Nada Personal, Sólo Palabras.

(H)Error. /468

(H)Error.

Entre las muchas cosas que no quiero recordar, lo peores recuerdos parecen imponerse a los buenos. Tú no me conoces aunque creas que si lo haces.
Piensas que conoces mi siguiente paso, no lo haces, en verdad no lo haces.

Que tenga las rodillas lastimadas no significa que tú puedas ver los heridas en ellas.

Tú no conoces mi mayor error o el mejor acierto.

Bien, tu que crees poder lograrlo todo, ¿Qué te puedo decir? siento decirte que hay límites, y tus alas se pueden romper, yo igual podría ser la víctima, pero ese no es el problema ni el punto.

Cuando te hayas ido seguro vendrán más y también se irán, al final siempre se van, entonces lloraré un poco por etiqueta y compromiso, y esperaré lo siguiente.

¿Yo podría abandonar la soledad? A veces creo que no, tú ni nadie espera pelear contra un dragón porque no existe, ese es el punto.

No estamos bien, tú eres fuego y yo agua helada, estamos condenados a desaparecer desde el principio. Soy agua que ha de apagar tu llama, siento decir que si fuera hielo todo sería más fácil. Ambos vamos a morir en éste viaje, ese será el pago a los pocos minutos de gloria que el universo nos permitió. Tú bala ha de perforar mi cráneo justo cuando mi daga atraviese insolente y con fuerza tu espalda, buscando con desesperación parar los latidos de tu corazón. Entonces gotas de sangre escurridas desde mi cabeza han de llegar hasta tu pecho y en esa mezcla fatídica habrá de consumarse el desenlace de esta historia, ¿Entiendes? ¡Estamos condenados!

Siento decir que no me importa lo que sigue, pero es la verdad ¿Podrías empezar a empacar?

En verdad estoy tratando de ser más amable ¿Por qué no lo aprecias?

Ahora puedo escuchar el sonido de carcajadas quebradas, y puedo imaginar las sonrisas distorsionadas a través del tiempo.

Me adjudico la culpa y acepto la condena, sólo alcanzo a decir lo siento, y mi disculpa es vacía, tan vacía como yo.

Estoy recordando sus palabras, las de todos, verdaderamente soy una mala persona, siento tanto no haber parado antes.
Bien, creo que estoy bien, en la eterna condena del purgatorio, y esto no está tan mal, tampoco es insano, es real, podría pagar las condenas de quien quiera se las pague, pues no tengo ganas de pasar a la gloria eterna.
Y está bien, no merezco redención, es sólo que a veces el anhelo de no haber llegado a este punto me invade, entonces mis piernas flaquean y el valor para recordarme que estoy perdido se niega a alentar ese anhelo, porque así debe ser, debe quedarse en el fango o perderse en el desierto. Entre mi soledad y mis errores no hay espacio para absurdos anhelos.