5- La primavera llegó

121 13 3
                                    


Después del desayuno, yo estaba lavando los platos como siempre cuando alguno de ellos cocinaba, Hoseok siempre me ayudaba pero estaba vez él no estaba en casa. Últimamente casi no lo veía. 

- ¿Tae vino a casa anoche? – Pregunté.

- No, seguramente conoció alguna chica anoche.

- Seguramente.

- ¿Desearías... algunas veces, que TaeHyung fuera diferente?.

- No, ¿por qué lo haría? Él es feliz así... ¿Por qué no fuiste con él?

- Sí fui, pero me aburrí. Tú misma lo dijiste, esa vida no me hace bien. ¿No crees lo mismo de Taehyung?

- ¿Por qué me preguntas tanto sobre Taehyung? 

- Por nada, sólo curiosidad. 

- Creo que uds dos son muy diferentes. Él es lo suficiente "fresco" para eso y él está feliz así. Tú comenzaste a jugar con chicas porque estabas buscando algo, supongo, que no encontraste ese algo en varias.

- ... somos diferentes... - Repitió como tratando de entender algo - diferente ¿mejor? - se señaló.

- ¿Mejor? ¿A qué te refieres? - No pude contener una risita.

- Olvídalo. Estuve pensando y .. quiero mostrarte un lugar.

- Ok 

- Pero es lejos y tendríamos que pasar la noche allá.

- ¿Dónde? – Dije con sospecha. 

- No te lo diré, tendrás que confiar en mí. - Sonreía con emoción. Por mucho que me gustara Jin yo siempre tenía dudas con respecto a él. Tal vez era porque aún tenía miedo de volverme a enamorar.

- No, no iré a ningún lado contigo si no me dices.

- Empaca lo necesario. Saldremos en una hora.

- Jin!

- Así es, tendremos que ir en carro, si nos apuramos podremos ver el atardecer allá.

- SeokJin! 

- No puedo decirte, es .. un secreto. Nadie sabe. Voy allí cada primavera... - Su tono de voz se tornó algo nostálgico. - Tienes que confiar en mí.

- Estás actuando muy extraño.

- No. Sólo quiero llevarte a ese lugar. - Dijo haciendo pucheros. Ya, era imposible decirle que no cuando hacia eso.

- ¿Qué debo llevar? – Dije con resignación y él sonrió.

-------

Que guapo se ve Jin cuando maneja. Andrea, disimula. Habla de algo.

- ¿A dónde es que vamos?  

- Deja de preguntar. - Suspiré y él le subió el volumen a la música, estaba feliz cantando y conduciendo. 

- Ok, cierra tus ojos, ya casi llegamos tal como lo predije, antes del atardecer.

- ¿Qué? No voy a cerrar mis ojos, ¿qué tal si me llevas a una casa embrujada para robar mi alma?

- JAJAJAJA, basta Andy - Así me decía él - Detendré el carro si no cierras los ojos.

- Pues tendrás que obligarme porque haré trampa.

- Ok – Se detuvo y amarró una bufanda sobre mis ojos - ¡Dios! ¡Eres tan caprichosa!.

Jin condujo de nuevo. Por mi parte, me sentía muy incómoda, sin ver, sin saber nada, así que esperé en silencio. No sabía que cantaba así de angelical.

Castillo de NaipesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora