17- Decisiones

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Volteamos al mismo tiempo y yo, particularmente, me estremecí al ver a Jin allí viéndonos. No era la mejor manera de enterarse.

- Escoge con cuidado tus palabras – dijo Tae sin más ni nada. Jin sólo se quedó allí esperando respuesta.

- Creo que no es momento para ponernos tensos - Dije advirtiéndole a ambos, tomando Tae por el brazo y casi dispuesta a meterme entre los dos.

- No, esperen un momento. Uds dos...

- Sí – dijo Tae – Simplemente pasó – Tae me miró y mi sonrisa fue inevitable.

- Siempre dijiste que tú no la podías hacer feliz, que ella no era tu tipo, que por eso te alejabas... - dijo dirigiéndose a Taehyung y después me miró – ¿Y tú? Me decías que él era lo suficiente "relajado" para poder andar de chica en chica, ¿qué es esto ahora?

- Creo que eso ya no es asunto tuyo – Dije con seguridad.

- Pero ¿por qué ella? – le preguntó a Taehyung.

- Jin, no fue planeado, simplemente pasó.

- ¿Desde cuándo?

- Hace unas pocas horas – Tae respondió.

- Ann... ¿qué pasó?

- ¿De qué hablas Jin? Ni siquiera deberías... ¡¿a ti qué te importa lo que yo haga?!

- Pues sí me importa, aún me importas. Me preocupa tu felicidad.

- ¡Ay por favor! – dije, la rabia me impedía hablar. ¡¿Cómo se atreve?!

- Su felicidad está conmigo. Entiéndelo, acéptalo y lidia con eso. Esto va en serio.

- ¿Tu felicidad está con él? – Me preguntó con tristeza.

- Sí. - Respondí segura.

- Ok. – Jin extendió la mano en la que tenía uno papeles – Vine a traer esto.

Tae le recibió los papeles y Jin se fue. Me dolía ver a Jin así de desorientado, él siempre iba a ser importante para mí, así ya no lo quisiera como hombre siempre me iba a preocupar por él. Sabía que no era mi responsabilidad y que la felicidad de Jin era exclusivamente problema de él, pero era inevitable volver a recordar esos momentos que compartimos.

- Ann

- ¿Ah?

- Háblame.

- No sé, fue un momento incómodo.

- Entremos al apartamento.- Me agarró de la mano y entramos, nos sentamos en la sala. – Por favor, se sincera conmigo.

- ¿Disculpa?

- Sé que Jin es importante para ti, a pesar de todo lo sigues queriendo, lo puedo ver en tus ojos – Bajé la mirada, era cierto, pero ya no lo quería como antes – Sin embargo le dijiste que tu felicidad está conmigo. – Lo volví a mirar a sus ojos, eso también era cierto, solo con mirar a mi Tae a sus hermosos ojos cafes sabía que todo iba a salir bien. Esa sensación jamás la había sentido yo antes con nadie. Así que fue inevitable como una sonrisa se dibujó en mi rostro.

- Así es TaeTae.

- La decisión que tomes la aceptaré.

- No tengo nada que pensar, Jin fue parte de mi vida, pero quiero que tú tengas el resto de ella. – vi como una sonrisa triunfante se asomó en su rostro.

- Wow! – Se acercó y me dió un beso de felicidad. – Nunca me voy a cansar de hacer esto. 

Nos besamos durante un largo rato. Me encantaban sus besos, y por lo visto, a él los míos. De pronto era porque teníamos mucho deseo reprimido durante todo este tiempo siendo sólo amigos, o de pronto era porque teníamos una química increíble. No queríamos separarnos aprovechaba cada oportunidad para pasar mis dedos por su sedoso cabello, eso lo volvía loco.

- Así que te gusto, ¿eh? - Sonreí sola.

- Tus besos pueden volver loca a cualquiera - Volví a tomar su cabello por la parte posterior de su cuello, Tae se estremeció y se mordió el labio.

- ¿Te parece? – dijo en tono bajo con media sonrisa seduciéndome aún más. 

Me miró con deseo. vi cómo su rostro se transformó, su sonrisa se fue desapareciendo y la alegría de sus ojos comenzó a desaparecer cuando el deseo se apoderó de ellos 

- Solo me interesa volverte loca a ti - Vi cómo de repente él comenzó a respirar ansiosamente. 

Dejó una de sus manos en mis caderas y la otra subió por mi espalda hasta llegar a mi cara mientras yo quedaba inmóvil ya capturada por el deseo también, así que dejé que me besara donde él quisiera. Mis manos comenzaron a recorrer por su espalda y las suyas por cada parte de mi cuerpo que alcanzaba. Sus caricias eran seductoras, apasionadas pero gentiles. Estaba totalmente derretida en sus brazos, no podía detenerlo, no quería. Quería sus manos por todo mi cuerpo, que sus labios no se detuvieran.

- Annie – Dijo a un centímetro de mi boca.

- ¿Mm? – Le respondí agitada.

- Me encantas, me atraes mucho, mi cuerpo te desea. - Recorrí su pecho con mis manos hasta llegar a su cadera, empuñe mis manos tomando su pantalón y lo acerqué hacia mí.

Me besó con urgencia por un tiempo, luego llevó sus manos hasta mis muslos y me alzó besándome aún, lo rodeó con mis piernas y él fue dando pasos hasta llegar a su habitación. Me sentó en la cama y me acostó sin dejar de besarme. Tae dejó caer su peso sobre mí abriéndose paso entre mis piernas. Deje que sus caricias me transportaran y comencé a subir su camisa para quitársela, él desabotonó mi jean y nos seguimos besando sin decir nada más, solo disfrutando de nuestra química. Después de unos minutos estábamos en ropa interior, él encima de mí besándome y moviéndose de rítmica y suavemente.

– No te imaginas cuánto te deseo – dije susurrando cerca de su oído una vez estuvimos completamente desnudos.

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Nos quedamos abrazados, Tae no dejaba de acariciarme, y yo totalmente satisfecha, como nunca antes, acariciaba su pecho y sus abdominales mientras le daba pequeños besos. Quería comérmelo a besos. Tae era perfecto, ¡¿cómo no lo había visto antes?!

- Eres un buen seductor – le dije acercándome para besar sus labios.

-  Esto fue más que eso, le hice el amor a la mujer que adoro. – yo me quede callada, sonreí y me volví a acostar sobre su pecho.

- Está pasando todo muy rápido, pero algo malo no puede sentirse así de bien. –dije coqueteando.

- Confía en nosotros hermosa. Esto es en serio.- puso mi mano sobre su pecho - Te quiero conmigo siempre. – Sonreí. Pero mi mente no salía de los momentos seductores.

- Igualmente eres un seductor asombroso – dije bromeando y él rió.

- Te adoro – me besó con pasión.

- Y yo a ti – me abrazó.

Nos volvimos a acomodar en la cama acostados y muy abrazos, mis manos se dedicaron a rozar su pecho y sus brazos, él se dedicó a acariciar mi espalda y mi cabello. Estuvimos toda la noche dedicándonos a nosotros. 

Castillo de NaipesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora