"Normalidad"

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Creo que tengo la mochila hecha, creo. Mañana partimos hacia el norte, pero no con miedo de que nos maten, no, sino con la euforia de que la tierra sobrevivió a su propia Apocalipsis, aunque ahora su superficie se componga solo de islas.
Desde aquel día no soy el mismo, cuando se recuperó el tiempo retrocedido desde el laboratorio, en vez de expresar mi deseo de volver a la normalidad anterior a ese momento, pensé en como acabaría todo aquello si todas las personas a las que quería sobreviviesen, aún en condiciones extremas y con traumas psicológicos, para algo existe la eutanasia...
Puede que ninguna de las personas, con las que espero terminar ese camino al que llamamos vida, me atraigan y provoquen para procrear y terminar de poblar esta región, desde hace tiempo isla, a la que llamamos Pirineos. El plan para el campamento de 15 días es explorar el resto desconocido de la cordillera. Tememos que la isla se acabe en precipicios, ya que si viniese alguien en bote en busca de ayuda, sería muy complicado asistirle tanto médica como mentalmente. Ayuda mental se preguntarán. Pues dejen de hacerlo, no se cuanto después de escrito se leerá este diario, pero lo que hizo la FH fue bastante feo, no solo aniquilaban, sino que trataban a la gente como los nazis a los judíos. Lo único que no en campos de concentración, sino en recintos en los que solo escuchabas, según llegabas al, llamémoslo establecimiento, te sacaban los ojos sin cirugía, así se aseguraban de que si sobrevivías antes del fin, no tuvieses forma de explicar al resto superviviente y fugitivo, de como liberar a los encarcelados.
Hubo una vez que recibimos a un superviviente, no puede ser fugitivo, les recuerdo que eran todos tuertos de ambos ojo. Nos explicó, después de mucha insistencia debido a sus traumas y su tendencia, por momentos, autista, que les encarcelaban en jaulas de cemento macizo para que, si eras muy torpe, murieses del traumatismo de los golpes. Aparte de eso eran todo pequeñas palizas y algún que otro trabajo manual para el que se necesitaran los ojos. Nos contó que el tenía una estrategia: medir en pasos la diagonal de la altura de la jaula, eran celdas triangulares, y quedarse siempre en el medio. Otra era medir los días no por la frecuencia de las comidas, como había leído en muchos libros juveniles de distopías, sino hacerlo por los ciclos de sueño. Supo que muchas veces introducían calmantes en forma de gas en la estancia o en la comida, pero aún así el sueño es mas fiel que la comida, ya que en muchas ocasiones se sintió guturalmente hambriento. Justo después de contar eso tuvo una crisis nerviosa, salió corriendo por donde había venido, durante su retención desarrolló un sentido de la orientación increíble, y lo último que vimos fue un cuerpo que se hundía poco a poco en lo que antes era las afueras de Frankfurt (am Main). Termino aquí debido a mi inminente siesta nocturna de 8 horas.

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