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El resto de la noche la pasaron comiendo pan dulce, turrón, garrapiñada, budín, maní y acompañando todo esto con sidras y ananá fizz. Las charlas y las risas estuvieron presentes en todo momento y los gritos de alegría de los más chicos terminaban de adornar el momento.

Laura y Karen salieron cerca de las dos de la mañana. Los amigos de ellas llegaron a buscarlas y se despidieron de todos para continuar con la fiesta en la discoteca del pueblo. Antes de irse, le preguntaron a Teo si quería acompañarlas, pero él se negó sabiendo que aquello era imposible en ese momento. Además, tenía ganas de quedarse con Emilia quien parecía no tener intenciones de acompañar a su hermana menor.

Ambos decidieron buscar una botella de sidra y dirigirse al frente de la casa a hablar a solas. Definitivamente, aquella fue una noche diferente para ambos.

Emilia logró pasar la fecha con una sonrisa en su rostro y con una ilusión desconocida en su interior. La noche con su familia no fue tan mala como recordaba y como había imaginado que sería. Quizás había sido por la presencia de Teodoro.

Y Teodoro había logrado compartir el festejo con unas personas que parecían adorar la Navidad. Nunca había estado reunido con tantas personas en esa fecha. Desde que tenía memoria, había pasado nochebuena junto a sus padres, sus dos hermanos y sus abuelos. Y el festejo siempre terminaba con una salida con sus amigos para escapar del aburrimiento.

Esa vez no salió y fue por decisión propia. No salió para quedarse a compartir el resto de las horas junto a esa persona inesperada que había aparecido y que había cambiado su mala suerte.

En la charla, Emilia le dijo que su tío se había ofrecido a ir a ver el auto de él en la mañana siguiente. Sabía algo de mecánica e intentaría solucionar el problema. 

Esa noche, todos los invitados quedaron a dormir en la casa de Emilia como hacían todos los años. También le hicieron un lugar a Teo en el living. En la pieza de ella habían dejado dos colchones para que durmieran las dos chicas que habían salido y en la pieza de su hermana, dejaron a los niños junto a una de las tías para que los cuidasen.

Faltaba poco tiempo para que amaneciera y Emilia no había logrado pegar un ojo. Lentamente, se puso de pie y observó su habitación. Aún no habían llegado las chicas. Lo agradeció. Se puso las zapatillas y fue hacia el living. Allí estaban durmiendo tres de sus tíos, dos primos mayores y Teo.

Fue hacia la cocina para buscar las llaves de la vieja camioneta y luego, tratando de no despertar a nadie, se acercó a Teo. Él abrió los ojos apenas ella se acercó, tampoco había podido dormir.

Emilia le hizo señas de que la acompañara y salió al patio. Cuando él la alcanzó le dijo que quería ir a un lugar que le gustaba mucho y Teo aceptó acompañarla.

Fueron al garaje a buscar la camioneta de su padre y emprendieron el breve trayecto hacia el lugar que Emilia tanto adoraba. Se trataba de un descampado donde se podía observar el amanecer en todo su esplendor.

Frenó con la camioneta mirando al Este y se bajó para ir a sentarse en el capó. Teo la siguió y se sentó a su lado.

—Gracias —le dijo él observándola por un instante.

—¿Por qué?

—Por salvar mi Navidad. —Rió.

—Creo que la que tiene que agradecer por eso soy yo —le dijo permitiéndose mirarlo—. Nunca había pasado una Navidad con tantas sonrisas.

El sol comenzó a asomarse, interrumpiendo la conexión de miradas. Ambos se concentraron en el suceso que se presentaba frente a sus ojos y dejaron que el tiempo se perdiera en aquel instante.

—¿Creés en los milagros navideños? —Le preguntó él alejando la vista del sol para fijarla nuevamente en ella.

Aquella mención hizo que Emilia sonriera. Había estado pensando en eso toda la noche.

—Puede que en este instante empiece a creer en ellos —le dijo cuando lo encontró observándola.

Sus palabras terminaron transformando el momento en un intercambio de sonrisas que finalizó en un lento acercamiento de ambos. Los centímetros se redujeron hasta que sólo los separaban unos pequeños milímetros. Aquel momento se selló con un beso que dio vida y sentido a lo que ambos habían estado experimentando desde que sus miradas se encontraron en un primer instante.

Encuentro en NochebuenaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora