III

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Yuuri sentía los párpados muy pesados esa mañana, la calidez que rodeaba su cuerpo era demasiado agradable que quería continuar en los brazos de Morfeo

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Yuuri sentía los párpados muy pesados esa mañana, la calidez que rodeaba su cuerpo era demasiado agradable que quería continuar en los brazos de Morfeo.

O mejor dicho, en los brazos de Viktor.

Tan rápido como los recuerdos de la noche en su primer día de celo llegaron a su mente, abrió los ojos. Que linda vista, no podría negarlo. El hombre frente a él era muy hermoso, su expresión relajada delataba que aún continuaba dormido. Yuuri quiso acercar su mano hacia aquellas finas hebras plateadas y saber si eran tan sedosas como lo pensó en un primer momento, pero no se atrevió pues seguía tratándose de un desconocido. Irónico.

«Debo estar loco» pensó cubriéndose el rostro. No atreverse a hacer aquello cuando habían hecho algo peor, considerando la situación.

¡Se había enlazado con un desconocido y lo más seguro es que iban a tener cachorros por su descuido!
Yuuri no sentía ánimos de hacer algún tipo de escándalo, de todas formas no le serviría. El tiempo no retrocedería.

Dejó escapar un suspiro largo y lentamente retiró sus manos de su rostro para contemplar así al joven delante suyo. Sus mejillas tomaron un color carmesí mientras recodarba todo, estaba preocupado también. ¿Qué diría su familia ante tal descuido? ¿Cómo era en realidad Viktor? ¿Era un alfa como los otros, que se creían la gran cosa por ser simplemente dominantes? ¿O en verdad era alguien dulce como había demostrado tratarlo cuando lo hicieron?

«Odio esto» Se lamentó, removiéndose incómodo en su sitio. Viktor se despertó en ese instante, con la misma pesadez que Yuuri minutos atrás, poniendo alerta a este último. Viktor lo sintió, sintió el nerviosismo de parte de su omega e inmediatamente hizo del abrazo en el que estaban uno más posesivo.

Yuuri, ¿estás bien? ¿te duele algo? —Preguntó con total preocupación.—

Que raro era todo eso para Yuuri. Haber entrado en celo, quedarse admirado de un alfa a simple vista y terminar enlazado con él. Yuuri terminó siendo igual a los demás omegas, sin derecho a elegir de quien enamorarse. Pero tal vez eso no era del todo cierto.

Los ojos de Yuuri se conectaron con los celestes de Viktor, y sintió la tristeza y preocupación de este embriagarlo. Su corazón empezó a latir rápido ante la repentina urgencia de querer evitar que el alfa se sintiese así.

Uhm, yo... Y-yo ¿qué debería hacer? —Murmuró Yuuri, siendo lo más sincero. Se habían enlazado, ¿qué seguía? Viktor tampoco lo sabía, su cabeza estaba hecha un lío y ya empezaba a dolerle.

Yuuri, me gus...—Sus palabras quedaron en el aire cuando la puerta de la habitación fue abierta de un fuerte golpe asustando a la pareja.—

YUURI ¿CÓMO ES ESO DE QUE TE HAS ACOSTADO AL FIN CON UN ALFA? —Gritó una mujer, con emoción nada sutil,  de cabellos largos y marrones, sin atreverse a cruzar más allá del marco de la puerta mientras miraba estupefacta a los cuerpos desnudos bajo las sábanas.—

Dueño de mi destino [Viktuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora