Capítulo 4

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Me quede confundida porque no tocó el timbre ni había ruido en el pasillo del apartamento. Con el pijama todo arrugado, unas pantuflas con la cara de un dibujo animado famoso y mi cara de “Hay un criminal seductor en la puerta de mi edificio”…Estas cosas no pasan todos lo días.

Arrastrando las pantuflas llegue hasta la puerta y mire por la mirilla, había un joven guapo con ojos celestes.

—Sé que estas mirando por la mirilla. —Sonrió y acerco su ojo. — ¿Te gustan mis ojos celestes, verdad?

Soltó una risita y yo me aleje. Respire hondo y destrabe todas las seguridades que tenía en mi puerta. Lo deje entrar. Hizo una entrada triunfal y debo admitir que me babosee por él pero ni sabía quién era, ni cuantos años tenía, solo que le gustaba robar bancos y besar a chicas gritonas. Se sentó en el sillón y coloco sus botas de motoquero rebelde sobre mi mesita de vidrio. Refunfuñé.

— ¿Cómo conseguiste mi número? ¿Cómo sabias a que cual universidad asisto?—Tire las preguntas que venía teniendo en mi mente desde hacía mucho. Él sonrió.

—Trent Stolle. Mucho gusto. —Extendió su mano hacia mí. La estreche y luego me la besó como si fuera una reina.

—Alex O´ Connor. Mismas preguntas—Me sentía toda una policía.

—Trata de relajarte…—Se hundió en el sillón y bostezo. —Yo quiero conocerte, tú quieres conocerme. Charlemos. —Palpó el almohadón con intención de que yo me siente a su lado.

Sin muchas ganas accedí. Baje sus piernas groseramente y luego deje que mi trasero empijamado se sentará junto a él. Su cabello era color azabache, sus ojos eran más intensos de los que pensaba y sus labios…bueno, no necesitaba saber cómo eran porque ya los había sentido. Era todo un chico malo como me lo había imaginado, vestido como si fuera un motoquero con una campera de cuero y jeans que se le caían. ¿De que podíamos hablar? Éramos completamente diferentes y yo NUNCA iba a cambiar de opinión sobre él.

— ¿De qué quieres hablar?—Me soné interesada por lo que él mostro una sonrisa torcida. Una sonrisa torcida pero que decía todo.

—Empecemos por mi…—Imagine que iba a ser un egocéntrico que se cree el rey del universo. Revoleé mis ojos y suspire. —Soy un criminal, sí. Pero no soy de los que matan por placer, yo nunca he matado y créeme que nunca lo haré. Siempre me han evitado por ser así y muchas de mis “novias” me han dejado al enterarse que soy un ladrón. —Era sincero y me había sorprendido lo interesante que podría llegar a ser. 

— ¿Por qué me besaste?—Miro hacia abajo como si estuviera arrepentido y volvió hacia mis ojos.

—Porque sos diferente. —Me sonrojé.

No dije nada. Me levante y me asegure de que Liz durmiera, y no me equivoque porque estaba durmiendo con una pierna levantada casi tocando el techo. Volví a la sala y él estaba parado esperándome. Al verme, se acercó a mí y su nariz toco la mía. La sentí cálida como si fuera cualquier chico no un criminal, no, uno de esos chicos que es como tu mejor amigo y que a veces te protege como si fuera tu hermano. Así era Trent y lo peor es que me estaba enamorando de él.

Cuando me desperté, mi apartamento seguía normal. Yo había dormido en el sillón (No me pregunten porque no fui a mi cama) por lo que mi espalda había sido víctima de una contractura. Me senté y me refregué los ojos, cuando los volví abrir una figura masculina media borrosa atravesaba el comedor. Me volví a refregar los ojos y confirme que aquella figura masculina estaba sin remera y era Trent.

—Buenos días. —Me sonrió y me besó la frente.

Me quede atónita. Estaba sumamente musculoso y lucía un tatuaje en su hombro derecho. Estaba descalzo pero conservaba sus jeans casi caídos. Le sonreí y me volví a la habitación. Liz seguía en el quinto sueño mientras yo refugiaba, probablemente salía y anda saber que más había pasado con un criminal. Me cambie y mire la hora. Se me hacía tarde para la universidad y no había despertado a Lizzie, ¡y Trent el criminal semi-desnudo vagaba por mi apartamento!

Amor CriminalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora