Capítulo 9

6.7K 883 662
                                    


Ya era miércoles por la mañana y se había quedado dormido sin avanzar en su tarea.

La buena noticia: No era tanta.

La mala: Tenía esa clase a primera hora.

Pronto, se vistió, tomó un desayuno simple y corrió a la escuela, no sin antes tomar algo de dinero.

Corrió con el propósito de hacerla al llegar. Apenas se sentó, inició con sus deberes. Quedaban cinco minutos antes de que comenzara la clase y él no llevaba ni la mitad.

Tsukishima, quien estuvo observando la escena todo el tiempo, arrojó su libreta al pupitre de Yamaguchi.

— Cópiala si quieres— Fue lo único que dijo.

— ¡Gracias, Tsukishima!

Pero, en sus adentros, Tadashi se preguntaba por qué hacía cosas como esas para después rechazarlo.

"Tsukishima no te odia. Sólo... pasó por algo difícil hace poco". Las palabras de Sugawara volvieron a su mente.

¿Algo difícil? ¿Murió su perro? ¿Algún familiar está enfermo? ¿Un amigo se mudó a otro país?

No tenía idea pero, entre todas sus opciones, ninguna se acercaba a que él fuera la razón.

Pensar en eso le formó dos propósitos: El primero, descubrir qué era lo que le sucedía a Tsukishima. El segundo, formar amistad con el, prácticamente inalcanzable, rubio.

Ese era uno de los dones de Yamaguchi Tadashi: Su obstinación, que, a su vez (y desde otro punto de vista), era un defecto.

Uno de esos puntos de vista sería el de Tsukishima Kei.

Tadashi logró pasar los apuntes necesarios para ese día y le devolvió su libreta a Kei con un minuto restante de tiempo.

Las clases dieron comienzo.

No fueron particularmente aburridas, pero por alguna razón no podía concentrarse, por más empeño que pusiera en intentarlo. Sus pensamientos se alejaban de la literatura y se centraban en Tsukishima Kei.

— Oye— Era su voz, ¿hablándole? — ¿Te sientes bien? — ¿Preocupándose? — Pareces distraído.

— ¿Eh? Estoy bien, gracias.

No lo estaba.

La necesidad de recordar se estaba haciendo tan grande que no podía pensar en nada más.

La campana sonó indicando que el receso había llegado; bajó rumbo a la cafetería casi en automático.

Después de comprar un sándwich, volvió a su salón de clases.

Notó que el muchacho más alto (quien destacaba por la misma razón) seguía ahí, ya que se encontraba comiendo su almuerzo y sus audífonos ya se encontraban puestos.

Sin tomarle importancia, se sentó a su lado. Lo despojó de sus audífonos y los colocó en los hombros de Tsukki. Le dedicó una amplia sonrisa para luego decir:

— Lo siento.

Eso no pudo dejar más desconcertado al otro joven.

— ¿Por qué te disculparías?

— Debí hacer algo para que te molestaras ayer. Lo siento— Repitió—. Sugawara-san me dijo que no me odiabas y...— Si mencionaba el resto, metería en problemas a su superior, así que se limitó a decir: — quisiera saber, si es que no me odias, qué sucede.

RecuerdosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora