PARTE II: El otro domador

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Jefatura del área norte, Reserva de Dragones. Cárpatos Meridionales. Diciembre 22.

El auror Weasley entró a la oficina de su hermano Charlie apresurado, esa mañana lo habían mandado a llamar para entrevistarse con el domador de Draco. Según las palabras de Thomas, se trataba de un mago muy poderoso e importante a tal grado de presentarse con el mismo Ministro de Magia de Inglaterra solicitándole una visita a la Reserva de Dragones con la clara intención de recuperar a su dracul.

-¿Qué demonios está pasando? – preguntó Ron golpeando con los puños el escritorio de su hermano mayor.

-Calma, Ron. El señor vendrá en unos minutos, ha hecho el papeleo correspondiente y el departamento de aurores dio luz verde, no estamos tratando con un mago oscuro. Hablará contigo antes de ver a Malfoy, posiblemente se lo lleve hoy.

-¿Llevárselo? ¡Merlín, no es un objeto! – Gritó el pelirrojo furioso - ¡Tienes que impedirlo, Charlie!

-Está fuera de mis manos – se disculpó sacando un pergamino del cajón de su escritorio y ofreciéndoselo a Ron – Malfoy entro en calidad de un ejemplar albino de Ridgeback Noruego, la información de su condición de dracul se ha manejado con cautela, solo los altos mandos conocen el caso a fondo y legalmente fue registrado por el Departamento de Regulación y Control de Criaturas Mágicas como un simple dragón. Si el dueño lo exige estamos obligados a devolverlo.

-Papá como Ministro de Magia...

-No puedes pasar tu vida conteniendo a Malfoy. Terminaras haciéndote daño a ti mismo.

Ron iba a replicar cuando la puerta se abrió dando paso a un hombre enfundado en un elegante túnica verde. El pelirrojo menor lo observo a detalle; el indomable cabello negro, las gafas y la peculiar cicatriz en la frente.

-¿Harry? – pronunció atropelladamente obteniendo como respuesta un efusivo abrazo.

-¡Ron! ¿En dónde te habías metido, compañero? Dos cartas al año no justifican tu ausencia – recriminó el pelinegro palmeándole el hombro.

-Lo siento, he estado ocupado.

-Descuida, Charlie ya me lo ha contado todo. Gracias por cuidarlo.

-De nada – enunció forzándose a sonreír.

-Una entrevista es innecesaria, lleva a Harry con Malfoy – ordeno Charlie animando a ambos hombres a salir de su oficina.

El traslado de la Reserva de Dragones a la cabaña duro media hora con Ron montado en su escoba y Harry en la propia. Potter se divertía haciendo piruetas y provocando al pelirrojo para seguirle el juego al mismo tiempo que le preguntaba por su vida entre dragones, Ron apenas le respondía, sin embargo eso al salvador del mundo mágico parecía no importarle porque continuaba bombardeándolo de preguntas. En definitiva el tiempo había obrado con malicia invirtiendo los papeles.

Para el momento en que ambos aurores llegaron Harry bajó de la escoba como un experto dirigiéndose a la entrada principal, botó la escoba a un costado de la puerta y se metió. Ni siquiera se detuvo a tocar o a esperar al pelirrojo. Emocionado, Potter se adentró al hogar recorriendo habitación por habitación sin encontrar a Draco.

-¡Draco! ¡Draco! – le gritaba desesperado.

-Harry, tal vez está en la muelle – indicó su mejor amigo mostrándole el camino hacia el lugar mencionado.

Antes de traspasar el umbral de la pequeña puerta Potter se detuvo, su corazón se agito, sus ojos brillaron. Sentado con las piernas cruzadas como un niño Draco leía un viejo libro azul. Ron por su parte también freno sus pasos apreciando al dracul enfundado en suéter rojo diseñado por Molly Weasley, el cual le queda exquisitamente.

DOMADOR Y DRAGÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora