PARTE I: El comienzo

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-Márchate Potter. He tenido suficiente con tus juegos. – suplicó Draco.

Harry lo miro incrédulo. En la mente del pelinegro solo existía una razón para el comportamiento dramático del rubio, el chico estaba molesto porque no se había contactado con él desde hace dos semanas.

-Draco – le llamó con cariño – El jefe de aurores no para de darme misiones, así que he estado ocupado los últimos días. Lo lamento.

-¿Crees que soy estúpido? ¡Por una maldita vez dime la verdad! – gritó Draco perdiendo la paciencia.

-Estoy diciendo la verdad – replicó el pelinegro acercándose al rubio. Harry alzó su mano derecha para acariciar la mejilla de Draco pero este la aparto con un movimiento brusco. – ¿Qué demonios te pasa? Puedes decírmelo, por favor.

El rubio camino hacia el otro extremo de la habitación. Paró frente a la ventana y aprecio el bello jardín de la Mansión Malfoy. Cerró los ojos recordando cuantas veces había tomado una taza de humeante café mientras Harry le abrazaba por la espalda y sus suaves manos aprisionaban su cintura en un claro acto de posesión. Como una idiota serpiente creyó en sus palabras, se dejó atrapar por la imagen del Harry Potter noble y benévolo destinado a ser el salvador del mundo mágico.

-Draco, estoy esperando tu respuesta – solicitó Harry sacando al rubio de sus minutos de reflexión.

-Nuestra relación, lo que sea que tenemos vamos a terminarlo. Ahora, hazme un favor y vete – dijo girándose para darle al pelinegro una última mirada. Hasta el final Potter continuaba siendo extremadamente sexy. Sentado en el sillón favorito de Lucius Malfoy con las piernas cruzas cubiertas por el ajustado traje de auror. ¡Suficiente! Se recrimino así mismo, de continuar en la misma línea terminaría cediendo a esos penetrantes ojos verdes que de solo verlos poseían la habilidad de arrogar sus decisiones al profundo pozo del olvido.

-Vamos a dejarlo por hoy. Me voy a casa – concedió Harry sabedor del poder de su atractivo sobre el rubio – Olvida esa estupidez de romper. Me perteneces Draco Malfoy, tú y tu magia están unidos a mí.

Draco estaba por replicar a su arrogante afirmación cuando Harry desapareció. De repente el rubio se sintió débil, notó como su ritmo cardiaco disminuía y un frío intenso envolvía sus extremidades. Confundido camino hasta el sillón en el que había estado el pelinegro y se sentó.

-¿Qué está pasándome? – musitó para sí mismo.

La temperatura continuaba descendiendo aunque extrañamente no le dolía, sus brazos y piernas se estaban acostumbrando al frío. Del dorso de su mano izquierda salió un pequeño destello de luz azul y ahí fue cuando lo comprendió. Era magia ancestral pura. La varita guardada en el bolsillo interior de su túnica empezó a vibrar buscando con desesperación escapar de su confinamiento. Draco la saco y apuntó hacia el dorso de su mano, inmediatamente la varita reacciono extrayendo un fino hilo de magia azul. La hebra azulada bajo hasta sus pies y desde ahí inició un ascenso en espiral asegurándose de rodear completamente el cuerpo del rubio.

Draco contemplo atónito como la magia subía por su cuerpo provocándole un cosquilleo en cualquier porción de piel tocada. Por momentos el cosquilleo se transformaba en un pinchazo caliente como si picaran con una aguja ardiente. Justo antes de llegar a la altura de sus ojos la línea azul se desvaneció dejando un soplo helado que le despeino su siempre bien arreglado cabello.

-Es sencillamente maravilloso – exclamó extasiado.

Se apoyó en el respaldo del gran sillón de cuero negro. Respiro profundamente y coloco la varita sobre la mesa de centro frente a él. Observo con escepticismo como su mano tenia incrustados algunos trozos de vidrio, acercó los dedos a su cara y temeroso los movió de arriba hacia abajo percatándose de su error. No eran trozos de cristal sino pequeñas escamas blancas casi transparentes. Draco corrió asustado por los pasillos de la mansión hasta encontrar un espejo de cuerpo completo. El reflejo le mostro un Draco Malfoy con el rostro repleto de escamas, si alguien lo veía ahora lo tomarían por un fenómeno con ojos grises y cabello rubio. Se encontraba completamente repugnante. Súbitamente su cara se alargó, sus pies rompieron los carísimos zapatos de piel exquisita dando paso a unas afiladas garras, su sedosa cabellera se tornó blanca. Despavorido lanzó un grito desgarrador el cual termino escuchándose como el alarido de un animal herido. Todo su cuerpo se volvió preso del dolor, sintió sus huesos quebrarse, su piel rasgarse.

Antes de perder el conocimiento Draco pensó que así debió sentirse el profesor Lupin con cada transformación.


NOTAS DEL AUTOR: Es mi primer Fanfic del mundo de Harry Potter y obviamente de esta pareja, intente crear personalidades maduras de los personajes en el afán de agilizar la trama. La historia probablemente tiene muchos defectos y un estilo inusual pero espero sus comentarios. Gracias por leer. NO SE PERMITEN COPIAS Y/O ADAPTACIONES.


DOMADOR Y DRAGÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora