Capítulo 2:

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Andaba por la cafetería. Me dirigía de la puerta de la entrada al lugar donde estaban pulcramente colocadas las bandejas de la comida. No sabía que hacía allí, ya que no iba a comer nada pero estaba acostumbrada a ir allí cada descanso y lo prefería a estar en el patio con el frío que hacía. Cogí una de las bandejas y anduve hacia delante por la línea de cola. Me serví un vaso de agua y cogí uno de los sobrecitos de las infusiones perfectamente expuestas en una pequeña cestita. Metí el vaso de agua en el microondas y esperé los dos minutos correspondientes hasta que el agua estuviera lo suficientemente caliente para meter el sobre dentro del vaso. 

-Te apartas. Y, por si te vas a molestar en responder, no era una pregunta.- Dijo una voz, desconocida para mi favor, detrás de mi. Me giré y pude ver a un chico alto, mucho más alto que yo ya que yo era, lo que se consideraba, bajita, con la piel oscura y el pelo negro, unos ojos azules brillantes daban un toque de color a sus facciones. No se podía deducir nada que tuviera que ver con su actitud en cuanto al mundo por su rostro, pero la manera en la que acababa de hablarme, y el ceño fruncido me daban a entender que no era muy agradable, o por lo menos no iba a serlo conmigo.

Claro.- Respondí retirando el vaso del microondas a la vez que apartaba la mirada y agachaba la cabeza. No me gustaba hacer contacto visual con la gente, y menos si eran chicos, y si encima me hablaban así de mal, peor. Tienes que aprender a defenderte, fue lo único que fui capaz de pensar. Pero claro, es más fácil decirlo que hacerlo. Y nunca lo había hecho, e iba a ser muy difícil empezar a hacerlo ahora. Por no decir imposible.

Llegué a una mesa apartada, al final de la cafetería y pegada a la pared, en la que solo había puestas dos sillas. Me senté en una de ellas y la otra, obviamente, se quedó libre. Vi al chico de antes salir por la puerta  de la cafetería. Vi a Anne dirigiéndose a una de las mesas circulares del centro con algunas de sus amigas. Y en ese momento, sin venir a cuento, una sensación de soledad, de tristeza, se apoderó de mi. Fue como si alguien se hubiera sentado encima de mis hombros, y no estuviera dispuesto a levantarse tan fácilmente. Estaba sola, totalmente sola, en medio de un montón de gente, dentro de una cafetería escolar, y sin embargo sola.

Escuchaba las risas de la gente, que se metían en mi cabeza como si fueran ecos. Una parte de mi me recordaban todo lo felices que eran y que yo no. Otra parte de mi cerebro intentaba hacerme creer que yo era el motivo de esas risas. Tenía que salir de allí antes de que la cosa emporara y empezara a sentirse más mierda que de costumbre. Antes de que su mente se dirigiera a los sacapuntas, para después llegar a los tornillos cayéndose ellos, y finalmente para el las brillantes y pequeñas cuchillas, parecían hasta delicadas, bonitas. Cuando quiso darse cuenta ya era tarde, ya estaba imaginando la pequeña cuchilla deslizándose por la pálida y casi transparente piel de sus muñecas. Vio, como si estuviera ocurriendo delante de ella, la sangre escurrirse de su brazo para acabar en el suelo blanco de su habitación.

Cuando dejó de "soñar", por llamarlo de alguna manera, estaba a punto de salir por la puerta de la cafetería, se había dejado el vaso con el té en la mesa. Otra mañana sin echarle nada a su pequeño estómago. Entonces fue cuando escuchó una voz cercana llamándola. Se giró y vio a Anne andando hacia ella.  Tenía esa sonrisa tan inquietante que le ocupaba toda la cara en el rostro.

-Hola Hope.- La saludó Anne.

-Hola..- Le devolvió el saludo de manera un poco desconfiada.

-¿Te sientas conmigo y con mis amigas a tomar algo?- Dijo mientras señalaba la mesa en la que Hope la había visto anteriormente, y un grupo de chicas las saludaban con la mano.

-Yo.. Es que ya me iba, lo siento.- Se dio la vuelta pero Anne la agarró de la muñeca, sin ejercer mucha presión pero aun así provocando que Hope se estremeciera.

-Venga, es solo un rato, no te vamos a comer.- Dijo volviendo a sonreír. Al final, Hope acabó cediendo por todo lo que Anne le había insistido. Juntas se dirigieron a la mesa y se sentaron en dos sitios libres, Hope a la izquierda de Anne, quedando así en la esquina. Los nervios que estaban empezando a formarse en el estómago de Hope parecían no querer para de crecer y su incomodidad en esta situación en la que se veía era palpable.

-Bueno.- Dijo Anne levantándose.- Os voy a presentar.- Dijo, señalando tanto a Hope como al resto de chicas de la mesa.

-Conmigo no te molestes, no tengo interés en conocerla, me voy.- Contestó una chica con el pelo muy liso y oscuro, mientras recogía sus cosas y se iba.

-No te sientas mal, no es personal, Marga es un poco... ¿cómo decirlo? difícil.- Dijo, intentando dibujar una pequeña sonrisa en su rostro.

-No pasa nada, estoy acostumbrada a que no quieran estar conmigo. Creo que me voy.- Y un sonrisa torcida se plantó en la cara de Hope. Estaba lista para irse cuando otra de las chicas habló.

-No te vallas, quédate un poco más, no nos has dado tiempo a conocerte.- Y ese era siempre el problema, se alejaba de la gente antes de que pudieran conocerla del todo, creyendo que así evitaría que la juzgaran, la traicionaran o le hicieran daño.

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Hola bebés. Quería decirles que esta novela la empecé hace bastante tiempo, pero me daba miedo publicarla ya que pensaba que no sería aceptada, pero al  final unas amigas me convencieron y aquí estoy.

Espero que les guste ya que le estoy poniendo mucho cariño en escribirla. Y entiendo que el tema de la fic sea un poco raro pero son los temas que me inspiran. Besos xx.

Don't forget where you belong.// lp. {PAUSADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora