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"¿Que estás hablando niña?" con un tono molesto, el hombre corta la racha de preguntas.

La chica pelirroja hace una mueca. No tiene claro si hablar o no, pero sabiendo que tarde o temprano algo malo va a pasar, decide arriesgarse.

"Tú dijiste que si no hablaba le disparabas, ¿cierto? ¿o fueron otras palabras? No espera, si fueron esas. Entonces ella te contestó. Quieras o no, la bala no tiene porque acabar en su pie según tus palabras, ¿no? ¿O si? No espera puede que"

"¡BASTA!" un golpe fuerte asusta a la charlatana y la hace callar "no necesito una puta autorización para hacer las cosas. Dan igual mis palabras, si quiero disparar..." apunta al techo de nuevo "lo hago" y con una sonrisa arrogante aprieta el gatillo.

De nuevo el sonido estruendoso hace que los tímpanos piten ligeramente.

"Señorita..."

"Liddia, Liddia Roden."

"Señorita Roden, presentate."

"Humm... bueno yo, no tengo hermanos. Mis padres trabajan demasiado y tenemos tiempo. Emm, si, eso."

"¿Y de dónde tanto dinero?"

"Yo, esto, tengo una marca de cosméticos muy reconocida, si."

La inseguridad en aquellas palabras pueden hacer dudar a cualquiera, pero el hombre sabe que es cierto.
La sabiduría sobre aquellos jóvenes le otorga demasiada ventaja. Tanta que hay una identidad que para el es un tanto curiosa.

"¿Ernest?"

Mailyn

12 PuertasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora