capitulo 1

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15 de marzo 1493, Palos de la Frontera.

- ¡Bajad la trampilla de desembarque! ¡ha llegado el Almirante!
Desembarcaban exhaustos  pero felices toda la tripulación de las tres carabelas, la Pinta, la Niña y la Santa María. El almirante Colon aun seguía en sus aposentos pensando y meditando como explicar a Sus Majestades, lo visto y lo recogido. Los aposentos del almirante necesitaban una mano femenina que los devolviera a su estado primitivo, pues el desorden y la suciedad eran notablemente visibles,  cientos de papeles esparcidos por el suelo junto con las cartas de navegación  un catre medio destruido por el uso y una librería donde, ya no cabían mas documentos enrollados y puestos unos encima de otros, todos y cada uno de los cuadros colgados sobre las paredes del camarote, estaban doblados, fruto de los fuertes vientos que azotaron a las naves durante navegación desde Las Américas hasta el puerto de Palos de la Frontera…. Las botellas yacían vacías y rodando por el suelo, hasta que uno de los documentos esparcidos le hacia de tope y las detenía, el olor a sudor y ha falta de higiene era insoportable y mas de una rata aparecía por algún rincón en busca de algún alimento putrefacto que el Almirante tenia por la mesa por falta de apetito y que según su estado debería llevar ahí algunas semanas.
El Almirante Colon, durante todo el periplo de su gran descubrimiento, había hecho alarde de gran estratega a los mandos de poderosas naves, había esquivado tormentas con oleajes indescriptibles, enfermedades mortales, las cuales se llevaron gran parte de su tripulación en los meses que duro el turbulento viaje que los llevaría a descubrir el nuevo mundo. Era una persona arrogante, impetuoso y con unas dotes de mando que jamás nadie había conocido
Sentado sobre el catre, medio destruido, con los dedos entrelazados entre los cabellos y los codos apoyados sobre el principio de sus muslos desnudos, la barba que le yacía de su tez era visiblemente de varias semanas, el torso a medio descubrir pues la camisa que se intuía que llevaba estaba desabrochada hasta el ultimo botón y de un color crema adquirido por las continuas manchas ocasionadas por el ron y tenerla puesta durante muchos días seguidos. Movía la cabeza en forma de negaciones y no repetía otra cosa……   - No Puede ser... No puede ser… No puede ser.
Mientras tanto en tierra firme seguían desembarcando marineros y reencontrándose con sus seres queridos. El alboroto es ensordecedor, los marineros traen consigo unas raras aves de plumajes muy coloridos y picos curvados hacia abajo, los familiares y trabajadores del puerto quedaban sorprendidos a la vez que temerosos pues el origen, aun de esas exóticas aves era completamente desconocidos para todos ellos. Los marineros contaban mil y una batallas, querían contarlo todo a la vez y se apresuraban en describir todo lo acontecido, describían las fuertes tormentas durante la travesía, el descubrimiento de un nuevo mundo donde habitan unos seres que estaban alejados de cualquier civilización posible y donde, por supuesto, no conocían la palabra de Dios.

Mientras un amplio grupo de marineros seguían enseñando todo lo que habían traído de tan larga travesía a todo curioso que por allí pasaba, Luis de Tena y Rodrigo hablaban intrigados y sorprendidos mientras se descargaban baúles y ropajes desde el interior de la Santa María.
           - Sabes que esta a si desde hace muchos días, Rodrigo
   - Si, Señor, pero me sigue extrañando muchísimo, pues en vez de alegrase por la llegada a tierra, parece ser que le estaba temiendo
    - Durante el regreso a estado actuando de formas muy extrañas y se aparto de toda convivencia y se refugió en su camarote pegándose días y días sin asomar su nariz.
   - ¿Que fue lo que vio? Rodrigo, ¿a ti te dijo algo?
   - No, señor, durante ese día estuvo emocionado observando todo lo que a nuestro alrededor sucedía, no perdía ojo… tomaba notas, recogía muestras y hasta llego a llorar de alegría, fue un día como los anteriores… sin actitudes extrañas…
   - ¿Fue cuando regreso del bosque esa tarde que salió solo?-Interrumpió De Tena-
   - Si, Señor… Desde ese momento ha sido otra persona, ha perdido toda alegría y ha descuidado todo lo que su alrededor se encontraba.
   - ¡De Tena! ¡Luis de Tena! – Se escucho un grito desde el interior del camarote del Almirante- ¡Preséntese ante mí!
Luis de Tena es uno de los más defensores y valedores de todas y cada una de las actuaciones y hazañas que, el Almirante, Cristóbal Colon podía poseer, cuidadoso con el trato, siempre respetuoso y al servicio de la corona de España, era uno de los elegidos por S.M. Los Reyes Católicos, Isabel y Fernando, para el buen uso de los recursos empleados por la corona para dicha travesía, que más tarde se convertiría en el mayor de los descubrimientos de la historia de España. Una de las condiciones que Los Reyes Católicos le impusieron al genovés fue que Luis de Tena embarcara en tan especial viaje, para a si después a su regreso, mantener perfectamente informado a la corona.
- ¿Me mando usted a llamar? ¿Señor? – Pregunto de Tena mientras entraba en los aposentos del almirante.
- Quiero que me prepares un carruaje para salir de inmediato dirección a Ávila, al monasterio de Santo Tomas.
- Señor allí se encuentra la residencia Real y estamos a varias semanas de camino, los hombres acaban de desembarcar y querrán visitar a sus familias y tener el descanso merecido.
- Este baúl, negro, junto con los mapas… cargarlos en mi carruaje, no mezclarlos con el resto de la carga – contesto Colon, dando la impresión de no haber escuchado las palabras de Tena.
- Pero señor…
- No es una petición… De Tena… Es una orden – interrumpió Colon con cara de pocos amigos. – Además, no quiero que conmigo venga ninguno de los hombres, iré acompañado con el personal que reclutes en menos de una hora
-Señor en una hora no puedo reclutar a nadie para, por lo menos, tres semanas y sin previo aviso.
- Dobla los reales a pagar, es de suma importancia salir en menos de una hora.
- Si, Señor… en menos de una hora saldremos.
- He dicho que ninguno de los hombres vendrá conmigo, eso también te incluye a ti, De Tena
- Almirante, sabe usted que me tengo que presentar ante S.M. el mismo día que se presente vos – Replico De Tena.
- Luis… – Colon se sentó sobre el pico de la mesa y cambio el semblante- …llevamos mas de 90 días juntos en una aventura que ni por asomo, podríamos haber imaginado, nuestros nombres quedaran para la historia y dentro de muy pocas horas seremos héroes. Pero este viaje a Segovia, tengo que ir solo y con gente que aun no me conoce ni ha estado en el nuevo mundo. Confía en mí, como yo lo hago en ti.
- Señor… no se lo que sucedió aquella tarde, pero lo que fuese le cambio el rostro y la alegría.
- Prepara el carruaje, De Tena, no perdamos el tiempo. Dentro de dos días, cuando la tripulación haya descansado y visitado a sus familiares, partan hacia Ávila con las riquezas encontradas y las ofrendas a S.M. Allí les estaré esperando.
- Si, señor… - respondió De Tena resignado.
Limpio y presentable salió Colon de su camarote en dirección a la rampa de desembarco con el cofre negro agarrado por las dos asas que colgaban de los extremos, uno de los marineros fue ayudarle…
-¡Suelta! Marinero, puedo solo –refunfuño, apartando el baúl del alcance del marinero.

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