Capítulo 5.- "Charla de chicas, y chico"

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No fue divertido, en lo absoluto.

Maldito Nick.

Había terminado con una contusión en la cabeza por su culpa. El lado positivo fue la victoria en el partido, pero ahora que estaba aturdida habían tenido que reemplazarla. Y, para su mala suerte, el actual arquero era fatal.

Si no me hubiera distraído...

—¿Hielo? —ofreció Leith, acercándose con una bolsa de hielo en la mano.

No quería hablar con él, aún más sabiendo que esa amable sonrisa no era más que una farsa.

—Tienes muchos amigos ahora... —murmuró, cuando estuvo lo suficientemente​ cerca—. Pero ellos no saben la clase de persona que eres, ¿O sí?

—¡Maya!

Leith se alejó, volviendo a mostrar una sonrisa amable.

¿Por qué sigo pensando que tiene salvación?

Debía de estar loca.

Antonela se acercó corriendo, a su lado venía Lorena con algunas vendas. Ambas no se llevaban bien, pero al parecer la situación las hacía trabajar en equipo.

—¿Te sigue doliendo? —preguntó Anto, dejando las bolsas de hielo en la banca.

—No, volveré al juego. —empezó a quitarse el paño húmedo que le había lanzado el entrenador en un inicio. Se sentía bien, la cabeza había dejado de darle vueltas y, aunque le palpitará, no podía dejar que el equipo perdiera.

—Te admiro, honey. Pero si vuelves a entrar en el campo te destrozaran el bello rostro que tienes.

Antonela puso los ojos en blanco.

—¿Es qué acaso sólo piensas en eso?

Una sonrisa apareció en sus labios, pero luego vio a lo lejos una cabellera negra dirigirse hacía ella: Nick. Su partido había acabado, y se suponía que debía ir a lavarse todo el sudor del cuerpo. Pero ahí estaba él, dirigiéndose hacía ella con el ceño un poco fruncido.

Se supone que tengo que estar molesta. No te me acerques con esa expresión.

—También pienso en chicos. —respondió Lorena, mirando sus uñas distraídamente. Antonela suspiró, tratando de calmarse.

—No volverás a jugar. —cortó Nick a lo que sea que Anto estuviera por responder. Y, como era evidente, ella no reclamo nada. Anto tenía una dificultad para entablar conversación con los chicos, más aún si tenían el carácter de Nick.

—¡Perderán si no lo hago!

Sentía enojo. Él no tenía porque venir de la nada a exigir cosas.

Voy a jugar.

—Te golpeó un balón en la cabeza, no puedes.

—¡Claro que puedo! ¡Estoy perfectamente!

Y, para reforzar su punto, se levantó de la banca mirando desafiante los orbes oscuros de Nick. Lastimosamente todo a su alrededor volvió a dar vueltas, ocasionando que por poco se caiga.

Nick la sostuvo antes que pasará.

—No jugarás. —le susurró, antes de volver a sentarla en la banca.

Está vez no dijo nada, se distrajo viendo como Nick agarraba el hielo que Anto había traído, lo envolvía una toalla, y sostenía sobre su cabeza.

Era... uhm...

—¡Es tan tierno! —exclamó Lorena, cuando Nick por fin se retiró a los baños—. Honey, no sé porqué te enojas siempre con él.

—Son un tira y afloja muy extraño. —concordó Anto, con un leve sonrojo en las mejillas.

—Somos muy normales. —comentó ella, frunciendo el ceño. Siempre se lo mencionaban, estaba acostumbrada a hablar de ello, aunque prefería hablarlo sin Nick presente, él no se lo tomaría tan bien como ella.

—Muy normales, claro. —dijo Ian, sentándose al costado de Lorena—. El año pasado destruían el salón de clases en los recesos, casual.

—¡Era su culpa! —trató de justificarse. Pero la verdad ambos sí que eran un completo desastre cuando a ella le entraba la locura y él, intentando detenerla, empeoraba todo.

Honey, ¿Cuánto tiempo llevas con él? —preguntó Lorena, recargándose en el torso de Ian, quién la recibió gustoso.

—Pues... —empezó a contar con los dedos— creo que dos, no, tres años y medio.

De no haber sido por Ian, Lorena casi chocaba contra el suelo.

—¿Por qué te sorprendes tanto? —preguntó divertido, Ian—. Conoces a Maya desde siempre, ¿No lo sabías?

—Yo sí lo sabía... —murmuró Anto, cruzándose de brazos.

—Pensé que sólo eran amigos... ¡No es justo! ¡Siempre soy la última en enterarme de todo!

—Seguimos siendo amigos. —recalcó ella—. Mejores amigos.

Ian frunció el ceño, luego soltó una carcajada.

—Decir que ustedes son solo amigos es lo mismo decir que Lorena odia ser el centro de atención.

La susodicha se escogió de hombros, dándole la razón a su novio.

—No es necesario un título para definir nuestra relación. —sonrió, recordando la primera vez que él se lo dijo.

A Nick no le importaban los títulos, según él podían cambiar constantemente. Lo único que importaba eran los sentimientos que ambos sabíamos teníamos por el otro.

Él estaba bien con eso.

Y yo también.

—Entonces... ¿Ya le dijiste 'Te amo'?

De lo sumergida que estaba en sus pensamientos, eso la trajo a la realidad. Nunca, en la vida, había dicho esas palabras. Ni siquiera a sus padres, o a Cody, ni hablar de Tamara.

—Vámonos, Maya. De seguro Nick nos alcanzará luego.

Antonela se levantó, y tiro de ella hasta alejarla tanto de Lorena e Ian, quienes la veían marcharse resignados.

No se dio cuenta de cuando salió del club deportivo, su cabeza estaba muy ocupada dándole vueltas a las palabras de Lorena.

Llevaban más de tres años juntos y hasta ahora no había juntado el valor necesario para mirarlo a los ojos y decirle las palabras.

Soy una idiota.

Pero, ¿Qué hay de él?

Nick era el más directo de los dos, él debía decirlo antes.

A menos que no lo sienta.

Basta. ¿Qué estaba pensando?

Nick se lo hubiera dicho si ese era el caso, no importaba si rompiera con eso su corazón, él no permitiría que se creé ilusiones en vano.

Entonces, ¿Por qué, después de más de tres años, aún no lo decía?

















•••

Pero aki stoi, continuaré sta historia pronto

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Pero aki stoi, continuaré sta historia pronto. Hasta entonces👀💕

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