-Hola Michael.- dije tras entrar por la puerta del bar en el que trabajaba.
-Buenas tardes Noa. ¿Qué tal ha ido tu día?- me preguntó mi jefe.
-No muy bien, he de admitir.
-Bueno, pues eso va a cambiar.
-¿Qué noticia me vas a dar, que me alegre tanto el día?
-Sabes que Amy se fue, y su turno de noche está libre.
-Lo siento Michael, pero no puedo hacer los dos turnos.- contesté sin dejarle terminar.
-Ya lo sé Noa, ya lo sé.- dijo sonriéndome.- Por eso, vas a comenzar a trabajar en el turno de noche, son menos horas de las que trabajas ahora, y hay más clientes, por lo que ganarás mas. En vez de trabajar de 15:00 a 19:00 trabajarás de 21:00 a 23:30.
-¿Enserio? ¡Gracias Michael, te quiero, te quiero, te quiero! ¡Eres el mejor! ¡El mejor jefe que se puede tener!- dije abrazándole.
-Me alegro de que te guste la idea Noa, pero suéltame ya, que si no los demás van a pensar que tengo algún tipo de favoritismo cuando no es así.- dijo sonriéndome y guiñándome un ojo.
Michael era un señor encantador, tenía muchísima suerte de tenerle como jefe, él sabía por todo lo que yo había pasado, y me ayudó mucho, con todo.Todo el tiempo que llevo trabajando en el bar se ha preocupado en todo momento por mí, ha sido como un padre para mí.- así que vete a tu casa, y descansa, no quiero que te duermas para tu nuevo puesto de trabajo.
-Vale, Michael, luego nos vemos.-dije saliendo del bar. Me subí en mi coche, y me fui a casa, para estudiar.
***
Estaba en casa, y ya había estudiado dos temas de Anatomía, cuando de pronto sonó mi teléfono.
-Rubia, ¿vienes a tomar algo?- era Jeremy.
-No, jeremy, voy a estudiar un tema de anatomía y luego tengo que hacer unas cosas.
-No Noa, vamos a tomar algo, Anatomía puede esperar. Vamos, me estoy volviendo un aburrido por tu culpa.- dijo poniendo voz de niño pequeño.
-¿No tienes mas amigos?
-Sí, pero como contigo no me lo paso con ninguno. Vamos Noa, por favor, vuelve a ser esa Noa fiestera, la que me tiene que sacar de casa a rastras para ir a alguna fiesta.
-Pero si tú haces muy bien ese papel.
-Pero no me gusta, prefiero ser el obligado.- al oír este comentario no pude evitar reírme.-Suena bien.
-¿El que?- pregunté sin comprender.
-Tu risa, me gustaría escucharla más a menudo. Oye, ¿por qué no estás trabajando?
-Ya tardabas en preguntármelo ¡me han ascendido, bueno, si es que se le puede llamar ascenso, el caso, trabajo por la noche, solo dos horas y media, y me pagan más!
-¡Eso sí que son buenas noticias rubia, venga salimos a celebrarlo!
-Que no, que yo me quedo estudiando.
-No, tú sales conmigo, por favor Noa, hago lo que quieras.
-Que no Jeremy, no seas pesado, si eso pasate luego por el bar, ¿te parece?
-Algo es algo. Estudia mucho cerebrito.
-Adios Jeremy, un beso.
-Adios rubia, un beso.
***
Ya eran las 19:00 y yo no me había dado cuenta, ya me sabía los tres temas de Anatomía y estaba más que satisfecha. Cogí una manzana y baje al portal, para ir al cementerio y de paso dar una vuelta. Por el camino, me encontré con unas cuantas parejas de la mano, a las cuáles envidiaba, pero yo traía la mala suerte conmigo, por lo que sabía que nunca estaría así con alguien. No sabía ni como tenía a Jeremy, Michael o Nathan. Sin darme cuenta, ya había llegado al cementerio, y como de costumbre, ya había comprado unas rosas blancas en la floristería que se encontraba de camino. Me dirigí hacia la tumba de mi hermano, y, como siempre, me senté y dejé las flores, cambiándolas por las del día anterior.
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The distance.
Teen Fiction-No consigo sacarte de mi cabeza.- me susurró al oído. Fue ahí, cuando me enamoré perdidámente de él, de una manera que ni yo sabía que podía.