Capítulo 1

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-Tía vamos a llegar tarde al recital de Park y mamá se enfadará –me reprendió Crystal y estaba a punto de meterle una media en la boca para callarla.

-Silencio Crys intento recordar dónde dejé las putas llaves de mi auto –la callé mientras gateaba por la alfombra de mi diminuto living.

Toqué algo pegajoso e hice una mueca de asco sin querer saber qué era exactamente esa sustancia. Seguí buscando en cuatro patas y maldecí para mis adentros haberme comprometido a llevar a mi sobrina al recital del hijo de Beth.

-Guardaré el secreto de que te fuiste de fiesta y me dejaste sola, pero tenemos que llegar ahora o mamá se enojará mucho contigo –volvió a hablar la pequeña y suspiré aliviada.

No quería darle más razones a mi hermana para que me echara en cara que era una irresponsable de mierda y dejar sola en un departamento a una niña de ocho años para irme de parranda era una muy grande. Lo peor era que me había pasado con el alcohol como siempre y Crystal había intentado despertarme por una hora.

-Ahora sabes por qué eres mi sobrina favorita –levanté mi cabeza del piso justo para ver cómo rodaba los ojos.

Tenía el cabello rojo como mi hermana pero con los grandes ojos grises de su padre. Aunque su temperamento era igual al mío, por lo que la convertía en la única niña que me dejara a su merced, además del hermoso regordete de su hermano.

-¿No podemos tomar un taxi? –volví a maldecir por ser tan idiota y no tener un centavo encima.

-No tengo dinero para pagarlo –respondí apenada y seguí buscando en el sofá dónde había caído desmallada al llegar.

-¿No te habrás olvidado las llaves en el contacto? –preguntó finalmente y un flash de la noche anterior volvió a mí.

De un salto me puse de pie y tomando mi cartera con una mano y arrastrando a la pequeña con la otra salí de mi departamento. Bajé como alma que lleva el diablo a pesar de que me había puesto unos tacones altísimos y no hice caso a los chillidos de mi sobrina para que fuera más despacio.

Ya dentro de mi escarabajo noté que en efecto había dejado las llaves puestas. Bufé pensando que alguien pudo habérselo robado, y luego de recapacitarlo mejor negué divertida ante la idea de que quisieran esa carcacha. Aceleré a todo lo que daba y me puse en plan de llegar al maldito recital lo antes posible ya que teníamos media hora de retraso.

Incluyendo una parada en McDonald's, en menos de quince minutos estaba arrastrando a mi pequeña sobrina por las puertas del auditorio de la escuela para ricachones a la que iba su amiguito. Crystal se soltó de mi agarre y fue hasta su padre para sentarse sobre su regazo, mientras que su madre me miraba como si quisiera arrancarme la cabeza. Suspiré y me encaminé hacia donde se encontraban sentados mi hermana y mis dos cuñados.

-¿Y Jason? –pregunté al llegar ignorando por completo a la pelirroja de mirada asesina.

-Se me dio antojo de chocolate y ha ido a comprar –me contestó Ashley y reí sentándome a su lado.

-¿Por qué tardaste tanto? –me ladró Becca y la ignoré por completo pensando una excusa creíble.

-¿Y ya saben qué es? –le pregunté a la rubia mirando su enorme vientre de siete meses.

-No, el pequeño bastardo se niega a dejarse ver –me reí ante su comentario-. Y como ya sabrás tu hermano camina por las paredes porque no sabe si comprar azul o rosa –negué divertida hasta que sentí un pellizco en mi brazo y di un salto en mi lugar.

-¿Cuál es tu maldito problema? –le espeté a mi hermana que parecía una completa lunática.

-No te hagas la idiota te hice una pregunta –maldita sea no sabía que decirle.

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