4. 7 minutos en el paraíso

999 81 9
                                    

04 Sentarme afuera y bailar en la pared, tratando de olvidar todo lo que no eres tú

Cuando el baile escolar de primavera se aproxima, todos deciden que es mejor ir como un grupo de amigos en lugar de ir en parejas. Concuerdan con que habrá menos drama de esa manera. Farkle decide seguir el plan, a pesar de lo mucho que quiere pedirle a Riley que vaya con él. Supone que es para su bien. No quiere ilusionarse mucho más de lo que ya estaba luego de lo que había ocurrido en el cine.

En la noche del baile, Farkle, Lucas y Zay llegan juntos a la escuela en sus elegantes trajes negros, y reservan una mesa en la esquina del auditorio. Unos minutos después, una gran ola de gente atraviesa las puertas dobles, y Maya y Riley se encuentran en algún lugar entre toda la multitud. Farkle las reconoce cuando el brillante vestido amarillo de Maya atrapa su visión. La observa, apreciando su belleza y encanto peculiar.

Pero luego, su mirada viaja hasta Riley, y la ve en un largo vestido azul real que está adornado con pequeñas joyas, como si ella fuese la reina del estrellado cielo nocturno. Su belleza es tal que Farkle necesita aferrarse a la silla ubicada a su lado para estabilizar sus piernas. Y como si eso no fuese suficiente, los ojos de Riley se encuentran con los suyos entre el mar de gente y su sonrisa es tan brillante que resplandece en toda la habitación.

El DJ enciende la música mientras todos bailan eufóricos, y Farkle ríe cuando ve a Maya prácticamente arrastrando a Riley hacia la pista de baile. Aunque, una vez que empiezan a bailar, Riley luce como si verdaderamente esuviese disfrutándolo. Todos están tan emocionados que no parecen notar a Farkle sentado en la mesa de una esquina. Sin embargo, no le importa. Bailar nunca había sido su fuerte de todas maneras.

Luego de varias canciones aceleradas, Maya y Riley se toman un descanso del baile y se dirigen hacia la mesa. Pero la rubia se da cuenta de que Farkle está solo, por lo que se detiene en medio de la pista—. Voy a conseguir algo para beber —le avisa a Riley, empujando a la castaña hacia la mesa antes de alejarse en la dirección opuesta.

—Farkle, ¿estuviste aquí sentado tú solo todo este tiempo? —pregunta Riley con un tono triste en su voz.

—Sí, pero está bien. No me gusta bailar y además no creo que sea muy bueno.

—Bueno... hay que averiguarlo. ¿Quieres bailar?

—¿Yo? —pregunta él con desconfianza.

—Sí tú, Farkle. Vamos —ríe, mientras toma su mano y lo conduce hasta el centro de la habitación.

Riley se detiene cuando ambos se encuentran en el medio de la pista de baile, y Farkle le señala tímidamente—, pero Riley, es una canción lenta.

—Está bien. En realidad es sólo moverse adelante y atrás —explica Riley, más para convencerse a sí misma.

En ese momento, Farkle es dolorosamente consciente de lo alto que está sonando la música, de lo calurosa que se siente la habitación con toda esa gente a su alrededor, y de como los ojos de Maya se encuentran posados sobre ellos dos, como si estuviese curiosa de lo que está por suceder a continuación. Intenta empujar todas esas distracciones hacia un lado, así sólo puede concentrarse en el sentimiento de estar con ella. Todas esas otras cosas simplemente no parecen importantes cuando Riley Matthews, deslumbrante, dulce y magníficamente, está bailando contigo.

Ambos se balancean con la música sin decir nada por un largo rato, hasta que Riley rompe el silencio—. Ves, no es tan malo como pensabas, ¿verdad? —Su mirada es firme mientras espera la respuesta del muchacho.

—No, no en absoluto. Malo no está ni cerca de ser la palabra correcta para describirlo —dice él, ajustando las manos en su cintura e intentando disimular el ligero rubor en sus mejillas.

La canción termina y los dos se apartan algo aturdidos. Farkle aún lamenta el final del momento mientras la siguiente canción rápida comienza a sonar, y Maya, Zay y Lucas de pronto corren hacia Riley y Farkle, uniéndose a la pista de baile. Minutos después, el muchacho pensó que estaría sentado lejos de todo el baile, pero en su lugar se encuentra a sí mismo bailando con todos sus amigos y junto a la chica más hermosa del universo.

——————

Al final de la noche, todos se despiden fuera de la escuela, y Maya le da a Riley una sonrisa pícara antes de alejarse junto a Lucas y Zay.

Farkle ve al resto de sus amigos caminar por las calles antes de fruncir el ceño—. ¿Maya se irá? ¿Ustedes no se irán juntas?

—Esta noche no —contesta Riley, bajando la mirada al suelo. Entrelaza su mano con la de Farkle y agrega—, ¿puedes acompañarme a casa?

El muchacho mantiene sus ojos firmes en sus manos entrelazadas y balbucea—, s-seguro.

Para Farkle, el camino de regreso hacia la casa de Riley es una combinación entre actuar cool y asegurarse de que no le esté apretando la mano muy fuerte. Es una fría noche ventosa, pero en realidad él no siente tanto el frío. Caminando junto a Riley, siente que su presencia lo mantiene cálido.

Cuando llegan a la puerta de Riley, notan que todo el pasillo está tranquilo y callado. Con sus manos entrelazadas, Farkle echa un vistazo por todo el pasillo, intentando evitar su mirada. Finalmente se da cuenta de que debería hacer o decir algo, pero de pronto, siente la mano de Riley aferrarse más a la suya. Mirando a la muchacha directamente, toma una respiración agitada y se sorprende con su expresión. Conoce esa mirada. La misma que ella solía darle a Lucas cuando todavía salían, pero Farkle no puede entender por qué ahora está dirigida hacia él. 

—Realmente la pasé genial hoy, Farkle —dice Riley, ligeramente balanceando sus brazos hacia delante y atrás para apaciguar la tensión nerviosa en el aire.

—Yo igual —le dice suavemente.

—Bueno, supongo que mis padres me están esperando. Probablemente debería entrar.

—De acuerdo —responde él. Farkle sabe que ésta era su señal para soltar su mano y despedirse, pero no hace movimiento alguno, y para su sorpresa, ella tampoco.

Ambos sueltan una risita nerviosa antes de que Riley hable de nuevo—. Sé que es tarde, ¿pero quieres entrar? Mi mamá podría prepararnos té.

—Sí... sí, m-me gustaría.

Riley sonríe, claramente satisfecha con su respuesta, y abre la puerta del apartamento. Cory y Topanga se encuentran sentados en el sofá cuando ambos entran, y la mirada de confusión en el rostro de Cory rápidamente se transforma en una sonrisa cuando ve a Farkle, invitándolos a sentarse en la mesa de la cocina.

Farkle se siente cómodo con que sus padres no piensen que sea extraño el hecho de que él haya venido de un baile, de manos entrelazadas, junto a su hija. Pero la cosa que más le gusta de esta visita a la casa de los Matthews, es que a Riley tampoco parece importarle.



Fall Out Boy Drabbles | RiarkleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora