A.

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Ha pasado una semana desde que no veo a Dani. No me responde los mensajes ni contesta las llamadas, no viene al instituto tampoco y por esa razón ahora voy en autobús a clase, es un coñazo. Tampoco he vuelto a hablar con Adam desde aquel día en el recreo. Me parecía muy extraño todo y ya no creía en las coincidencias.

Los días pasaban lentos y aburridos, no tenía nadie con quien hablar y confiar mis sentimientos, hablando mal, estaba hecha mierda.

Al llegar a casa del instituto encontré una nota de mi madre en la que decía que no la esperara para comer, no sabía donde estaba y, la verdad, me daba un poco igual. Saqué una pizza congelada de la nevera y la metí al horno, era el primer día que tenía apetito desde el mensaje de Marco.

"Sigo pensando en ti"

Esa frase sonaba en mi cabeza día y noche, ese chico intentaba volverme loca y la mala noticia, para mí, es que lo estaba consiguiendo. Mientras la pizza se calentaba me senté en una silla y saqué mi móvil. Entré en "mis mensajes" y por un momento pensé en borrar la conversación de Marco pero, tomé una pizca de valor y conseguí contestar al mensaje que todavía no me había atrevido a responder.

Sam.

Vie. 22 sept (15:30 p.m)

"¿Qué quieres Marco? ¿Qué pretendes hacer conmigo? ¿No tuviste suficiente con humillarme una vez? Eres un capullo insensible y nadie, nadie va a quererte nunca de verdad, ni siquiera yo, porque no se puede querer a alguien sin corazón. Sal ya de mi vida."

Mentía. Le quise y no estaba segura si seguía haciéndolo pero sabía que no me convenía juntarme con él, no después de lo que me hizo. No podía arriesgarme a otra humillación, no por lo que pensaran los demás, sino por amor propio. Le pedía que saliera de mi vida pero, las ganas de recibir otro mensaje suyo eran mortales.

-¿Qué cojones te pasa Samantha? -Me maldecía a mi misma una y otra vez por no saber lo que quería pero maldecirme no era la solución.

Saqué mi pizza del horno y empecé a comer como si me pagaran por ello pero, algo me hizo que dejara de comer, el timbre de mi casa sonó y me sorprendió ya que mi madre me había dicho que no volvería hasta la noche. Me levanté y me dirigí hasta la puerta.

Mis ojos no podían creer lo que estaban viendo, mi mente daba vueltas y vueltas intentando buscar una razón coherente para que esta persona me visitara.

¿Como cojones Adam tenía mi dirección?

-Hola -dijo con una sonrisa simpática.-Te he visto triste hoy en Matemáticas y pensé que te alegraría hablar con alguien. -No sabía que responderle estaba en absoluto shock y se dio cuenta de eso. -Perdona si te molesto..

-Oh..no, no. Perdón, pasa.-Nos dirigimos hacia el salón y me senté en el sofá después de que el lo hiciera. -¿Cómo has sabido mi dirección?

-¿Estás sola?

-Sí. ¿Por? -¿Qué tiene que ver si estoy sola con saber mi dirección?

-Vale, te digo quien me la ha dicho pero no puedes decírselo a nadie, está bien? -Asentí como una tonta intentando averiguar lo que me quería decir. -Ha sido el Ratoncito Perez. -Dijo susurrando y acto seguido se rió de mi cara. -Mi padre trabaja con tu madre en la oficina y estaba allí con el aburrido y hablando de la vida tu madre terminó diciéndome que viniera a hacerte una visita. Y pues aquí estoy, ¿te alegras de verme?

-Bueno.. -Me reí de mi propia ironía y Adam se acercó a mi. -La otra noche te vi en el McDonalds. -Era el momento perfecto para sacarle el tema de Marco, quería saber que se traían entre manos.

-Aaah si, con Marco Steve, no? -En ese momento mi cara cambió de forma.

-Sí..de eso quería hablarte..Sois amigos, no? -Adam asentió lentamente intentando adivinar lo que se me pasaba por la mente. - Y te habrá contado lo que pasó entre él y yo, bueno, lo que no pasó.

-Marco es un capullo y aun que solo le conozca de unas semanas he podido darme cuenta de muchas cosas, y esa es una de ellas. -Me miró con compasión -Sé todo lo que pasó, ya lo sabía el primer día que te vi y hablé contigo en el recreo. No me importa si la del vídeo eras tu o no, solo quiero saber si estás bien.

Por primera vez en meses alguien estaba preguntándome lo que yo me preguntaba cada día desde ese recreo de diciembre y lo que intentaba responder cada minuto, pero no sabia la respuesta.

-¿Te vale un no sé? -Miré a Adam a los ojos y entonces entendí que no, no estaba bien. Di un largo suspiro.- No, la verdad es que no. No soy buena en hacer amigos pero después de aquello soy peor, mucho peor. Marco me hizo mucho daño y no lograré entender nunca el porqué hizo todo aquello.

-Ya te lo he dicho yo, porque es un capullo y los capullos no tienen cerebro para pensar, solo quieren hacer gilipolleces para divertirse y en ese momento tu fuiste su gilipollez. -Tenía que hacerle la pregunta, era ahora o nunca.

-Adam..¿estás..estás intentando ser mi amigo porque..? -Pareció que me estaba leyendo la mente.

-¿Porqué Marco me lo ha pedido para seguir jodiéndote? No Sam, no. -Adam parecía decepcionado con mi pregunta y eso me hizo sentir mal. Lo bueno que tiene Adam es que le saca el humor a todo y eso me relajó.-Oye, pero que si quieres que lo haga por mi encantado. -Me guiñó el ojo para que pillara la indirecta y no pude evitar reírme.

-Gracias por haber venido, necesitaba saber si eras un..-Otra vez me leía la mente.

-Un gilipollas, ya. Pues déjame decirte que no lo soy, lo siento si te he decepcionado madame. -Adam se acercó aun mas a mi.-Quiero que nos conozcamos Sam, yo puedo quitarte de la cabeza a ese idiota, sé que puedo.

Y era la verdad, Adam hacía que dejara de pensar en Marco, hacía que el dolor, por un momento, desapareciera y me hacia reír, me hacía reír mucho pero, no estaba segura de si empezar una relación ahora era lo mejor para mi, ni si quiera el hecho de conocernos para llegar a algo..Todo me parecía muy confuso pero Adam parecía ir enserio con su propuesta y creía que era bastante sincero con lo que decía.

Debo olvidar a Marco. No quiero utilizar a Adam como parche pero quizá él me haga sentir bien, quizá me haga sentirme querida y haga que me enamore de sus huesos como hizo Marco. Por una vez voy a dejar guiarme por el "quizá".

El chico que tenía a apenas 3 metros de mi se acercó aun más, dejando muy poco espacio entre nuestros cuerpos.

-Déjame ser tu verdadero primer amor.-Susurró.

Tenías que ser tú.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora