-Vaya, no sabía que fueras de esas.- dijo dandose la vuelta y mirándome.
-¿De esas?- pregunté confundida.
-De las lanzadas, de las que aprovechan la moto para agarrarme de la cintura y tenerme cerca.- dijo en un tono burlón.
-Claro que sí- contesté indiferente.- y, entonces, si no me agarro a ti ¿dónde pretendes que me agarre?
-Puedes agarrarte a la parte trasera pero tranquila,-hizo una pausa- a mi no me molesta en absoluto que quieras estar tan pegadita.-dijo en un tono seductor, que no me seducía ni mucho menos. Lo único que hice fue poner mis ojos en blanco, y este al no obtener una respueta por mi parte arrancó la moto diciendo.-disfrute del viaje señorita.
Estábamos recorriendo las calles de la ciudad a medianoche, cosa que era muy relajante pero la cual no podía disfrutar debido al viento frío chocando con mi piel.Tenía mis ojos cerrados, ya que, el viento, que iba en nuestra contra era muy molesto. Lo único que podía hacer era resguardarme en la gran espalda de aquel chico, del cuál no sabía ni su nombre.
-Si quieres estamos así toda la noche, aunque prefiero cambiar de posturita.-me susurró, haciendo que abriese mis ojos y encontrándome en la puerta de mi casa.
-No me había dado cuenta de que ya estábamos.- le dije.
-Es normal, estabas muy concentrada apoyándote en mis grandiosos músculos.
-¿No te cansas de ser tan egocéntrico? Solo te conozco de un maldito día y ya no te soporto.
-Eso es lo que quieres creer, en realidad estás deseando verme mañana.- dijo sonriendo, mostrando sus oyuelos.
-Lo que tú digas.- dije dándome la vuelta y entrando en mi portal, cosa que no fue posible ya que alguien me agarró del brazo, haciendo que me diese la vuelta.
-¿No me vas a dar ni las gracias?- dijo acercándose a mi.
-¿A quién tengo que darle las gracias?- dije haciéndome la loca.
-A mi.
-¿Y cómo debo llamarte?
-Llámame cómo quieras, musculitos, bellezón...
-Oh vamos, no creerás que voy a ponerte alguno de esos motes.
-¿Por qué no ibas a hacerlo?
-Porque mentiría, prefiero llamarte por tu nombre.
-Pero yo no quiero dártelo.- dijo vacilón.
-Bueno.
-Bueno.- repitió burlón.-venga, dame las gracias.
-Gracias.- dije con un tono de indiferencia.- gracias, aunque yo no te haya pedido que me trajeras.
-Oh vamos, de no ser por mi ahora tal vez estarías muerta, no seas tan orgullosa preciosa y dame las gracias.- dijo en un susurro, ya que había una mínima distancia entre nosotros.
-Ya te las he dado, ¿quieres que te haga una pancarta o algo?- dije separándome de él, o intentándolo, ya que choqué con la puerta.
-No estaría mal. Vamos, dame las gracias como una persona agradable y simpática.
-Gracias.- dije con el mismo tono que antes.
-Vaaaaaamos, dilo bien.-dijo acercandose más.
-¡Gracias, gracias, gracias!¡Eres mi superhéroe!¡Me has salvado!- dije vacilándole.
-Eres increíble, no eres capaz de darle las gracias a una persona que te ha salvado la vida.- dijo negando con la cabeza
-Tú hoy no me las has dado.- le recordé.
-Claro que lo he hecho.- repondió seguro.
-No, no lo has hecho.
-Sí, sí lo he hecho.
-Como sea.- dije revoleando mis ojos. Sonreí y entré en mi portal.
Subí por las escaleras y según entre por mi puerta cogí un cigarrilo y salí a la terraza. Hoy había sido un día muy estresante, demasiado. Acabé el cigarro y tras ponerme el pijama y lavarme los dientes me fui a la cama, para soñar, un día más con mi hermano.
***
Oí como mi despertador sonaba, por lo que decidí levantarme, ya que si no llegaría tarde a la universidad. Desayuné unas tostadas, un zumo de naranja, y un café, y tras limpiar la cocina me metí en la ducha y me vestí después de esto. Hoy iría vestida con una falda negra, al igual que las medias, una camisa cruda, un jersey granate y unos zapatos oxford, era una ropa elegante, la cual me estilizaba y relucía mi tipo, lo cual nunca venía mal. Encendí un cigarro y salí por mi puerta. Me dirigí a mi garaje sin recordar que ayer no vine en coche y lo primero que hice al recordarlo fue llamar a la grúa para hacer que trajesen mi coche pero que antes me pusiesen gasolina. Salí por la puerta, recogiendo el correo y leyendo una nota que ponía: Harry, mi nombre es Harry ¿osea que, el pesado de la moto se llamaba Harry? La simple nota me hizo sonreír, cosa que corregí rápido poniéndome seria y guardando en mi bolso las demás cartas, que al volver a casa leería. Era más lógico que subiera y las dejara, pero eso era algo que me daba pereza y nunca me planteaba. Al salir me encontré con la moto del chico llamado Harry, y solo por el hecho de no volver a encontrármelo aceleré mi paso. Cogí el bus de línea y me dirigí a la universidad.
***
¡Noa!- grito Jeremy al entrar en clase.
-Hola jeremy, ¿Qué tal lo pasaste con la chica de anoche?- le pregunté.
-Muy bien, más que eso, la tía estaba de escándalo, y encima era de las fáciles, no tardó en quitarse las bragas para mi.
-Ya se le veía en la cara.-comenté, cosa que le hizo reír a mi amigo.
El día se me pasó muy rápido, más que eso, sin darme cuenta ya estaba en casa, y ya tenía mi coche en el garaje, cosa que agradecía. Debía salir pronto hacia la consulta, ya que hoy, me tocaba cita con el Dr. Pervin, mi psicólogo.
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¡Hola! Espero que les haya gustado este cap. Ya sé que tardo demasiado en subir, y voy a intentar subir más a menudo, pero entre exámenes y demás, es díficil para mi. ¡Voten y comenten! Un besito.
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The distance.
Teen Fiction-No consigo sacarte de mi cabeza.- me susurró al oído. Fue ahí, cuando me enamoré perdidámente de él, de una manera que ni yo sabía que podía.