Capítulo 3

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Desperté casi escupiendo mis órganos cuando vi un papel arrugado tirado en el piso. Pensé que había sido el ticket de consumición del bar (No me quería imaginar lo que habíamos gastado en alcohol) asique lo ignore y me metí a la ducha. Ah, sobre Liz: Tenía los pelos como si le hubieran tirado un bomba de chicle, los ojos rojos y bueno, en resumen parecía cualquier cosa menos una mujer.

Termine de bañarme, me cambie, tome los libros del universidad y salí. No intente despertar a Liz porque estaba segura que me iba a putear en su idioma pero lo iba hacer, por eso la deje dormir a la pobre piltrafa.

Estaba abriendo el ascensor cuando, PUM, hermoso ser humano aparece.

—Alex, ¿Vas a la universidad?—George estaba elegante. (No, no era con un esmoquin, flores, chocolates y una propuesta de matrimonio)

—Sí, justo estaba por salir…—

—Ah, yo también. ¿Te llevo?—

— ¡SI!—Creo que lo asuste porque dio un salto hacia atrás. Seguramente parecí una psicópata.

Intercambiamos sonrisas y entramos al ascensor. Palpe mi bolsillo trasero del jean y pude confirmar que había olvidado el celular en el apartamento. <<Mierda>> Pensé.

—George, soy lo suficientemente estúpida para olvidarme mi celular en el apartamento. Es un segundo solamente. —Abrió la boca pare decirlo algo pero yo ya había salido del ascensor.

Mientras buscaba aquel estúpido aparato que al parecer jugaba a las escondidas, encontré el ticket de consumición pero no me convencía del todo aquella suposición. Lo abrí.

Te prometí que nos íbamos a volver a ver.

PD: Tus nalgas son ardientes.

Automáticamente me acorde de aquel criminal seductor. Había estado en la disco aquella noche y había sido la razón por la cual interrumpí el momento con George. Bueno, casualidad. Ignoré totalmente la nota, tome mi celular y volví al ascensor con el Adonis personificado.

Llegamos a planta baja y me subí a su auto (Por cierto, me abrió la puerta antes de subirme. ¿No es perfecto?) Fuimos todo el recorrido charlando sobre nuestra vida porque en realidad no lo conocía nada ni él a mí. Hablamos sobre nuestros gustos, la infancia, la adolescencia, todo era bello hasta que las anécdotas quedaron en el olvido cuando menciono las dos palabras que se transforman en dagas en llamas.

—Tengo novia—

Me dolió. Las dagas se enterraron hasta mi corazón, lo prendieron fuego y después bailaron sobre sus cenizas. Me quede callada y me limite a sonreír, por suerte llegábamos a la universidad por lo que le dije gracias y salí del auto dando un portazo.

Refunfuñe hasta llegar a mi clase. Cualquier materia me iba a enfocar porque si seguía pensando en la novia de George iba a tener que escribir un libro de puteadas.

Volví al apartamento y me tire en la cama. Gire mi cabeza y como era de esperar Liz seguía en la misma posición. Como buena amiga, la levante y la metí a la bañera, la limpie toda y después hice de comer. No esperaba que hablara pero mínimo un “Grashiaaas” estilo borracho, sin embargo todo lo que dijo no entendí nada. Hice que comiera y la volví acostar. Yo por otro lado, me quede mirando un maratón de CSI cuando un sonido agudo sale de mi lindo aparato (Que se sepa el sarcasmo hacia mi celular. Lo odio, no hay aparato más prehistórico que el mío) Era un mensaje. (Sí, mi celular no tiene Whatsapp, ni BlackBerry Messenger ni nada de eso. Es como una piedra)

Estabas acompañada de alguien en la disco…Pensé que me ibas a esperar.

Firma: Tu Criminal Sexy

No sabía si reírme o mandarle un mensaje puteandolo, pero mi mente fue más rápida y unas preguntas aparecieron: ¿De dónde había sacado mi número? ¿Por cuánto me había estado viendo en la disco?

Me asuste pero por lo menos no sabía dónde vivía o eso creía. No me deje llevar por mis pensamientos de cobarde y me fui a la cama, después de todo si llegaba a enterarse de algo importante llamaría a la policía.

Lizzie se despertó antes que yo y por fin hablaba español. Le conté sobre George y su novia, pero a medida que le narraba lo que me había pasado con él me acorde que había intentado besarme en la disco asique o me mintió sobre su novia o es un mujeriego sin remedio.

Terminamos el desayuno y marchamos hacia la universidad. Teníamos clases distintas asique volvería a ver a Liz en el apartamento.

Nos separamos en un pasillo y yo seguí hacia la puerta de mi clase. Antes de entrar mi celular comenzó a sonar.

Ese jean que traes es demasiado ajustado. Deberías dejar de provocarme.

Firma: Tu Criminal Sexy

Me mire el jean que traía y luego comencé a escribir.

Deja de ser pervertido y deja de acosarme.

Firma: Vete al diablo.

Apague el celular y deje que el arte, los pintores y el suplente apuesto invadieran mi mente.

Cuando regresé al apartamento ya era de noche. Le mostré el mensaje a Liz esperando que me diera un consejo de amiga incondicional pero la muy idiota comenzó a reírse.

— ¿Y si le das una oportunidad?—En ese momento pensé seriamente en lo que había tomado Liz la noche de la disco. ¿Estaba loca? ¿Cómo iba a dejar que un criminal entrara a mi vida?

—Liz…—Estaba calmada y le quería decir lo que pensaba de forma pacífica y tranqui…— ¿VOS ESTAS LOCA O EL ALCOHOL TE QUEDO EN EL CEREBRO?

Soltó una risa y me acaricio el pelo esperando que yo me calmará.

—Vamos, Alex. Un chico malo puede ser divertido en tu vida. —Suspiró, se acomodó en el sillón y siguió—Ignora un poco que es un criminal e intenta ver más allá de lo malo.

Liz me había sorprendido. Desde que estaba en la universidad su madurez había crecido y odiaba admitirlo pero tenía razón. Ella se fue a dormir y me dejo a mí pensarlo.

Me llevo tiempo decidirlo pero me anime. Sentía que estaba rompiendo todas las leyes y que me iban a mandar a la cárcel pero valía pena arriesgarse.

Prometiste verme ¿No? Bien. ¿Dónde? Y ¿Cuándo?

Firma: Vete al diablo, perdón, Alex.

Suspiré. Pero no fue un suspiro de cansancio sino de alivio. A los cinco minutos, volvió a sonar.

En tu casa. Ahora. ¿Me puedes abrir?

Firma: Tu Criminal Sexy.

Amor CriminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora