Sonríe para mi / Capítulo 2

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No sé si es el destino o Carolina está siguiendome.

¿Es casualidad que vivamos en el mismo edificio?

¡Claro que no! Damas y caballeros, esta chica y yo estamos destinados a estar juntos.

Ok...La realidad me cayó como bloque de concreto. Es absurdo de mi parte ya estar enamorado de Carolina. No la conozco,  no me conoce.  Pero eso se puede arreglar, ¿no?

Tomás,  estas siendo irracional. Como te puede gustar una joven que viste apenas hace 6 horas.

Y es mucho más irracional discutir contigo mismo.

Lo raro es que en mi vida la había visto en el edificio. ¿Se habrá mudado hace poco?

-Oye, deberías dejar hacer muecas, espantas a las moscas. - Era esa voz...tan...tan...¡Diablos!

-Me parece suficiente hablar conmigo mismo en mi mente , ¿pero que también me pueda oír con una voz tan... Fina?  Es el colmo. - Susurro para mi.

-¿Piensas que mi voz es fina? - Y suave...

-Si...-

-Decia en serio lo de tus gestos y muecas, espantan. -  Me giro y veo a Carolina sonriendo.

Ella comienza a reír ante mi cara de confusión y extrañeza.  Debió de ser una escena de lo más graciosa. ¡Se supone que estaba solo!

Ahora los dos estábamos en el ascensor,  con el único sonido de su armoniosa risa.

Me gusta que cuando ría,  sus ojos se achiquen y sus mejillas se pongan coloradas.

-Y dime... ¿En qué piso vives? - Me pregunta manteniendo la sonrisa.

-¿Acaso me quiere visitar la señorita? - Trate de sonar coqueto... Traté.

-No, solo es curiosidad. Además, trabajaremos juntos así que... - No se inmutó ante mi insinuación tan indirecta.

-Ya veo... Vivo en el tercer piso. - Le dije y su sonrisa se amplio mucho más. - ¿Y tú? -

-En el quinto piso. - Se comenzó a reír...

-¿Se puede saber qué es tan chistoso? -

-Que estamos en mi piso. -  Las puertas del ascensor se abren y ella sale despidiéndose con su mano.

¿En qué momento pasamos por mi piso?

-Me pasé po.- Susurré y me reí un poco. En total, ahora si estoy solo en el ascensor.

Esta chiquilla me desconecta del mundo...

Presione el botón de mi piso y el ascensor comenzó a bajar.

Ya en mi hogar... Me voy directo a mi espacio de trabajo. En mi humilde opinión; siento que mi departamento está bastante ordenado y organizado para ser un hombre soltero.

Se que estoy dando a conocer que me guío por los estereotipos... Pero es en parte verdad lo que digo.

En mi lugar de trabajo tengo un telón en donde proyecto las imágenes digitales y un escritorio. Además de cortinas muy gruesas que sirven para crear un cuarto oscuro en caso de utilizar las cámaras antiguas. También tengo una pizarra enorme y el mismo muestrario de telas que tengo en mi oficina.

De un cajón de mi escritorio saco mi álbum. Lo abro y la imagen que me recibe es de un perro corriendo hacia mi con una pelota en su hocico, bajo la imagen hay una descripción escrita en letra temblorosa e infantil:

"Coda
12/05/1987
Primera vez que me trae la pelota"

Era mi cachorro... Se quedó en la casa de mis padres.

Elegí amarte por el resto de mis días...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora