Componiendo una nueva melodía

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-¡¿Cómo es que pueden durar tanto?!- exclamó Yurio con las manos hacia el cielo- Hemos estado aquí más de media hora, ¡sólo se está bañando!- agregó aumentando su desesperación conforme las palabras salían de su boca.
-O podrían estar engañándonos en nuestras narices- rió Victor, revisando las fotos que se había tomado con Yuri en un festival navideño.
-¿Eeeehhhh?- inquirió el otro con los ojos como platos, mientras apretaba con fuerza su celular. - Ni-ni-ni siquiera estamos saliendo- soltó Yurio atropelladamente, recuperando luego su postura despreocupada y los brazos cruzados.
Victor se burló de él con una media sonrisa.
-¿Cuánto a que si llamo a Yuri y tu llamas a Otabek, mi Yuri viene más rápido?- lo retó.
Esa faceta del pentacampeón no todo el mundo la conocía, y a decir verdad, pocos entendían su estilo de humor. Yuri se aguantaba sus malos chistes, que sin quererlo resultaban un poco ofensivos, como la vez que lo bautizó cerdito, únicamente porque lo amaba.
-¿Sí?- lo tentó el más joven.
-Yuuri- lo llamó cantarinamente, lo suficientemente alto como para que se oyera por toda la casa.
-Otaaaabeeeeek- gritó con todas sus fuerzas, mientras ambos participantes se miraban a los ojos.
En la cocina se encontraba el kazajo junto al japonés arreglando las piezas faltantes. Ambos podían oír la discusión que se daba afuera, pero no entenderla puesto que los otros estaban hablando en ruso.
-A veces hacen eso, y como tenemos el mismo nombre, no sé si hablan de mí o no- comentó Yuri para Otabek con una sonrisa y un leve sonrojo en las mejillas, avergonzado.
-Yuri- contestó refiriéndose al rubio- lo hace cada vez que tiene la oportunidad. Con Lilia, el señor Yakov, con su abuelo y obviamente con Victor...y lo peor es que parece pronunciar mi nombre más alto de lo normal para ponerme nervioso.- adjuntó, con una expresión suave en la cara.
-¿Cierto? Tenemos que aprender ruso o otro idioma que ellos no conozcan- rió Yuuri, y Otabek también lo hizo mientras imaginaba qué podrían estar hablando los rusos.

-Yuuri-
-Otabek-
-YUUURIII-
-OTABEEEK -
-yUUUriii- cantó Victor, pero antes de que Yurio pudiera volver a gritar, dijo :-Otabeeek-, interceptando así los pensamientos del rubio. En medio de su confusión lo único que logró balbucear fue:
-OTIII- en un tono frustrado y muy alto, resultado de la mezcla de nombres.
El moreno abrió la puerta, miró a Yuri y le preguntó con cara severa, escondiendo su risa:
-¿Oti?- el pobre rubio no supo qué responder- Entonces yo te puedo llamar Yurio- adjuntó pronunciando lentamente la "o" para molestar a su amigo.
Este le había contado que en Hasetsu la hermana de Yuuri lo había bautizado así, y que definitivamente odiaba que cualquiera que no estuviera presente ese día lo llamara así.
-No- simplemente contestó Yuri, entrecerrando los ojos.
Otabek sopesó la idea de hacer enojar al pequeño ruso, y concluyó que tenía que hacerlo mientras estuviera presente.
-Supongo entonces que prefieres que te diga hadita- contraatacó, alzándole un ceja. Victor simplemente se estalló de la risa al ver la reacción de Yurio, que fue tomar su celular y aventarlo hacia la cara del kazajo con tanta fuerza que su víctima casi no pudo escapar.

-Victor, cariño. Abre la puerta del auto- le pidió Yuuri cargando con todo lo que tenían que llevar, era tanto que el peso lo hacía sonrojarse.
Victor corrió a su lado con zancadas grandes y le arrebató la mitad de las cosas depositántole un pequeño beso en un costado de la cabeza. Yurio y Otabek terminaron por dejalo sin nada de carga mientras seguían con su batalla de apodos. El japonés suspiró, no se había sentido tan tranquilo desde hacía mucho tiempo, cerró con llave la casa y se subió al auto.
Victor al volante, y él como su copiloto. Los más jóvenes iban atrás peleando todavía, casualmente dándose golpes el uno al otro.
-Hada- lo provocó Otabek, con su leve sonrisa característica.
-Idiota- contestó demasiado molesto como para que se le ocurriera algo ingenioso.
-¿Eso es lo mejor que puedes hacerlo?-
-Ugh- soltó irritado, esforzándose por encontrar algo.
De pronto, su cara se iluminó, abrió sus enormes ojos verdes, y deslumbrando a su amigo sin saberlo, tuvo una idea.
-Serás Becky- le espetó con tono mordaz, y con intención de hacerlo enojar.

Our Love!!! On IceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora