6. Sábado

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06 No puedo dormir en la estela del sábado

A la mañana del viernes siguiente, la campana suena y todo el mundo se apresura en salir de clase para, finalmente, poder ir a casa.

—Hey... ¿quieres salir este fin de semana? —le pregunta la muchacha, mientras ambos caminan por el pasillo de la escuela.

—Claro que sí. Salimos todos los fines de semana.

—Sí. Pero éste se siente algo diferente, ¿sabes? ¿Tal vez podamos tener una cita?

—Oh... sí —responde él, con un ligero rubor en las mejillas—. ¿Qué quieres hacer?

—Nada extravagante, ¿quizá sólo tener una linda cena?

—Conozco un lugar realmente bueno al que podemos ir. ¿Te busco cerca de las cinco?

—Suena bien —dice Riley, antes de darse da la vuelta y comenzar a caminar hacia su casillero; pero unos segundos después, se detiene y rápidamente camina de regreso en dirección a Farkle. Cuando ya está de pie frente a él, da un paso más hacia adelante y le planta un beso en la mejilla—. Te veré mañana —finaliza antes de alejarse. Él permanece congelado en ese rincón del pasillo, con una sonrisa gigante en su rostro por unos buenos dos o tres minutos, antes de hacer su camino a casa.

Una vez en casa, Farkle supone que hacer su tarea lo distraerá de pensar en cuánto tiempo debía esperar para ver a Riley de nuevo, pero después de una hora en ponerse al día con todas sus cosas, se da por vencido en fingir que puede concentrarse. Por lo que se lanza sobre su cama y desea que el tiempo no se pasara tan dolorosamente lento. Intenta con nombrar todas las constelaciones de su techo, leer un libro, y escuchar música, pero cuando echa un vistazo al reloj ubicado en su mesita de noche y lee un "11:45 P. M." en brillantes números rojos, se da cuenta de que no está siquiera remotamente cansado.

Se revuelve inquieto en su cama, respirando profundamente para mantener las mariposas dentro de su estómago acorraladas. No tiene idea de cómo va a lograr conciliar el sueño con toda esta emoción fluyendo por sus venas. Recostado en su cama, su mente está ocupada pensando en todas las posibles escenas que pueden tener lugar al día siguiente.

"¿Cómo lucirá? ¿Estará usando ese perfume que me gusta? ¿Y si intenta besarme de nuevo?"

Farkle gruñe y entierra la cabeza en su almohada. A pesar de sentirse ligeramente molesto por la falta de sueño que aparentemente tendría, una sonrisa se dibuja en su rostro. Está cansado y le duele un poco la cabeza, pero no cambiaría esta emoción por nada.

*** 

Al día siguiente, el pensamiento de buscar a Riley en su puerta se introduce en la mente de Farkle, pero en su lugar acuerda con encontrarla en el ventanal de su habitación. Esa siempre había sido su forma favorita de entrar a la casa de los Matthews, y no quiere que eso cambie sólo debido a su nueva relación. Así que en su mejor par de jeans negros y chaqueta de cuero, se trepa hasta la ventana y entra en la habitación de Riley. No la ve, pero puede escuchar su voz proyectándose desde el pasillo. 

—Mamá, ¿haz visto mi rizador?

—Debería estar en el baño, cariño —responde Topanga.

Debería, pero no lo veo —se queja Riley.

 —Farkle pensaría que luces hermosa hasta en pantalones deportivos y cualquier camiseta —ríe su madre, y Farkle retiene una carcajada porque sabe que es verdad—. No te estreses, Riley. Podrías usar un recogido —le sugiere.

—Esa es una buena idea. Gracias, mamá.

Farkle escucha las pisadas de Riley cada vez más fuerte, acercándose a su habitación. Con tanto nerviosismo, por un segundo piensa en ocultarse, pero no hay tiempo para llevar a cabo su plan debido a que Riley ya se encuentra entrando a la habitación, y cuando divisa a Farkle, suelta un grito.

—¡Llegas temprano!

—Lo sé. Lo siento —le dice, admirándola. Se acerca a la muchacha y se da cuenta de que, sí, está usando ese perfume que tanto le gusta, e incluso a pesar de que crea que luce hermosa sin importar qué ropa use, no puede evitar pensar en lo hermosa que se ve en esos jeans ajustados y esa camiseta que dejaba al descubierto sus hombros—. Te ves increíble, Riley.

—Tú también luces increíble —dice ella. Juega con el cuello de su chaqueta y le acomoda las mangas, antes de envolverle la cintura con los brazos y enterrar la cabeza en el hueco de su cuello—. Esto parece algo surrealista —confiesa la muchacha—, pero se siente bien.

—Sé a qué te refieres —concuerda Farkle, con los brazos alrededor de su cintura y una expresión alegre en su rostro.

—Sólo quiero terminar arreglarme el cabello y luego estaré lista para irnos —dice, apartándose de él.

—No hay prisa, Riley. Tómate tu tiempo —le asegura Farkle, y luego se sienta en el ventanal y observa mientras Riley se recoge el cabello. Cuando finalmente está lista unos minutos después, ésta se sienta a su lado.

—¿Listo? —pregunta.

—Sí —responde Farkle antes de salir por la ventana, pero suelta un jadeo cuando siente a Riley tomándolo del brazo y empujándolo hacia dentro de nuevo.

—Espera, de hecho acabo de recordar que necesito hacer una última cosa —dice ella, acercándose al muchacho.

A pesar de haber fantaseado sobre este momento una y otra vez la noche anterior, Farkle es tomado por sorpresa cuando ella presiona sus labios sobre los de él. No puede saber si es debido a tanta anticipación, el hecho de que nunca había sido besado de esta manera anteriormente, o si es sólo porque es Riley Matthews quien lo está besando, pero es asombroso. Es como si ese beso fue el primer respiro que alguna vez haya dado y ahora siempre se sentirá como si estuviese luchando por aire al no tener sus labios sobre los suyos.

Cuando se separan el uno del otro, Farkle admite—: ¿Sabes cuánto tiempo me llevó haber estado pensado en ese beso la noche anterior?

Riley sonríe—. ¿Y alcanzó tus expectativas?

—De hecho, las superó, y ahora es mi turno de hacerte sentir de la misma manera. La cena nos espera —dice el muchacho, extendiéndole una mano a Riley. Ella la sujeta y deja que Farkle la guíe por la noche cálida de Nueva York. 

Fall Out Boy Drabbles | RiarkleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora