Capítulo 5.

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Pasaron un par de días y no estaba sucediendo nada, mi currículo había estado ya suficientemente tiempo como para que lo revisaran pero no estaba pasando en realidad nada y yo estaba comenzando a preocuparme. Llegó entonces el veintidós de septiembre y en boletín del zoológico apareció algo que no me esperaba, los resultados de la elección de pasantes, rápidamente revisé con cuidado buscando en la corta lista mi nombre, pero no estaba.

Sentí como si mi corazón se detuviera por unos segundos, yo no había estado elegida y no sabía por qué. Tomé entonces mi computadora, y sin mayor preámbulo abrí mi correo electrónico en busca de una respuesta, ahí estaba, haciendo alarde en mi bandeja de entrada. Entré dándole un clic para posteriormente descubrir que lo que decía a continuación era un completo insulto hacia mi persona. Al parecer el personal de zoológico pensaba que gracias a mi secuestro y a mi pequeño físico (que al parecer habían visto en algún nota del periódico que hablaba sobre sobre mi caso) yo no era la candidata más apta para el trabajo. Porque como ellos citaban "Necesitaban personas con una enorme capacidad física y una mente enfocada" y al parecer yo no tenía ninguna de ellas.

Me levanté echa una rabia y lancé el periódico directo al contenedor de metal que estaba unos cinco metros más allá.

— ¡Joder! —gruñí.

Lauren alzó la vista, ella estaba sentada en el sillón de una plaza que se encontraba frente a mí, y mi arrebato agresivo le había causado un sobresalto.

— ¿Qué sucede? —preguntó ella dejando a un lado su libro para prestarme atención.

— ¡Sucede que para esta gente soy una enferma mental que no aguantaría ni un golpe! —exclamé caminando de un lado a otro de la habitación como león encerrado, o más bien como lobo encerrado...

—Hey —dijo Lauren con calma y se puso de pie haciendo que yo me quedara quieta— ¿Qué pasó?

—Hice una aplicación —contesté respirando profundo— pero no me escogieron porque no tengo una enorme capacidad física ni una mente enfocada —suspiré— en verdad lo quería.

Lauren miró mi laptop y leyó el correo.

—Entonces son estúpidos —dijo ella revisando el e-mail que yo había enviado con mi currículo, ella lo leyó y cuando terminó levantó la cabeza e hizo una mueca— no se en verdad porque no te habrán escogido, es perfecto, es decir... ni siquiera yo sabía que sabías tanto sobre el bosque. Incluso parece que viste lobos allá.

Yo me encogí de hombros mientras dejaba que todos los músculos en mi rostro se quedaran quietos mientras yo sentía como me rompía por dentro; mi espera había fracasado y ahora yo ya no sabía qué diablos hacer.

—Lo siento nena —se disculpó Lauren dejando mi laptop sobre la mesita de centro y dándome un par de palmadas en el hombro.

—No tienes que disculparte, no es tu culpa —sonreí leve y bajé la tapa de la computadora, caminé a mi habitación y busqué un sueter, me lo puse y salí directo hacia la puerta.

— ¿A dónde vas? —preguntó Lauren quien ya había recuperado su libro y ahora usaba sus dedos para no perder la página.

—Solo necesito caminar —contesté señalando la puerta con uno de mis pulgares, tomé mis llaves de la barra que separaba la cocina de la sala y abrí la puerta.

—No vuelvas tarde —dijo ella— mañana tenemos examen.

Negué con la cabeza antes de cerrar la puerta y salí del apartamento, entré en el elevador y una vez abajo tomé el autobús que me llevaba hacia el centro de la ciudad. Mi celular vibró con un mensaje de Dominic, pero no quise leer lo que decía, él era la persona con la que menos me quería reunir ahora así que lo evitaría por completo.

El tigre de otoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora