Capítulo 5. Parte 1.

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-Bien leí tu mensaje y vine lo antes que pude ¿quién murió esta vez? –preguntó West entrando a mi departamento y dejando una bolsa negra del súper sobre la mesa-. ¿Se puede ser más desordenada? –frunció el ceño mirando a su alrededor.

-No esperes pulcritud de una mujer en sus días rojos –gruñí acercándome a la bolsa para husmear que había dentro-. ¿Qué me trajiste?

-Lo de siempre, helado de menta y salsa de chocolate.

-¿Y este frasco de pepinillos? –pregunté levantándolo.

-Un nuevo antojo de Natalie –rodó los ojos-. Sigo preguntándome por qué acepté que mi hermana viviera conmigo durante su embarazo.

-¿Por qué eres un hombre dulce y su ex la dejó tirada por su mejor amiga y con un niño a punto de nacer en su vientre? –enarqué una ceja.

-Tienes razón, soy demasiado bueno como para abandonarla también.

-Por eso eres mi mejor amigo heterosexual con el que no me he acostado –admití abrazándolo y dejando un beso en su mejilla.

-Soy tu único amigo heterosexual con el que no te has acostado –me corrigió y rodé los ojos.

-Solo disfruta el momento West.

-De acuerdo. Ahora es cuando me dices de quién es el funeral –murmuró apoyando su barbilla sobre mi cabeza.

¿Les dije que West era de esas pocas personas más altas que yo y que por eso lo amaba tanto?

-Las purpuras de seda con encaje que me regalaron con Mia para mi cumpleaños –me lamenté con un puchero.

-Mierda amaba esas pantis.

-Lo sé, Mia dijo que tú las habías escogido.

-Maldito Andrés. Tendré que darle una lección.

-Trajiste las películas ¿verdad? –levanté la vista chocándome con los ojos verdes de West-. ¿Por qué eres tan guapo? Me pones cachonda y eso no es correcto, se supone que tendría que darme asco la idea de tener sexo contigo.

-Primero: sí traje las películas. Segundo: mis padres me hicieron con muchas ganas, además que dudaría de tu heterosexualidad si no quisieras acostarte conmigo porque solo mírame –contestó señalándose a sí mismo con ambas manos-. Todas quieren un poco de esto.

-Y mi cachondez acaba de apagarse después de ese comentario tan baboso, ya sé por qué no tienes novia –rodé los ojos acercándome hasta la bolsa con el logo del videoclub.

-En realidad no tengo novia porque todas enloquecen y me dejan luego de conocerte a ti y a Mía porque piensan que tenemos sexo salvaje.

-Eso es porque te acuestas con puras inseguras de mierda –bufé-. Si decido quedarme y La decisión más difícil, creo que iré por los pañuelos a no ser que quieras que convierta tu camiseta en una granja de mocos.

-No sería la primera vez.



***



-Ella le pidió a su hermana que la dejara morir –lloriqueé para luego soplarme los mocos en el milésimo pañuelo que usaba desde que comenzó la película.

-Lo sé Tam, hemos visto esta película una quinientas veces como para saber que eso es lo que pasa –dijo el moreno y lo miré de mala manera-. ¿Qué? Es la verdad, tú siempre lloras con el final.

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