Faraona en problemas - Los Tres Reinos (Nico Di Angelo)

Prólogo: un beso puede cambiar todo

Me seco las lagrimas y empaco todo rápidamente en una mochila. Ha pasado casi un año desde la guerra contra Cronos hace poco fue el consejo de invierno y todo iba bien. Uno pensaría que despues de la guerra los dioses cambiarían un poco esa mentalidad que tienen  ¿no creen?

Adivinen pues no.

Se optimista — me animó mi conciencia

No puedo... simplemente no puedo.

Flashback

¿Como le dices a tu mejor amigo que estas enamorada de el?

¿Segura que estas enamorada de él?

Si...

Fue tu primer beso es normal que te sientas atraída, pero ¿botaras toda su amistad a la basura por un beso?

¿Entonces que hago?

Besa a otra persona, antes pensabas que era tu hermano, tal vez lo único que sentiste fue esa emoción por tener un hermano.

¿Y hasta ahora me lo dices?

— ¡Hermanita! — saludó Percy.

— ¿Como estas Perseus? — pregunte.

— Deja de llamarme así — dijo frunciendo el ceño.

— Es tu nombre — me encogí de hombros mientras mi vista seguía en el lago.

— ¿Que tienes? — preguntó.

— Creo que voy a cometer una estupidez, pero no puedo evitarlo — dije.

— Has lo que te parezca correcto — dijo Percy y me abraza.

Parecera una locura, pero besa a Percy.

¡¿Que?!

Así descubres si si es lo mismo o solo lo confundes con cariño

¡Yo no quiero a Perseus!

No seas así, lo quieres un poco aunque lo niegues, además no es nada feo, ahora besalo.

Me acerco a Percy y este me mira nervioso.

— Kayla ¿que haces?

— Una estupidez como siempre — le respondí en un susurro. Lo bese antes que pudiera detenerme.

Solo es un choque de labios, pero no sentí nada...

Matemonos, nos gusta el chico sombra

No puedo contradecir a mi conciencia.

Me separo de Percy que me mira sorprendido — Lo lamento, fue un error — dije antes de salir huyendo por viaje sombra pero alcanzo a ver a lo lejos unos ojos negros ónix decepcionados con una lagrima deslizándose por su mejilla

Mierda...

....

¿Que hago? La cague hasta el fondo.

Siento como la puerta es azotada y veo a mi mejor amigo entrar y empezar a recoger sus cosas.

— ¿Que haces? — pregunté con miedo. ¿Se va a ir?

— Irme de aquí, no soporto estar con personas mentirosas y traicioneras. 

— No te menti, ni te traicione — dije pero el no paraba de empacar sus cosas