16.- Intercambio: Traición.

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Entre a la habitación y me quede dormida. Al día siguiente nos levantamos muy temprano para la misión.

Meti mis armas en mi porta shuriken, al igual que una vendas y medicinas, por si acaso.

Salimos de la guarida y Pain-sama se adelanto. Nosotros seguimos sus pasos hasta llegar al lugar en donde había quedado de encontrarse con el Hokage.

Llegamos unos minutos antes que el Hokage, y eso me dio tiempo para crear un clon de arena de Himawari-chan, el cual estaba al lado de Pain-sama.

Llego el Hokage y todos hicimos lo que previamente Konan-san nos había indicado. Como bien lo suponían, él no iba solo, al lado de el estaba Iruka-kun. Use mi Byakugan y unos metros atrás del Hokage se encontraba Kakashi-kun, Minato-kun y Neji-kun.

—Bien, regresame a mi hija. -ordenó Naruto-kun.

—No vienes solo y ese no era el trato. -exclamó Pain-sama.

—Ya lo sé, pero Iruka-sensei está aquí para llevarse a Himawari-chan y yo irme con ustedes. -dijo.

—Bien. Tira todas tus armas. -ordenó y Naruto-kun lo hizo.— Ahora camina despacio hasta el medio... Konan-chan, amarralo. -ordenó y apareció Konan-san para amarrar al Hokage.

Era un clon de sombra, el verdadero apareció detrás de Pain-sama apuntándole con un kunai al cuello e inmovilizándolo por completo. Iruka-kun fue hacia la supuesta Himawari-chan y la tomó. Al hacer eso el clon se desvaneció.

—¡Ahora! -ordenó Pain-sama.

Los demás salieron de su escondite y yo me quede con Himawari-chan. Al hacer eso igual salieron los acompañantes del Hokage.

— ¿En dónde está mi hija? -preguntó Naruto-kun enojado.

—No lo sé. -respondió Pain-sama.

Cuando Pain-sama dijo eso, Neji-kun activo su Byakugan y empezó a analizar el lugar. Obviamente vio en donde estaba y se fueron contra mi.

Sali corriendo al igual que los demás. Los perdí de vista y no sé que pasó con los otros.

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—Separemonos para encontrar a Itzuki-chan. -dijo Konan-san.

—¡Entendido! -dijeron al unisono.

Konan-san se fue con Pain-sama, Deidara-kun con Kakuzu-kun e Itachi-kun solo.

—Esto será algo difícil. -dijo Itachi-kun.

—Hola, Aniki. -dijo Sasuke-kun en la rama de un árbol.

—¿No te cansas, otooto? -exclamó Itachi-kun.— Ya te lo he dicho muchas veces; no odias lo suficiente como para matarme. -dijo.

—No, no te mataré. Es más, ya no pienso hacerlo. -dijo y se sentó en la rama.

—¿Qué? -exclamó confundido.

—Sí, ya no pienso matarte.... Ahora pienso matarla a ella. -dijo refiriéndose a mi.

—¿De qué estas hablando? -preguntó molesto.

—Mataré a tu noviecita, y de esa forma sufrirás lo que es que te quiten a las personas que amas. -dijo y se levantó.

—¡No te atrevas! -exclamó enojado.

—Ya verás que sí. -dijo en un tono retador y se fue.

—¿Qué puedo hacer?, no puedo dejar que Sasuke-kun le haga algo. La única forma en la que no puede dañarla es alejándola de mi. No puedo decirle nada ya que si lo hago ella no querrá alejarse de mi. -pensó Itachi-kun y luego de unos minutos continuó.
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Llegué a donde estaba Itachi-kun, me iba acercar a el pero apareció Kakashi-kunai y Neji-kun. Kakashi-kun lo agarró con la guardia baja y lo inmovilizó.

—¡Entreganos a la niña ó Itachi-kun muere! -dijo el peligris apuntando el cuello de Itachi-kun con un kunai.

¿Qué pasa con Itachi-kun? ¿Por qué no hace algo?

—¿Quieres que tu novio muera? -preguntó el peligris aún sin quitar el kunai.

¿Cómo sabe lo de Itachi-kun y yo?.... ¿Qué hago?....

Opté por entregar a Himawari-chan, estaba a punto de hacerlo pero Itachi-kun interrumpió.

—¡No lo hagas! -gritó.

—No dejaré que te maten. -dije volteando hacia él.

—Recuerda lo que dijo el jefe. -exclamó.

—Para mi eres más importante tú que esta niña. -dije y entregué a Himawari-chan.

—¡No! ¿Qué hiciste? -exclamó Itachi-kun.

Luego de eso, los otros se fueron e Itachi-kun y yo nos quedamos ahí.

—Te meterás en serios problemas. -dijo.

Dicho eso aparecieron los demás.

—¿En donde está la niña? -preguntó Pain-sama.

—Etto... La entregué. -dije nerviosa.

—¿Qué hiciste qué? -gritó Pain-sama enojado y me fulminó con la mirada.

—Iban a matar a Itachi-kun, no podía permitirlo. -exclamé.

—Dije que pasara lo que pasara no entregaran a la niña, y todos estuvieron de acuerdo. -exclamó enojado.— Traicionaste a la organización, así que, ya no eres más un Akatsuki. Entrega tu capa y anillo. -ordenó y lo hice.

—Lo siento. -dijo Konan-san mientras le entregaba las cosas.

—¡Vámonos! -ordenó Pain-sama y detuve a Itachi-kun.

—¡Oye! Lo siento, pero lo hice para salvarte. Sabes que te amo. -dije y me iba acercar a él pero se alejo.— ¿Qué pasa? -pregunté confundida.

—Yo no pedí que me salvaras. Lo siento pero yo no te amo, sólo me quería acostar contigo pero me aburriste. -dijo en un tono frío y serio.

—¡Eso no es cierto! -mi voz se quebró y me salieron unas lágrimas.

—Es la verdad... También siento que te hayan echado de la organización, pero no cumpliste con la misión. -dijo, se dio la vuelta para luego irse.

Caí de rodillas y comencé a llorar. Me dolió mucho lo que Itachi-kun me dijo. Pero me dule más amarlo y saber que él sólo me estaba usando.

Luego de un rato me levanté y me limpié las lágrimas. Comencé a caminar sin rumbo por el bosque hasta que empecé a sentir la presencia de Orochimaru-kun.

—¡Ya aparece, sé que estas ahí! -grité y apareció.

—¡Baya que eres astuta! -dijo y movió la lengua alrededor de sus labios.— Mmm... veo que ya no eres parte de los Akatsuki. -dijo.

—No, ya no. -crucé los brazos y miré a otro lado.

—¿Y ahora qué serás? digo, ya no eres shinobi de la aldea de la arena ni mi aprendiz. -dijo.

—¿Y tú qué harás sin brazos? digo, al parecer Tsunade-sama no quiso ayudarte. -dije y fruncio el ceño.— ¿Recuerdas que viniste hace tiempo?.... bueno, pues mi respuesta es "Si", volveré a ser tu aprendiz. -dije y movió nuevamente la lengua alrededor de sus labios.

—Eso es lo que quería escuchar. -dijo con una sonrisita, y de repente empezó a quejarse por el dolor de los brazos.— ¡Este maldito dolor es insoportable! -gritó.

—Te propongo algo: Curaré tus brazos y a cambio yo seré tu mano derecha. -propuse.

—Eso no le gustará nada a Kabuto-kun. -dijo.

—Lo siento, pero sino no hay trato. -dije.

—¡Hecho! -aceptó...

La Chica Akatsuki. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora