—Pensé que te gustaba dar clases —se encogió de hombros.
—Bueno, sí, pero…
—No puedes casarte y dar clases, ¿no es así?
—No —contestó con firmeza.
El camarero les trajo las ensaladas en ese momento. Anastasia no quería
discutir acerca del cuidado y atención que necesitaban hombres como José y Ray.No tendría tiempo para dar clases.
Tomó un poco de vino y se concentró en la ensalada, que consistía en puntas de espárragos con lechuga y un aderezo delicioso de mostaza y hierbas finas.
—Es mejor que las "burritas", ¿verdad? —sonrió Christian.
—Nunca las he comido.—Eso lo podemos remediar con facilidad.
—No es necesario —no quería pasar más tiempo con su jefe.
—Yo creo que sí lo es. No tienes por qué probarlas si no lo deseas —añadió con naturalidad—. Conozco un excelente restaurante mexicano en un lugar llamado Hermosa. Podríamos ir la próxima semana.
—Pero…
—No me digas que lo consideras poca cosa para ti.
—¿Por qué imagina algo semejante?—se molestó la chica.
—Tal vez por la forma en que nos trata a nosotros los plebeyos; como si fuéramos a contagiarte alguna enfermedad.—¡No es cierto!
—¿Estás segura? —Anastasia estaba a punto de ignorarlo, cuando el camarero llegó para servirles el pescado.
Christian comió con rapidez. Anastasia tenía hambre, así que la charla llegó a su fin. No le agradaba en lo absoluto la opinión que tenía de ella, aunque si así él se alejaba, era preferible.
Al terminar de comer empezó a hablar para que Christian no continuara entrometiéndose en su vida.
—Creo que sería conveniente preparar a su hermana para su carrera.
—Lo estoy haciendo. Tú eres lo mejor que le ha pasado a Mía.
—No creo que… —bajó la cabeza.
—Deja de ser modesta. ¿Quién te arrebató la autoestima?
—¿Perdón? —preguntó abruptamente.
—Si es que conservas algo de ella. Aunque, la mayor parte del tiempo, no existe.
—Vaya, señor Grey…
—Christian.
—Usted es mi jefe.—Entonces me llamarás como yo te lo pida. ¿Por qué eres así, Anastasia steel? —la observó con curiosidad.
—No deseo darle explicaciones personales —apretó los dientes.
—Supongo que no. Tendrás que tolerar que siga hurgando hasta encontrar todas las pruebas.
—No le asiste ningún derecho para inmiscuirse en mi vida.
—Por supuesto que sí —replicó. Anastasia lo miró con enojo—. Estoy
interesado en ti.—Yo no siento curiosidad por su vida, ni por usted.
—¿No?
—¡No! Mis anhelos están centrados en otro hombre.
—Ah, sí, el flautista —mencionó la última palabra con el mismo entusiasmo con el que Ray diría "jugador de voleibol".
—José es un músico maravilloso, talentoso y sensible.
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Destinos Opuestos [Adaptada]
RomanceElla aceptó la salida que le ofreció Christian Grey. Realmente, Anastasia no tenía mucho dónde escoger cuando sus planes de verano se vinieron abajo. La hermana de Christian necesitaba una maestra de música y chaperona y Ana necesitaba un trabajo. P...