Un Secreto

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《Todo esto es culpa mía, si yo nunca hubiera dicho que la carrera era hasta esa colina en estos momentos Miku y yo estaríamos gozando de nuestras vacaciones, ahora la veo postrada en la cama del hospital. Aunque, sé que podría ser peor, ese choque no es del tipo de cosas que puedes vivir para contarlas. No hay duda de que Miku es fuerte como una roca, por eso y mucho más es una gran amiga》se culpa Len luego de verla.

Miku se está recuperando poco a poco. Len desearía decir lo mismo de su papá, eso es algo que solo Rin, mamá y él saben. Siempre decían que él está bien pero nunca es cierto. Su enfermedad lo sucumbe día a día y si no consiguen un donante de corazón a tiempo, él podría... podría morir.

Len piensa que debería decírselo a Miku, es su mejor amiga y no hay nadie en el mundo en quien más confíe. Sin embargo, Len odiaría verla triste por su culpa, que por él ella no esté sonriendo. Para Miku, Len debe siempre mostrarle una sonrisa y estar allí cuando la necesite, eso hacen los amigos y ahora Miku la necesita.

A solo un día antes de clases van a dar de alta a Miku, y justo ahora Len va al hospital a verla. No puede esperar a observar cómo se para de esa cama con una gran sonrisa.

-¿En qué tanto piensas ah? me asustas, Len -se queja Rin poniéndolo en Tierra, olvida que también lo está acompañando. Hasta irían con su mamá pero está trabajando ahora-. Cualquiera que te viera diría que estás loco, estar menos tiempo con Miku no te ha hecho bien, pero qué bueno que ya seguirán cómo imán y metal otra vez. -Hace una pausa-. Como tiene que ser -sonríe.

-Así es -responde Len devolviendo la sonrisa.

-Y así dejarás de gastar toda tu mesada en flores para Miku -se burla mirando el ramo de azucenas azules que compró Len para ella, son sus favoritas-, cualquiera diría que es tu novia.

-Rin, no digas tonterías que no es momento -responde molesto, Len cómo odia que diga eso-. Ahora solo debemos enfocarnos en que Miku ya está mejor y... -hace una pausa y suspira-... todo volverá a ser como antes.

Rin solo se limita a verlo asombrada, y su hermano logra sentir ese silencio incómodo que explica el porqué ella lo rompió la primera vez.

Son como las tres de la tarde y el sol sin duda es sofocante y quizá por ello Rin corrió como loca rumbo al hospital al verlo de cerca. Con alegría Len sigue el paso.

Ya dentro del hospital, los hermanos bajan la velocidad, rumbo a la habitación de Miku. Len conoce de memoria donde queda; segundo piso pabellón C.

Llegando, la puerta está cerrada. Mientras Rin no se cansa de tocar la puerta yo veo por la ventana, Miku está sentada en la cama, sonriente junto a sus padres y con un médico. El solo verla ahí tan feliz alivia bastante a Len. Él ve como el padre de Miku, harto seguro de los toques constantes de mi hermana para con la puerta, hace que la abra.

-¡¡Miku!! -gritan al unísono Rin y Len al entrar a la habitación.
-Chicos, qué bien que estén aquí, pensé... -contesta Miku alegre. Los adultos solo los miraban como si fuera una novela mexicana.

-Pensé nada, ven aquí -se queja Len y se va a abrazarla, Rin lo hace de igual forma y Miku solo los abraza a los dos.

Luego del abrazo más largo de la vida de Len, se sueltan y no pueden evitar verse, pero me Miku lo hace con extrañeza y él siente demasiado húmedos mis ojos.

-No llores Len que me haces llorar a mí, me he estado aguantando - pide Miku. Len ya siente como esa humedad se desliza en sus mejillas.

-No lo haré  -promete Len secándome con los brazos, no vestía algo con mangas largas por el calor.

Serás sólo mío [Editando]Where stories live. Discover now