Capítulo 1 Mi Decisión...

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Sabéis que se siente al morir ahorcado?

Primero sientes como poco a poco te vas quedando sin aire, el dolor que sientes en tu cuello aumenta debido a toda la presión que estas sufriendo, luchas por conseguir algo mas de aire, empiezas a marearte y tu vista se nubla, automáticamente empiezas a saborear el gusto tan asqueroso de tu propia bilis, por ultimo, tu tono de piel empieza a volverse de un color azulado, y seguido de ello, pierdes la consciencia debido a toda la sangre acumulada en tu cabeza y mueres.

Parece una muerte angustiosa, verdad?

Pues eso mismo sentí yo, un chico de 17 años que se ahorcó en su propia habitación con la ayuda de su cinturón.

Todavía recuerdo los gritos histéricos de mi madre mientras decía mi nombre:

-Nick, no!!!

-Porque has hecho esto?

-No te vayas!! -me gritaba mientras su rostro era cubierto por lagrimas y mocos, a la vez que todo su cuerpo no dejaba de temblar.

La razón de todo esto, comenzó en mi primer año de secundaria.

Yo nunca he sido un chico popular, es mas siempre estaba solo en el recreo, o entre clase y clase, de hecho ni si quiera tenía un compañero con el que sentarme.

Mi día a día era aburrido y monótono, excepto en los recreos, allí solía estar siempre solo pero siempre se pasaban por ahí aquellos chicos que conocía desde primaria, nunca hablábamos y ni si quiera nos dirigíamos la mirada, pero su popularidad aumento cuando empezamos la secundaria, y desde entonces me convertí en el centro de todas las miradas y por desgracia de todos los abusos.

No pasaba ni un día en que no llegara a casa con algún moratón o alguna herida superficial, por mala fortuna todo aquello fue a mas, hasta que llego un día donde aquellos abusones cruzaron la línea, mi línea de la cordura e inestabilidad.

Aquel día, me encontraron en el baño escondido de ellos, aprovechando que llevaba mi almuerzo encima, me lo tiraron al inodoro y me lo hicieron comer sin manos, y para terminar me humillaron en el centro del patio, donde me hicieron beber en publico, mi zumo de naranja mezclado con su orín.

Esa misma noche, después de considerarlo tantos noches, tomé la decisión y lo hice, agarré mi cinturón y aprovechando que mi habitación se encontraba en la parte superior de la casa, donde en el techo se encontraban unas vigas de madera, até el extremo del cinturón a una de aquellas vigas y la otra a mi cuello y dejando mi ultima nota en la mesilla donde decía: Lo siento mama, me subí encima de aquella silla y salté.

Mi muerte fue desapercibida, nadie la notó excepto la gente que me apreciaba de verdad, fue un palo duro para mi familia, de ahí en adelante nunca volvieron a ser los mismos.

No me considero especial por aquello ya que, millones de chicos y chicas se suicidan a cada minuto, por lo cual aquello solo me hizo ser, uno mas entre el resto.







Ángel de 4 patasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora