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De nuevo veía un papel de color blanco pegado en su casillero con el mismo escrito y sin el nombre de quien lo mandaba. Suspiró y guardó aquel papel junto al resto en una pequeña caja. Sí, él no era cruel como muchos otros de sus compañeros, quienes recibían algo y si no les gustaba simplemente lo desechaban.

—¿Otro papelito? —preguntó su amigo.
—Sí y con el mismo escrito.
—¿Aún sigue siendo anónimo? —el moreno asintió—. Ya veo, ¿tienes idea de quién es tu admirador secreto?
—La verdad, no —se encogió de hombros—, tampoco es como que me interese saber quien es.
—Pues yo si quiero saber Aron —hizo un puchero—, averiguaré con mis contactos.
—¿Ahora así llamas a tu novio?, ¿qué esa no era tu mamá?
—Cállate idiota, arruinas todo.

Ambos se fueron a su respectivo salón. Tal vez le haya dicho aquello a su amigo, pero la verdad era que estaba muy curioso por saber de quien se trataba. Desde hace más de un mes había comenzado a recibir aquellas pequeñas notas, al principio no les daba importancia y aun así las guardaba pero con el pasar del tiempo cada día, por algún motivo, esperaba ansioso ver otra nota con el nombre de la persona que lo mandaba. Pero no había sucedido aquello, recibía la nota con el mismo escrito y en anónimo.

Suspiró y prestó atención a clase. Ya no quería pensar en quién podría ser la persona misteriosa que le dejara aquellas notas, aún así su cerebro trabajaba y le daba opciones pero ninguna lo convencía del todo.

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—¿Cuándo te le vas a confesar?
—Todavía no, así que no insistas.
—Pero ya llevas más de un mes y ni siquiera te atreves a decirle un maldito «Hola».
—¿Cómo voy a decirle «Hola» si no sabe de mi existencia?
—Buen punto.

Ambos rieron. Caminaron hacia la cafetería, pues no tenían clase en esa hora por lo que podían desayunar a gusto y ponerse al tanto de todo.

—Mira quien viene ahí.

Señaló al moreno quien iba platicando tranquilamente con unos amigos. El chico sacó un libro al azar de su mochila y se oculto tras éste provocando que su acompañante riera por su acción, si bien, hace unos segundos le había dicho que no sabía de su existencia entonces, ¿por qué se escondía? Se le hacía absurdo pero divertido. Aunque ya estaba pensando en un plan para que su amigo se acercase al chico moreno.

No muy alejados de ellos, estaba el grupo de Aron platicando tranquilamente. Reían y bromeaban como siempre hasta que el chico pelinegro dio un pequeño golpe en la mesa provocando que dejasen de reír.

—Bien, ahora a ponernos serios.
—Claro Ren y luego tú —lo molestó el moreno.
—JR~ dile que no me moleste —hizo un puchero.
—Pero si apoyo la idea de Aron, ¡auch! —Se sobó su brazo-. De acuerdo, ¿para qué soy bueno?
—Para nada —dijo Aron riéndose.
—Para la cama —habló Ren pasando una mano por el muslo de su novio.
—Ya Ren, no empieces de calenturiento.
—Aish, arruinas todo —hizo un mohín.
—Oigan, no por nada me acabo de saltar una clase —Se cruzó de brazos—. Así que hablen.
—Bueno mi bello agumon, necesitamos de tu servicio —el nombrado sólo levantó una ceja—, tú conoces a todos los de la escuela y...
—Ren, yo no conozco a todos los de la escuela, ¿cuántas veces debo decírtelo?
—Pero eres un gran investigador —Sonrió.
—No soy un investigador.
—Da igual lo que seas, pero necesito que averigües quién le deja las notas a Aron en su casillero —JR suspiró—. Te voy ayudar un poquito bebé —Sacó un folder de su mochila y se lo entregó—, es un informe de mi investigación —le guiñó un ojo.

JR rió un poco, abrió el folder mirando su contenido para luego soltar la carcajada seguido del moreno mientras que el pelinegro fruncía el ceño.

—¿Qué es lo gracioso?
—¿Le llamas informe a...—Seguía riendo— a una hoja con una frase en letras grandes? —Volvió a reír.
—Idiotas —dicho esto se puso de pie y salió del sitio molesto.

Ambos chicos continuaban riendo. Aron estaba sosteniéndose el estómago mientras liberaba pequeñas lágrimas al igual que su acompañante. Después de un buen rato, ambos pudieron calmarse, pero en cuanto veían el dichoso "informe" del pelinegro volvían a reír.

—Ay mi pancita.
—Ren no me lo va a perdonar.
—Es que de verdad se pasa.
—Como sea —Guardó el folder en su mochila—, Aron...—dijo serio—, ¿tú quieres que averigüe quién te deja las notas? —el moreno no dijo nada— Si no quieres...
—Sí quiero JR, a Ren siempre le digo que no pero en realidad la curiosidad por saber de quien se trata me carcome por dentro.
—De acuerdo —extendió su mano—, dame una de las notas.
—Están en mi casillero, te doy una más tarde —el otro asintió—, pero sabes, Ren escribió que se trataba de un chico.
—¿Y?
—¿Cómo puede estar seguro de que es un chico? —JR se encogió de hombros.
—Necesito revisar bien su informe.
—Pero sólo es una maldita frase escrita con letras grandes.
—Eso piensas —sonrió—. Nos vemos al rato —dijo mirando su reloj—, estaré esperando la nota —dicho esto se marchó.

Aron permaneció unos minutos más en el sitio revisando sus redes sociales sin percatarse de la mirada que le lanzaba un chico sentado cuatro mesas alejado de él ocultando la mitad de su rostro con un libro.

NOTAS ANÓNIMAS [MINRON]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora