La noche en que se profundizó nuestro Amor.

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¿Recuerdas esa noche? Aquella en que tu mirada le habló a la mía,  la vez donde no hubo lugar para las palabras,  ¡sabes! aquella noche en que fuimos sólo uno. Fue esa vez, cuando una carga emocional se desbordó sin control, era invierno y sentíamos calor, bastaron segundos para que la distancia que nos separaba, dejara de existir, pues, en un abrir y cerrar de ojos, ya posabamos uno sobre el otro. Sutil, y al mismo tiempo, desmedidamente, explorabas sin parar cada borde mi, mientras que con fuerzas yo me aferraba a ti; mas allá de la emoción anatómica y natural que nace al dos cuerpos verse unidos, la pasión emergida, era tan profunda, capaz de sentirse, y hacer brotar de nosotros, los deseos mas puros y sucios sin pudor. Navegabas como pirata en el mar, sin miedo, y dispuesto a ir hasta lo mas profundo, a su vez, conocí e hice memoria del contorno de tu espalda, de la suavidad de tus labios, su dulce néctar y tu aroma corporal. Ligeramente llegaba la calma, en compañía de palabras susurradas, de cruzada de manos, y de sutiles besos, fue esa noche, cuando nos entregamos mutuamente, y no de cuerpo, sino de alma, donde tu corazón latía por mí, y el mío por ti, fue cuando, lo físico paso a ser tan poco ante tanto desborde, mas allá del éxtasis, los sentimientos se profundizaron y complementaron, agudizando así, el placer y felicidad de tenernos.

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