Capitulo 2

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Violeta llegó a casa y entró por la ventana de su cuarto. Tomó un baño y salió con una toalla en la cabeza y una salida de baño amarilla y se acostó boca abajo en el piso de madera junto a su cama con las rodillas flexionadas hacia atrás y los codos en el suelo y manos hacia su cara, leyendo revistas y escuchando vinilos de swing. Le encantaba maquillarse y peinarse como una cantante de cabaret, se colocaba rulos en el cabello y se pintaba los labios rojos y cantaba usando como microfono un cepillo. En ese ese preciso instante entró Sofía sin saber lo que hacía Violeta. Abrió la puerta y Violeta volteó –Patética –dijo Sofía, cerró la puerta y salió.

Su madre pasaba llorando la mayoría del tiempo, encerrada en el cuarto por la muerte de Lora

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Su madre pasaba llorando la mayoría del tiempo, encerrada en el cuarto por la muerte de Lora. Su padre salía y dormía con otras mujeres y llegaba tarde por las noches y su madre y él discutían diariamente. Un día Violeta escuchó todo detrás de la pared.
—¡Otra vez tarde Jhon! Siempre es lo mismo, andas de mujer en mujer y no te preocupas por lo que pasó, hace menos de cinco años murió nuestra hija y tu estás ahí como si nada, viviendo la vida a tu manera.–reclamaba su madre. Su padre la escuchó pero no la miró a los ojos. Solo caminó al lado de ella ignorandola.
—¡Es a ti a quien te hablo Jhon! –le gritó su madre.
Su padre se volteó y la miró.–
—Como esperas que esté feliz en mi casa con mi mujer, que nisiquiera voltea a verme o a alguno de sus hijos. Nuestra hija murió y no podemos hacer nada al respecto. Ella no va a volver no importa las lagrimas que llores por ello.—dijo su padre mientras su madre lloraba él intentó abrazarla. Ella lo empujó —No vengas con excusas Jhon, eso no es un motivo para que me traiciones así con otras mujeres...
—¡Y como no quieres que lo busque en otros lados si tú, mi propia esposa vive llorando y encerrada en su cuarto y no atiende a su familia ni a su esposo!– interrumpió Jhon a su esposa.
—No puedes vivir en el pasado, no puedes cambiarlo y yo no voy a hundirme contigo en tu depresión.
—Eres un infeliz, estás perdiendome a mí y a tú familia ¡Eres un mal hombre!
—¿Mal hombre?  ¿Como puedes ser tan malagradecida?  ¿Mal hombre? –gritó. —¿Mal hombre le dices al hombre que perdonó una infidelidad y tomó como suya el producto de ese pecado?– dijo Jhon fúrico.
Violeta se sorprendió y tapó su boca en silencio.
—¿Como pudiste?– Le dijo la madre y lo abofeteó.
*Él la abofeteó y la tiró al piso* ella  se tocó el rostro y lloró solamente.
Jhon subió al coche y se fué tan rápido como pudo con mucha rabia.
Violeta salió corriendo sin que nadie la viera y fue al viejo puerto del lago de la granja que estaba en abandono.
Regresó a su casa al anochecer y vió el auto de su padre llegando y luego él entró a su casa.
Su padre entró y Jenna (su esposa) se había marchado con todas sus cosas sin dejar una nota y nadie sabé adónde había ido.
—¿Papá, donde está mamá? –preguntó Sofía preocupada.
Violeta entró.
—Hijas yo...
—Yo no soy tu hija.– interrumpió Violeta.
—¿Como que Violeta no es tu hija? -dijo Sofía aun más confundida
—¿Quien te dijo eso?
—Eso no importa–recalcó Violeta.
—Dejenme explicarles la verdad. Su madre me engañó hace un tiempo con un empresario que llegó  a una galería a las que ella asistía a impartir sus clases de pintura. Yo la perdoné por dos razones, por ustedes y porque la amaba demasiado. Ella quedó embarazada y yo tomé como mía aquella criatura.
—¡No me llames criatura! -gritó Violeta y se fué corriendo a su cuarto.
—¡Violeta!  –dijo su padre.
—Esto es tanta información. ¿Como que Violeta no es tu hija?  ¿Quien es su padre? ¿A donde fué mamá? ¿Quien más lo sabía?—Sofía estaba tan confundida...
—Sólo Lora lo sabía. –contestó Jhon.
–Ahora no sé como explicárselo a Sara, no sé como explicarle todo esto. –dijo Jhon desesperado.
—De seguro todo fué tu culpa, mamá es una buena mujer. ¡Tú tuviste la culpa!
*Jhon la abofeteó * –¡ya basta Sofía! tú no sabes nada de la vida... –dijo su padre.
—Estoy embarazada de Taylor y me iré con él.-dijo Sofía para molestar a su padre.
—Estaba buscando él momento pero eso no puede esperar, me iré con él pero primero me voy a buscar a mi madre y no los volveremos a ver jamás ni a ti ni a esa bastarda.— y salió Sofía corriendo por la puerta.
—¡Sofía! ¡Sofía! 
Pero ella no regresó.
Jhon subió a ver a Violeta, quien estaba acostada escuchando vinilos y con la mirada perdida.
—¿Puedo pasar?- abrió la puerta y entró.
Violeta no contestó.
Jhon se sentó al lado de la cama.
—Violeta, yo te quiero igual que a todos mis hijos. Jamás te voy a dejar y siempre te voy a cuidar. Eres mi ángel pequeña. –mientras Jhon lloraba.
Violeta se abalanzó y lo abrazó mientras lloraba.
—Papá, te quiero, no me dejes núnca, yo te voy a cuidar.
Jhon y Violeta se mudaron a un pueblo mas cercano a la ciudad. Pasaron dos años y ya era 1949 y Violeta cumplió quince años; dejó la escuela y trabajaba cantando en un bar cerca de su casa, sólo cantando.

 Pasaron dos años y ya era 1949 y Violeta cumplió quince años; dejó la escuela y trabajaba cantando en un bar cerca de su casa, sólo cantando

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Su padre trabajaba hasta tarde y ella era la encargada de la casa.
Luego de terminar su show en el bar el dueño del lugar; un hombre medio calvo, gordo y con un leotardo de piel de tigre le habló.
—¿Violeta puedo hablarte?
—¿Que sucede? ¿Pasa algo malo?  –preguntó Violeta con preocupación.
—Para nada. ¿Sabes? Tu eres una niña muy atractiva.. —decía mientras Violeta sacaba una goma y luego hacía bombas.
—Yo podría pagarte mucho dinero por noche si tú.... *le acaricia el cabello*
Violeta se sintió incómoda pero no encontró prudente negarse en ese instante. Era una niña astuta.
—Y... ¿Que hay que hacer? –preguntó Violeta con picardía y mascando goma con la boca abierta.
—Bueno, solo si tú... –y se acercó para besarla.
Pero Violeta lo golpeó en los testiculos con la rodilla y le pegó el chicle en la frente, tomó sus cosas y se fué.
Obviamente renunció y se fué a su casa.
A la mañana siguiente encontró a su padre sentado en una silla mecedora en el pórtico de su casa. Violeta llegó y se sentó en sus regasos y lo abrazó.
Mientras él miraba su vida en su cabeza y tomaba una cerveza.
—¿Porqué nos pasaron tantas cosas malas Vi? ¿Porque a nuestra familia? ¿De verdad soy un mal hombre, un mal esposo, un mal padre? –se preguntaba Jhon sin tener respuesta alguna.
—Las tormentas hacen que los árboles tengan raíces más fuertes y profundas de lo contrario con cualquier chaparrón los arrancaría de la tierra. –respondió Violeta.

Violeta fue a la ciudad en la camioneta de su padre a buscar empleo y dichosamente la contrataron en un cabaret muy fino de la ciudad, ese mismo día hizo su debut en el lugar y mientras realizaba su show notaba como un hombre del fondo del salón l...

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Violeta fue a la ciudad en la camioneta de su padre a buscar empleo y dichosamente la contrataron en un cabaret muy fino de la ciudad, ese mismo día hizo su debut en el lugar y mientras realizaba su show notaba como un hombre del fondo del salón la observaba como un hombre maduro la admiraba fijamente. Al bajar del escenario el lugar se llenó de aplausos, ella fué a tomarse un descanso a la barra mientras cantaba otra banda.
El hombre estaba junto a ella en la barra, tomando un whiskey con hielo.
Era un hombre fino, sofisticado y con clase. Tenía el cabello negro y entrecano, cejas espesas y ojos verdes como botellas de vino porque su mirada era embriagadora.

 Tenía el cabello negro y entrecano, cejas espesas y ojos verdes como botellas de vino porque su mirada era embriagadora

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Se acercó a Violeta
—¿Te invito un trago?–preguntó interesante.
—Soy apenas una niña, eso sería muy inapropiado. –dijo muy fría, sin volverlo a ver. Como si no se le hubieran endurecido los pezones con su voz.
—En ese caso ¿Que hace una niña en un lugar como éste? –preguntó muy perspicaz.
—Touché. –y lo volvió a ver coqueta.
—De todos modos, mis padres me advirtieron de los extraños que me ofrecen dulces para violarme.–dijo mientras encendía un cigarillo y fumaba en una boquilla para cigarros. —Pero yo te estoy ofreciendo un trago no dulces y lo de la violación eso tú puedes decidirlo luego. – y sonrió con perversión. –además no soy ningún extraño. –agregó.
–Mi nombre es Gil Boss.

Espinas sin rosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora