Sonó la alarma 5:30, el mismo tono de siempre, lo apagué de mala gana. Me levante media dormida, jale mi ropa y baje a bañarme. Le abrí a la regadera, espere a que se calentara el agua, ya estando ahí me puse a pensar un poco en lo que haría, hubo un momento en que tuve compasión pero no, rápidamente borre esos sentimientos. Al salir subí a cambiarme, desayune rápido mientas mi papá se dirigía a la cochera. Me despedí de mi madre y subí al auto. Era una mañana tranquila, nada de tráfico. Miraba pasar a la gente, uno iban felices otros simplemente iban. Llegue a la escuela, todo como siempre, cómo era el último curso mi salón quedaba en la última planta, era el salón "B". Todos estaban afuera...hasta él, Ethan, con sus amigos, siempre que me veía pasar por su salón me ignoraba, lamentablemente siempre tendría que pasar ya que estaba en los primeros salones. Traté de demostrar indiferencia y me puse en camino al mío. Cuando llegue, deje mis cosas en la banca y salí para saludar a unas amigas mías, pero no duro mucho, se escuchó el timbre de primera hora. Tocaba Artes, grandioso, mi maestro era bueno a su manera, pero la verdad a la mayoría le hartaba. Al terminar tocaban otras dos horas más, pero mi mente estaba en otro lado. Al dar 9:30 sonó lo que todos habíamos esperado, ¡receso!, salí al encuentro con mi mejor amiga Alejandra, estaba dispuesta a contarle todo lo que había pasado ese fin de semana. Pero no había ido, ¿por qué?, no era justo. Así que estuve con otras amigas, aunque no dure mucho tiempo ahí y el receso tampoco.
Las últimas 4 horas fueron historia, 2 maestro faltaron así que no hicimos nada. Ya era la salida 1:10, estaba nerviosa, no sabía porque, o tal vez si, salí súper rápido y me dispuse a ir donde me encontraba con mis amigos para ir a casa. Cuando llegue solo estaba uno, Hazi, era un chico grandioso, sin duda tenía mi confianza ganada. Cuando llegue le conté todo lo que había pasado súper rápido, entonces fue ahí cuando el corazón se me paro. Hazi me dijo que lo conocía y que él venía, Matías se aproximaba...
Sentí una mano en mi hombro, mi respiración se corto, me di la vuelta.
Al verlo, no dude en pensar que era una broma.
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Pesadilla disfrazada de sueño
RomanceUna historia inolvidable tanto para ella como para él, porque lo qué pasa una noche de 10 de octubre no se olvida...