capítulo 7:

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-Ya hemos llegado, protestona.- Liam se la estaba jugando, pero Hope se guardó los comentarios para ella misma.

Liam abrió la puerta de lo que era un pequeñísima tienda, bastante antigua se diría por su apariencia. Entraron y Hope se quedó, literalmente, sin palabras. Aquel era el sitio más perfecto que jamás había imaginado. Frente a ellos había cuatro largas estanterías llenas de discos de vinilo. Incontables. Innumerables, discos de vinilo de todos los grupos de los años en los que siempre había deseado vivir.  The Beatles, Oasis, The Rolling Stones, Elvis Presley, The Doors, The Who, Pink Floyd, y muchos, muchísimo más.

Cuando Hope respiró ese aire con un ligero aroma a antiguo, a sueños, a deseos, a ese algo que llevas mucho tiempo buscando y que por fin encuentras, le embargaron una cantidad de sensaciones, de sentimientos, imposibles de numerar, imposibles de explicar. Se sentía distinta, pero nada había cambiado desde hacia un rato. Se sentía feliz como no se había sentido en mucho tiempo. Se sentía ella por primera vez. Se sentía completa.

Sentía  ese tipo de sensaciones que eres incapaz de explicar, las que aunque lo consigas nadie entiende, nadie valora, a nadie les parecen importantes. Pero que para Hope lo eran todo en aquel momento.

Cuando volvió de su estado de aturdimiento, vio que Liam estaba hablando con el hombre situado detrás de una vitrina llena de artículos de todos los grupos que llenaban aquel pequeño establecimiento. Supuso que sería el encargado de la tienda. Liam estaba apoyado con el codo sobre la vitrina, se notaba que no estaba haciendo mucha fuerza para no romper el delicado cristal. Por una ventana pequeña, casi pegada al techo, entraban unos rallos de sol que se dirigían directamente hacia el cabello de aquel chico de ojos castaños, y que hacían aparecer unos destellos rubios que le sentaban francamente bien. En cuanto este pensamiento le cruzó la mente a Hope, lo echó de ella como si de una mosca se tratara. Se regañó en voz muy baja, y se maldijo por haber chocado contra ese estúpido chico del monopatín y que tenía unos gustos musicales inmejorables, desde su punto de vista.

¿Por qué me has traido aquí?- Le preguntó Hope a Liam cuando este se alejó del encargado y llegó hasta ella.

-He supuesto que te gustaría, es el tipo de sitio en el que habría esperado encontrate.- Le contestó Liam sonriendo, a pesar de que Hope no lo había hecho ni una sola vez desde que habían chocado.

-Ah..- Fue lo único que Hope contestó.

Miraron discos, se podría decir que miraron todos y cada uno de los discos que había en esa extraña tienda. Liam intentaba hacerla reír, pero todos intentos fallidos, aunque eso no hizo que dejara de intentarlo. Hope soltaba una especie de suspiro cada vez que encontraba un disco que le gustaba y miraba la etiqueta con el precio. Cada vez que esto sucedía Liam se ofrecía a comprárselo, pero Hope siempre se negaba a que se los comprara.

Al final acabaron saliendo de esa tienda, pero una pequeña parte de Hope se había quedado ahí para siempre. Algo le decía que siempre que estuviera mal, siempre que estuviera sola, podría acudir a aquel lugar, donde no se sentiría desplazada nunca más.

-¿Quieres que te acompañe a casa, Hope?- le preguntó Liam mientras andaban por la calle de la tienda.

-No, gracias. Sé llegar sola.

-O si quieres podemos ir a mi casa.- Siguió insistiendo Liam.

-Tengo que volver ya.- y entonces Hope recordó que no quería volver allí, que el motivo por el cual había conocido a este chico fuera de sus límites de deducción era porque había salido corriendo de su  casa, porque quería salir de allí y no volver.- Bueno, mejor te acompaño a tu casa, y así damos una vuelta.

 A Liam le extrañó aquel cambio tan repentino en la opinión de esa chica, pero no preguntó. No le sorprendían ese tipo de conductas en Hope, la  chica a la que conocía desde hacía un rato, pero que sabía perfectamente como era, o eso creía él, por lo menos.

 Andaron hacia casa de Liam durante una media hora. Liam vivía cerca del centro, no como Hope que vivía en un barrio a las afueras. Liam vivía en una casa típica de Inglaterra, de dos pisos, con un color ladrillo en las paredes y las tejas marrones oscuras, casi negras. Entraron en la casa, pero Liam no hizo ni el intento de buscar a algún familiar entre las muchas habitaciones, ni siquiera por medio de un grito.

-No hay nadie en casa, no tengo hermanos, hace años que dejé de tener niñera y mis padres están trabajando. Estamos solos.- sin embargo no dijo esto con segundas intenciones, aunque no lo admitiera, Hope notó una pizca de tristeza en su voz. Pero él siguió hablando.- Por eso casi nunca estoy aquí, es  una casa muy grande y muy vacía, me hace sentir solo y miserable.

-Lo siento...-fue lo único que Hope fue capaz de decir, así se sentía ella siempre, aún con mucha gente alrededor.

-¿Qué? No, no pasa nada. No es culpa tuya, ni mucho menos. ¿Quieres tomar algo? Quizás podríamos ver una película.- dijo él mientras la sonrisa volvía a su rostro. Hope se lo pensó un momento, pero finalmente respondió.

-Mmm, sí, está bien. ¿Tienes té o café? Sino no pasa nada.- y por primera vez en mucho tiempo Hope sonrió, y Liam le sonrió a ella, pero no de la misma manera, ni con los mismos fines.

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⏰ Última actualización: Aug 11, 2014 ⏰

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Don't forget where you belong.// lp. {PAUSADA}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora