Indiferencia

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  — ¿Marinette? ¿Estás bien?—Su madre la llamaba desde el piso de abajo, asomándose desde las escaleras; ya habían pasado horas y parecía que su hija planeaba en quedarse ahí muchas horas más.

La joven se mantenía recostada en su habitación, abrazando con fuerza una de sus almohadas. Todo estaba tan estático en su mente. Se sentía culpable. El amor platónico de su vida ahora había perdido a su padre y sentía que todo era culpa suya. ¿Cómo podría mirarlo a los ojos ahora? Tikki, su pequeña amiga, se acercó a ella cuidadosamente.

  — Mari... No ha sido tu culpa— intentó limpiar sus mejillas de las lágrimas que se mantenían en éstas.

— Oh, Tikki... El debe estar sufriendo tanto, aparte de perder a su madre, ahora perdió a su padre— sorbió por la nariz y se levantó de la cama, quedándose sentada en ésta— ¡Pero no sabíamos que sería él! ¿Quién carajo hace cosas tan viles sabiendo que su hijo vive en ésta ciudad? ¡Akumatizó a todos nuestros amigos!

— Ahora que lo dices, tiene mucho sentido lo que intentaba hacer...

— ¿De qué hablas Tikki?

— Me dijiste una vez que su madre desapareció. Tu Miraculous y el de Chat Noir son polos opuestos. Uno crea y el otro destruye... Al juntarlos en uno solo, se crea una fuente de poder extraordinaria capaz de hacer cosas increíbles... Capaz de crear o destruir vida.

  — ¿Él... intentaba recuperar a su esposa?

La pequeña criatura asintió con la cabeza— Quizá él ya conocía los Miraculous mucho antes que ustedes.

El silencio reinó en la habitación. Pero pensó en que esa no era razón para hacer tanto mal al mundo. ¿Qué estaría pensando el gato negro en estos momentos?

...


  — ¿Estás listo, Adrien?— dijo Nathalie, quien portaba un vestido bajo las rodillas de color negro, con un saco del mismo color y unos tacones a juego. Ajustaba sus lentes constantemente, estaba nerviosa.

El joven quien portaba un traje oscuro y camisa del mismo tono, se miraba al espejo una y otra vez. Se veía indiferente, como si realmente no le importara que su padre acabara de fallecer.

— Sí. Vayámonos.

La mujer obedeció al sucesor de la empresa del Sr. Agreste, sin él en vida, alguien debía hacerse cargo de sus asuntos.

Los tres individuos subieron al auto en camino al último "Adiós" de su padre y jefe.



Al llegar, Adrien visualizó a gente que solía conocer por influencias de su padre, desde trabajadores hasta socios e incluso compañeros en el ámbito laboral del hombre. Ningún ser querido. Recordaba que desde la desaparición de su madre, cualquier relación con sus abuelos fue perdida, éstos culpaban a su padre de que no supieran el paradero de su hija.

Todos se saludaron entre sí con un estrechamiento de manos, ofreciéndole sus más grandes condolencias al joven. Éste solo asentía.

Antes de llegar el cura, logró ver a lo lejos que unos cuantos autos se estacionaban. Frunció el ceño, porque había dejado en claro que sería un funeral privado. Nadie debería venir.

Pero al ver a sus amigos caminar hacia donde se encontraban, su corazón le dio un vuelco y todos los sentimientos que intentaba reprimir lo hicieron quebrarse. Nino al llegar a él lo abrazó con todas las inmensas fuerzas que su cuerpo poseía, sabía que necesitaría todo el apoyo de sus amigos más cercanos. Alya, Juleka, Kim, Rose, Alix, Chloe... Todos estaban ahí.

Mr. & Mrs. Agreste |MLB FANFIC| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora