Capítulo 3

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Kei se encerró en su habitación para ponerse a pensar.

Justo antes de quedarse dormido, un mensaje llegó a su celular.

Sugawara: Oye, Tsukishima, ¿qué pasó?

El más joven no respondió de inmediato. La segunda persona en la que, analizándolo bien, más podía confiar, sería en él: Suga. Después de todo, inspiraba ese aire de confianza.

Tsukishima: Estoy bien, gracias.

Sugawara: No fue eso lo que pregunté.

Sugawara: ¿Quieres hablar de esto?

Tsukishima: Preferiría hacerlo después. En persona.

Sugawara: ¿Mañana tienes algo que hacer?

Tsukishima: Iba a salir con Yamaguchi, pero supongo que eso ya no importa. ¿Por qué?

Sugawara: Hay que vernos para que hables de esto. ¿Puedes a las once frente a la estación?

Tsukishima: Sí. Gracias, Sugawara-san.

Echó su teléfono a su lado para dar otro gran suspiro.

Kei— Era su madre otra vez—, te traje la cena. ¿Puedo entrar o la dejo afuera?

— Entra— Así lo hizo— Puedes dejarla en el escritorio.

— Sí— Puso la bandeja que contenía una sopa de miso y un jugo de manzana en donde le indicó—. Kei, ¿quieres hablar de esto?

— No en realidad— Su madre soltó un suspiro.

— Rayos, Kei, trato de comunicarme contigo, tal vez no sea una gran ayuda pero puedes desahogarte...

— Estoy bien, ya te lo dije, mamá.

— ¿Hablarías con Akiteru si él estuviera aquí?

— Le diría lo mismo que a ti.

— Al menos dime qué sucedió.

— Se golpeó en la cabeza, lo llevé a la enfermería, despertó casi dos horas más tarde, lo primero que dijo fue: "¿Quién eres?", me llamó "Tsukishima-san". ¿Con eso está bien? — A pesar de que su voz no sonara contenta, se sentía un poco mejor diciéndole eso a su madre.

— No es como si estuviera bien, pero supongo que es mejor a que te lo guardes— Sin su permiso, abrazó a su hijo—. Te amo, Kei, sabes que estoy para ti para lo que necesites.

— Sí, mamá, gracias— La señora abandonó la habitación de su hijo dejándolo sumido en sus pensamientos.

Se acercó al plato que su madre había dejado antes para comerlo antes de que se enfriara. Tarde, ya lo estaba. No le importó y se alimentó.

Puso una lista de reproducción aleatoria en su teléfono, colocó sus audífonos en sus oídos y se arrojó a la cama. De un momento a otro se había quedado dormido.

Al día siguiente, siendo inusual en él, se levantó pasadas las diez de la mañana. Le dolían los ojos de no haberse quitado los lentes y las orejas por el constante contacto con los audífonos.

Aún adolorido bajó a desayunar y para su sorpresa, su hermano estaba ahí.

— Buenos días, Kei— Saludó su hermano, con su típica sonrisa.

— Buenos días.

— Mamá tuvo que salir a hacer unas compras, pero dejó algo de arroz para que desayunaras.

— No tengo hambre— Su estómago lo traicionó dando un notorio rugido.

— Mentiroso— Akiteru sirvió un plato de arroz, lo calentó y se lo entregó a su hermano—. Debes comer bien para crecer.

— Ya crecí más que tú, hermano— Tomó unos palillos y comió a la fuerza.

— Oye, me enteré de lo de Tadashi... Lo siento— Ahí estaba, lo que Kei estuvo esperando que dijera; para entonces ya había terminado con su desayuno.

— No me tengas lástima. Lo he pensado bien, me alegra que pasara esto.

— ¿Te alegra?

— Tal vez te lo explique después. Por ahora, me iré a cambiar, tengo que salir.

Se vistió con rapidez y cepilló sus dientes. Había quedado de verse con Suga a las once y ya eran diez cuarenta. La estación quedaba a poco más de diez minutos caminando, así que pensó, llegaría perfectamente. Su plan salió tal como esperaba, faltaban cinco minutos para las once y ya estaba ahí, para su sopresa, Sugawara también.

— Llegaste antes, Tsukishima.

— Tú también, Sugawara-san.

— Bueno— Emprendió rumbo a una banca cercana, una vez en ella, siguió con sus palabras: —, ¿qué era lo que querías decir?

— Ah... Sugawara-san, puedo confiar en que no dirás nada, ¿verdad?

— Por supuesto, estoy sellado— Con sus dedos hizo como si cerrara un cierre en su boca.

— Le he gustado a Yamaguchi desde que tenemos doce.

— Vaya. A decir verdad no me sorprende mucho, pero...

— Y a mí me ha gustado desde que aquel entonces, también.

— Eso sí me sorprende— Sus ojos se abrieron como platos—. ¿Eso significa que están saliendo?

— No.

— ¿Entonces por qué sabes que le gustas?

— Lo escuché diciéndoselo a mi hermano por casualidad una vez.

— Si ambos se gustan, ¿por qué no salen?

— Ese era mi punto. Sugawara-san, ¿tú crees que soy irritante? — ¿Cómo contestar a esa pregunta? — ¿Y molesto? ¿Egoísta? ¿Egocéntrico? — A esas, mucho menos— Sé bien que lo soy, pero soy yo, no puedo cambiar. Todos piensan eso de mí, excepto Yamaguchi. Eso sólo me hace pensar una cosa.

— ¿Qué?

— Si siendo yo como soy, Yamaguchi me sigue, aun si somos sólo amigos, si fuéramos pareja, me seguiría aún más y yo no sería capaz de revertir el daño que, estoy seguro, le haré— El mayor de los dos no tenía palabras para contestar—. Entonces, después de pensarlo mucho, creo que lo mejor será si yo ya no me involucro con Yamaguchi.

— ¿Qué estás diciendo?

— Yo estaba seguro de que no sería capaz de cortar lazos con Yamaguchi porque tanto él como yo nos entristeceríamos, por eso creo que si una casualidad como esta sucedió debe de ser porque es una oportunidad.

— ¿Una oportunidad de qué?

— De cortar lazos con Yamaguchi sin lastimarlo. Él no me recuerda; actualmente lo único que sabe de mí es que mi apellido es Tsukishima y que soy un cretino. Entonces, si hago esto y sigo manteniendo esa imagen para él, será lo mejor para todos.

— No para ti.

— Sugawara-san, no te preguntaré qué es lo que debo hacer porque sé bien qué es lo que debo hacer. Gracias por escucharme, eso era todo— Se levantó de su lugar—. Debo irme.

— ¿A hacer qué?

Lo dejó con las palabras en la boca y regresó a casa.

¿Has tomado la decisión correcta, Kei?


Hace tiempo leí un headcanon en el que me basé para crear la historia. Finalmente, gracias a la persona que hizo ese headcanon (lo siento, no recuerdo su cuenta en twitter). Por supuesto, el headcanon sólo decía que Kei no tenía una relación con él por eso y aquello~ yo le agregué cosas, claro.

¡Gracias por leer!

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