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La noche era sumamente fría, silenciosa y tranquila

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La noche era sumamente fría, silenciosa y tranquila. Era natural si se caminaba a horas tan tardes de la noche no encontrar a gente en los alrededores, ni siquiera un alma. Pero él estaba ahí, caminando a pasos tranquilos y lentos en una noche de invierno, con el sonido emitido por las rueditas de su maleta como acompañante.

¡Vitya! –Se escuchó una voz en tono alto y demandante. Pero no lo suficiente demandante para saber si se trataba de un alfa. –

Se encontraba tan perdido en sus pensamientos, recordando, que aquella voz sólo le pareció un susurro.

¡VITYA! –Gritó aquella persona, elevando más su voz al verse ignorado en un primer momento. –

El ruido de su maleta cesó al igual que el de sus suaves pasos una vez se detuvo. De manera desganada volteó la mirada hacia aquella persona que momentos antes clamaba su atención, al ver de quien se trata sonrió un poco.

Oh, Yakov. –Dijo con simpleza, manteniendo sus ojos fijos en aquel hombre mayor de edad y rostro completamente serio. O ¿tal vez molesto? No importaba, Yakov tenía ese gesto la mayor parte del tiempo. –

¿Qué significa esto, Vitya? –preguntó el adverso manteniendo el tono de su voz alto y firme, como siempre.–

¿No es obvio? –Respondió, su sonrisa se hizo más amplia y un tanto divertida a la vez que se giraba para quedar frente a frente a su mayor.- ¡Me iré de vacaciones!

¿Crees que todo esto se trata de una broma? –Gritó otra vez ante la respuesta del más joven, perdiendo la paciencia.-

Ah, Yakov, no tienes que ponerte de ese modo. –Murmuró lo suficiente alto para que el hombre escuchara.- Me lastimas... –Dramatizó, cubriendo la mitad de su rostro con su diestra mientras hacía una mueca de dolor.– Sólo serán unos días. –Concluyó.–

¿Y qué pasará con la propuesta? –Preguntó Yakov, ya más tranquilo.–

Esa pregunta fue suficiente para que el gesto en su rostro cambiara drásticamente sin poder evitar disimularlo, Y Yakov lo notó, pero no dijo nada. Conocía mejor que nadie al alfa frente a sus ojos, a pesar de verse como un hombre imponente y de buen porte, sabía que Viktor era todo lo contrario. Viktor era una persona sensible y llena de sentimentalismo.

La propuesta sigue en pie, nada lo va a cambiar. –Suspiró, peinando sus platinados cabellos hacia atrás.– No es algo que pueda evitar después de todo, ¿verdad?

Yakov solo asintió antes de sentir los cálidos brazos de Viktor alrededor de su espalda, como era costumbre.

Nos vemos. –Dijo Viktor en voz cantarina una vez se separó del hombre mayor, para luego tomar su maleta y despedirse con una mano mientras se perdía poco a poco en la tenue oscuridad de las calles de Rusia.

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Dueño de mi destino [Viktuuri]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora