Capítulo 01.- "Un asistente albino"

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Vacaciones.

Esa simple palabra podría haberle alegrado el día, si su primo no la hubiera matriculado en clases particulares.

El único consuelo que tenía era compartir las clases con Nick, Anto, y su pequeña hermanita.

Cody había pensado que ambas necesitaban relajarse, por lo que las clases de verano habían sido su mejor opción.

Maya sabía que él se preocupaba por su bienestar, pero ella hubiera preferido pasar las vacaciones en cama haciendo videollamadas con sus amigos en lugar de deporte.

—Esto es malo. La mayoría de la clase está aquí. —susurró Anto mirando como algunas caras conocidas las saludaban.

—Una catástrofe. —respondió ella con ironía sonriendo a los que conocía.

Las inscripciones habían sido públicas, por lo que no le sorprendía ver uno que otro vecino. Incluso Mark estaba ahí, y él era la clase de persona que sólo hacia deportes en los videojuegos.

—¡Maya! ¡Nela! ¿También están aquí? Vaya, esto ya parece clase de educación física.

Anto sonrió con nerviosismo y artículo un 'Hola' muy bajo.  Hace un tiempo Maya se había enterado que su amiga tenía sentimientos nada puros por Sam, y la molestaba cada vez que podía con eso.

—Pero sin horrendos uniformes. Anto, ¿recuerdas cuándo Sam se quitaba la camiseta? Vaya coro de animadoras que tenía. Recuerdo haber estado entre las primeras. ¿Tú no?

Maya no pudo escuchar la respuesta de la castaña por el gran ruido de la puerta al abrirse. Un hombre musculoso y con una prominente barba hizo su aparición mostrando una mueca de disgusto al ver a tantos chicos frente al club deportivo.

—¡PASEN MOCOSOS! —Anto tiró de ella ignorando a Sam al pasar por su costado. Maya se dejó llevar después de despedirse de Sam. Antonela se había escapado de ésta. Pero a la próxima ella se encargaría de que su amiga confesará sus sentimientos al pelirrojo.

El interior del club era más grande que cualquier otro campo deportivo que ella había visitado jamás. El lugar se dividía en varias secciones separadas por largas mallas. Incluso había pequeños puestos de comida en algunos puntos de descanso.

—¡MAYA! —un grupo de chicas se abrió pasó hacía ella con grandes sonrisas en sus rostros—. ¡Honey estás di-vi-na!

—Pues... gra-ci-as. —el grupo de chicas rió ruidosamente causando la atención de los demás —. ¿Al final sí te operaron la nariz?

Fue inevitable que preguntará aquello; la nariz de Lorena antes chueca parecía más recta que una regla de fierro.

—¡Sí! —Lorena agitó ambas manos emocionada.

Una de sus amigas, Julie, le dijo algo al oído y la expresión de Lorena se transformó en una de completo fastidió. Maya siempre pensó en el parecido que tenía Lorena con un león enojado cada vez que fruncía el ceño. Le divertía.

—Lo siento, honey, pero una perra le anda coqueteando a mi novio. Debo marcar territorio. ¡Te veo luego!

Maya asintió viendo como Lorena se alejaba seguida de su inseparable séquito. Ellas eran esa clase de chicas que se hacían llamar 'populares'. Además eran muy... intensas.

—Sigo sin poder creer que te juntes con Lorena. —susurró Ann.

—Vamos, no son malas personas. —el grito de una chica distrajo a todos. Era una chica bajita de cabello color caoba que estaba siendo agredida por una furiosa Lorena. Maya sintió algo de pena, pero cambio rápidamente su expresión al notar como Antonela la miraba con una ceja elevada—.... Al menos admite que organiza las mejores fiestas.

Mi dulce caso perdido. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora