Moonlight

La verdad

Harry y Ron habían estado esperando a Hermione en el desayuno (igualmente, Harry esperaba ver a la pelirroja), pero fue en vano. Aunque grande fue la sorpresa que se llevaron cuando escucharon a Parvati Patil y a Lavender Brown platicarle a Ginny y a los gemelos Weasley como ambas chicas seguían dormidas y que aparentemente no habían llegado a dormir hasta hoy en la mañana.

Todos en el colegio hablaban del baile y en especial de las dos parejas de la noche, las de Krum y Malfoy, y eso hizo que la noticia de que la chica Durmstrang dormía en la torre de Gryffindor junto a Hermione Granger se expandiera en solo unos minutos.

—Alyssa... Alyssa... —murmuraba Hermione. Su amiga estaba dormida y la tenía abrazada, con un brazo sobre sus hombros y una pierna sobre su estómago, impidiéndole moverse.

—¿Qué pasó? —contestó la chica adormitada. Poco a poco abrió los ojos y vio como su amiga la observaba divertida.

—Quiero ir al baño —habló Hermione, casi riendo por la posición en la que estaban.

—Buenos días a ti también —dijo Alyssa rodando los ojos, aunque luego soltó una risita, ciertamente la posición era rara—. Fuera de aquí —dijo la pelirroja luego de quitar su cuerpo de encima de la castaña y empujarla fuera de la cama.

—Buenas tardes diría yo, es más de medio día —exclamó la castaña divertida mientras le señalaba el reloj. Alyssa observó a su alrededor luego de confirmar la hora y se dio cuenta de que el cuarto estaba vacío.

Ya listas ambas chicas se dirigieron al comedor, que estaba casi vacío, por lo que lograron desayunar libres de miradas curiosas. Luego de platicar un rato más, Hermione se dirigió a buscar a sus dos amigos, mientras que Alyssa se dirigió al barco de Durmstrang con su maleta levitando a un lado.

Pero Alyssa aún tenía pendientes por resolver, así que, apenas acomodó sus cosas, regresó al castillo de Hogwarts en busca de la menor de los Weasley. Con quién estuvo un largo tiempo charlando.

—No me toques —gritó Ginny cuando la chica intentó abrazarla, luego se cubrió el rostro y se puso a llorar. Alyssa había dicho lo que tenía qué decir y, naturalmente, Weasley estaba bastante afectada por la noticia.

Alyssa, hincada frente a la otra pelirroja, se acomodó mejor y se sentó junto a ella en el suelo del salón vacío.

—Lo siento, de verdad, lo siento mucho —le repitió con honestidad por milésima vez en la última media hora, aunque sabía que ninguna disculpa compensaba lo que le había hecho. Ginny parecía hacerse cada vez más pequeña en medio del llanto, Alyssa tomó con cuidado una de sus manos y la chica no puso resistencia.

—Todo este tiempo... yo creí... —pero Ginny no pudo terminar porque se rompió en llanto de nuevo.

—Lo sé, lo sé, lo siento —repitió Alyssa, ya con lágrimas cayendo por sus mejillas— pero no, eres más que inocente, Ginny.

Así estuvieron un rato más, con Alyssa disculpándose e intentando consolar a la pelirroja.

—Estoy aquí para lo que sea y me puedes pedir cualquier cosa que necesites, ¿si? —le repitió Alyssa al despedirse de ella. La otra pelirroja le dedicó una sonrisa minúscula y asintió.

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Dos días después del baile Harry se sentía bastante agobiado, había intentado muchas veces acercarse a Alyssa. Pero la chica siempre estaba rodeada de personas, la mayoría de Durmstrang, quiénes no lucían muy amigables a primera vista. Intentó persuadir a Hermione de que le hablara de la pelirroja, pero lo único que logró fue que lo empezara a ignorar ella también. Al menos sus dos amigos actuaban como si nunca se hubieran peleado la noche del baile y Harry lo agradecía bastante, no era bonito estar entre ellos cuando estaban enojados.