Capítulo 4. - "No me desafíes preciosa."

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-Hola Michael.- dije tras entrar por la puerta del bar en el que trabajaba.

 -Buenas tardes Noa. ¿Qué tal ha ido tu día?- me preguntó mi jefe.

 -No muy bien, he de admitir.

 -Bueno, pues eso va a cambiar.

 -¿Qué noticia me vas a dar, que me alegre tanto el día?

 -Sabes que Amy se fue, y su turno de noche está libre.

 -Lo siento Michael, pero no puedo hacer los dos turnos.- contesté sin dejarle terminar.

 -Ya lo sé Noa, ya lo sé.- dijo sonriéndome.- Por eso, vas a comenzar a trabajar en el turno de noche, son menos horas de las que trabajas ahora, y hay más clientes, por lo que ganarás mas. En vez de trabajar de 15:00 a 19:00 trabajarás de 21:00 a 23:30.

 -¿Enserio? ¡Gracias Michael, te quiero, te quiero, te quiero! ¡Eres el mejor! ¡El mejor jefe que se puede tener!- dije abrazándole.

 -Me alegro de que te guste la idea Noa, pero suéltame ya, que si no los demás van a pensar que tengo algún tipo de favoritismo cuando no es así.- dijo sonriéndome y guiñándome un ojo.

Michael era un señor encantador, tenía muchísima suerte de tenerle como jefe, él sabía por todo lo que yo había pasado, y me ayudó mucho, con todo.Todo el tiempo que llevo trabajando en el bar se ha preocupado en todo momento por mí, ha sido como un padre para mí.- así que vete a tu casa, y descansa, no quiero que te duermas para tu nuevo puesto de trabajo.

 -Vale, Michael, luego nos vemos.-dije saliendo del bar. Me subí en mi coche, y me fui a casa, para estudiar.

 ***

Estaba en casa, y ya había estudiado dos temas de Anatomía, cuando de pronto sonó mi teléfono.

 -Rubia, ¿vienes a tomar algo?- era Jeremy.

 -No, jeremy, voy a estudiar un tema de anatomía y luego tengo que hacer unas cosas.

 -No Noa, vamos a tomar algo, Anatomía puede esperar. Vamos, me estoy volviendo un aburrido por tu culpa.- dijo poniendo voz de niño pequeño.

 -¿No tienes mas amigos?

 -Sí, pero como contigo no me lo paso con ninguno. Vamos Noa, por favor, vuelve a ser esa Noa fiestera, la que me tiene que sacar de casa a rastras para ir a alguna fiesta.

 -Pero si tú haces muy bien ese papel.

 -Pero no me gusta, prefiero ser el obligado.- al oír este comentario no pude evitar reírme.-Suena bien.

 -¿El que?- pregunté sin comprender.

 -Tu risa, me gustaría escucharla más a menudo. Oye, ¿por qué no estás trabajando?

 -Ya tardabas en preguntármelo ¡me han ascendido, bueno, si es que se le puede llamar ascenso, el caso, trabajo por la noche, solo dos horas y media, y me pagan más!

 -¡Eso sí que son buenas noticias rubia, venga salimos a celebrarlo!

 -Que no, que yo me quedo estudiando.

 -No, tú sales conmigo, por favor Noa, hago lo que quieras.

 -Que no Jeremy, no seas pesado, si eso pasate luego por el bar, ¿te parece?

 -Algo es algo. Estudia mucho cerebrito.

 -Adios Jeremy, un beso.

 -Adios rubia, un beso.

*** 

Ya eran las 19:00 y yo no me había dado cuenta, ya me sabía los tres temas de Anatomía y estaba más que satisfecha. Cogí una manzana y baje al portal, para ir al cementerio y de paso dar una vuelta. Por el camino, me encontré con unas cuantas parejas de la mano, a las cuáles envidiaba, pero yo traía la mala suerte conmigo, por lo que sabía que nunca estaría así con alguien. No sabía ni como tenía a Jeremy, Michael o Nathan. Sin darme cuenta, ya había llegado al cementerio, y como de costumbre, ya había comprado unas rosas blancas en la floristería que se encontraba de camino. Me dirigí hacia la tumba de mi hermano, y, como siempre, me senté y dejé las flores, cambiándolas por las del día anterior.

The distance.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora