Preparativos

13 4 1
                                    

     -Ahora, será necesario que vayamos al auto mercado, no pretenderás acoger a una persona en tu casa, teniéndola como la tienes. -Hablaba la vieja Collins, mientras conducía.

     -¿Qué tiene de malo, por favor? Está perfectamente. -Me quejo.

     -¿Perfectamente? Discúlpame muchacho, pero no permitiré que acojas a un joven de 16 años en ese cuchitril como lo tienes, no se diga más. -Cerró, cortante, la conversación.

     Estuve a punto de replicar, pero me pareció mejor quedarme callado. He llegado a entender que para esta vieja, sólo importa su opinión. Conduce durante al menos unos 20 minutos más, para luego aparcar en un auto mercado.

     -Bien, llegamos, compraré lo necesario para al menos 2 semanas, después tendrás que hacerlo tú por tu propia cuenta, ¿entendido?

     -Sí, sí, sí lo que diga. Aunque quizás podría no comprar nada y morirnos los dos de hambre. -Bromeo, y la mirada asesina que me hecha me hace echarme para atrás.- Eso sólo una broma, sólo eso.

     -Pues bien, señor payaso, mejor que dejes las bromas para después, ahora baja, no tenemos tiempo que perder.

     ¿Alguno de ustedes recuerdan su época de infancia, cuando su madre decía "vístete, que vamos a comprar comida para la casa", y te molestabas e ibas de mala gana? Pues bien, exactamente así me siento acompañando a la vieja Collins, que selecciona cada producto con una meticulosidad estresante.

     -¿El hombre no te dijo si sufría algo del estómago? Podría ser celíaco... O intolerante a la lactosa, quizás... -Hablaba la señora, mientras revisaba el objeto, leyendo exactamente lo que ponía en sus ingredientes y preparación.

     -Yo que voy a saber, el hombre no dijo nada de eso, por favor, ¿quieres apresurarte? Sí, sí, agarra esas pastas son buenas, vayámonos a la caja. -Le decía.

     En fin, estuvimos exactamente 1 hora allí, seleccionando los productos de limpieza, comida, dulces, etc. Y luego, 30 minutos más para pagarlo todo. Fue extremadamente tedioso.

     -Bien, ahora, deberíamos ir a pagar todos tus servicios del hogar, no vaya a ser que te los corten, o peor, que te desahucien. 

     -Que novedad. -Respondí, irónico.

    -¿Jum?

     -Nada, nada.

     La verdad, es que no sería la primera vez que vivo un desahucio. Cuando era pequeño (contaba con unos... 10 años quizás), mi familia pasó por una crisis financiera un poco bastante fuerte. Casi no podíamos comer nada, y la frustración se veía crecer y crecer en el rostro de mi padre, pues no conseguía trabajo, y debíamos mantenernos con las pocas cosas que hacíamos.

     Al 3er mes de permanecer así, las autoridades llegaron. Ya habían dejado una nota antes, pero la escondieron para que yo no me enterara, ni preguntara. Observé cómo nos sacaban de casa, junto con posesiones menores. Estuvieron a punto de llevarme con ellos, pero para mi suerte, mi tío anunció que nos acogería. Es así como me libré de ir a un orfanato. Sinceramente, no lo recuerdo como una experiencia muy bonita, y daría todo por no volver a repetirla.

     Pagar los servicios fue exactamente igual que el ir de compras. Tedioso, pues además las personas que nos atendieron eran pesados, lentos y poco amables. En fin, hay algo que agradezco mucho, aunque no se lo dije, pues no le revelaría jamás que aprecio algún acto de ella, y es el hecho de que la vieja Collins pagó todos y cada uno de ellos. No pude evitar sentirme avergonzado.

     -Uh... No veo necesario que pagues por mí... -Le dije.

     -Tonterías muchacho, lo haré, al fin y al cabo, tú no tienes ni un duro.

Vale la penaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora