Nos quisimos en el momento exacto y a la medida de nuestro destino.

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Tras una despedida tácita, sabes! esa en la que no nos dijimos adiós, pero que ciertamente sabíamos que hasta ahí llegaríamos, recordé que antes de saber que ya no seriamos un nosotros mi alma coincidía con la tuya, y nuestros cuerpos complementaban el deseo y la atracción; a tu manera buscabas estar a mi lado, con tu extraño humor captabas mi atención, sólo querías ser tu quien tuviese el derecho de rozar mi mejilla, de abrazarme por la espalda y de que mi ojos vieran a los tuyos firmemente, respetabas el límite que te daba pero también deseabas sobrepasarlo; fue durante ese tiempo donde creamos buenos recuerdos, y donde ciertamente sabíamos que era ése el momento justo y correcto de que sucedieran, frente a frente sabíamos que nuestro mundo giraba y que juntos nuestros cuerpos eran las piezas del rompecabezas que coincidían entre si, la noche que abraza la luna, las raíces que se entrelazaban fuertemente, pero que en medio de todo, solo era ahí, en ese instante, después de eso, ya no habría paso para mas, ni siquiera a la clandestinidad... Después de eso, eras tú por tu lado, y yo por el mío; tras esa extraña pero real despedida supe el límite de lo que éramos, pues un poco más de todo aquello, complicaría aún mas las cosas, incrementaría el deseo, la atracción y en nuestra posición, mas de lo que dábamos, no debía concederse, ser avaros era dañar a muchos,por eso es bueno decir también que no fuimos cobardes, sólo disfrutamos del tiempo exacto y a la medida de nuestro destino.

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