba como si fuera una piedra preciosa por lo bello que resultaba su presencia dentro de la sala, ella reconoció a parte del equipo de seguridad de Tomoe y saludo de manera breve y cortes con una ligera inclinación que los guardias torpemente respondieron mientras la veían irse en uno de esos preciosos elevadores de cristal que la llevaban a su destino.

Cuando llegó al lugar donde sería su puesto de trabajo Tomoe la estaba esperando con los brazos abiertos mientras hablaba con un pequeño grupo de personas, a lo que la pelimorada corrió a su encuentro y lo abrazo con fuerza, no podía estar más feliz por ver esa cara familiar después de haber sentido durante toda esa mañana que el corazón se le iba a saltar del pecho por el miedo y los nervios que experimentaba en esos momentos.

Casi recordó el golpe tan rudo de la realidad que experimento aquella ocasión donde Tomoe le planteo ese proyecto tiempo atrás. Hasta ese día ella nunca se había puesto a pensar en la necesidad que tenía de tener dinero para buscar un lugar dónde dormir, vivir y conseguir su propia comida y ropa, eso sin mencionar el shock que le dio el darse cuenta del error tan grave que era haber huido de sus problemas cuando descubrió la infidelidad de León.

Toda esta información le golpeó tan fuerte e inesperadamente la cabeza a la pelimorada que casi pierde el piso si es que Tomoe no la sujeta a tiempo antes de que su cabeza y cuerpo cayeran al piso con estruendo. En ese momento Sora supo que no sería nada  de lo que es ahora sí Tomoe no la hubiera salvado en esa ocasión, probablemente se hubiera vuelto una vagabunda por haber sido tan sentimental, además estaba con una deuda inmensa con su amigo pues sabía que ese trabajo era otra manera en que el joven millonario le salvaba la vida al crear un trabajo para ella, alo que pronto unas calidad lágrimas se fueron asomando por sus mejillas mientras ella se quedaba viendo a la nada, esto alertó a Tomoe quien en sus desesperación corrió para abrazarla y cuidarla mientras pedía a gritos se conectará el teléfono para pedir ayuda  médica, a lo que sacó del trance a la joven quien solamente le pidió  un vaso de agua y un abogado para poder acordar los términos del contrato.

Todos estos recuerdos y el abrazo fueron dispersados cuando uno de los miembros del séquito de Tomoe aclaro su garganta para mostrar su disgusto e incomodidad ante está escena. Sora se despego rápido de su amigo mientras él torpemente se intentaba acomodar la ropa y trataba de ocultar el color rojo de su rostro y le mostraba a Sora todo el equipo de trabajo con el que iba a participar, a los que saludo muy formalmente y con mucho cuidado aunque las cartas ya estaban sobre la mesa y la guerra que se avecinaba estaba por comenzar...

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Apr 23, 2020 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

La caida del ángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora