CAPÍTULO 6

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*POV de Matt*

Vaya pesada resultó ser Amanda, por un par de veces que acepté salir con ella, ahora cree que estoy a su disposición, eso ya me generó problemas con Amber. Veo la hora en el reloj digital de la pulcra pared color crema de mi oficina, la cual aún no termino de decorar, no es que sea tan nuevo en la empresa, pero no he tenido tiempo para dedicarme a la decoración de la oficina, o a buscar mi propio apartamento, quizá sea hora de hacer una de las dos, o ambas cosas. La oficina no es muy grande, pero tiene el suficiente espacio para mi escritorio (que sí es amplio), además tengo un pequeño mueble de tres asientos, un librero (semi vacío) a mi izquierda y una gran ventana a mi derecha, realmente no tengo una "puerta", es más bien una separación de vidrio pavonado, que casi siempre está abierta, porque casi todo el mundo viene a checar ''cómo va todo'' o pasarme recados. Aún falta media hora para el almuerzo, quiero huir lo más rápido posible, porque si no Amanda me alcanzará y me veré obligado a oírla cuarenta minutos hablar sobre alguna bobería que se le ocurra, como ayer, que no dejó de hablar del gato de su vecina, "que es muy peludo", "que es muy gruñón", "que se parece al Grumpy Cat", "que maúlla mucho de noche". Qué insufrible charla, o más bien monólogo, porque en todo el rato no me dejo decir ni pío. Empiezo a revisar el proyecto de diseño de unos nuevos condominios, básicamente estoy ultimando detalles porque el proyecto recibió luz verde la semana pasada. Al fin es hora de ir a almorzar y salgo disparado hacia el ascensor, antes de que Amanda me encuentre. Llego al lobby del edificio, recojo el pase para salir del edificio en horas de trabajo, porque hoy no se me apetece almorzar en la cafetería de la empresa.

-Tome un paraguas, señor. – me dice el portero – ya va a empezar a llover.

-Gracias, ... Doc. – leo su nombre en el identificador que lleva a la altura del corazón.

Cojo el mango del paraguas y salgo de edificio, a dos calles hay una cafetería acogedora que descubrí en mi primera semana aquí. Apresuro el paso cuando escucho retumbar los truenos en el cielo, vaya tormenta que habrá hoy, ojalá nos dejen salir. Por fin llego a ''The Milling'', y ni bien logro entrar, empieza a llover, no tan fuerte ni tan ligero. Paso al counter y ordeno un club sándwich y un jugo de durazno; pago y tomo asiento en una mesa desocupada junto a la mampara de vidrio que da a un jardín secreto en la parte de atrás de la cafetería, como dije, un lugar acogedor. Reviso el móvil en busca de mensajes, y solo encuentro tres llamadas perdidas de Amanda; así que, sin más, bloqueo el celular y procedo a comer pues mi pedido acaba de llegar a la mesa. Almuerzo tranquilo viendo como entran y salen los hípsters que concurren siempre este sitio, a pesar de eso, me encanta este lugar. Algún día debería traer a Ambs, se divertiría mucho. ¿Qué hago pensando en Amber? Quizá me sobrepasé al pedirle los apuntes a sus amigas ayer, para que se pusiera al día, debí preguntarle a Ambs si es que eso le parecía bien, antes de hacerlo. ¡Patético! Estarme lamentando por una orden de mi hermana; pues específicamente me dijo: ''En la nevera están los números y los correos de Emma y Caitlyn, escríbele a cualquiera de las dos y dile que te envíen los apuntes de clases para que Amber se ponga al día''. Sí, mi hermana es un poco mandona, y eso es algo que mamá siempre me dijo que copie de ella, ''su temple'' decía, pues eso fue lo que hizo que sea tan buena profesional y logre ascender tan rápido en su trabajo, y a tan corta edad. ''Tu hermana tiene todo una carrera a pesar de tener tan solo 25 años'' era la frase que escuchaba más en mi niñez, y siempre la admiré bastante, es por eso que ayer seguí la orden que me dio, que hizo que Amber se enojara conmigo en primer lugar, pero no comprendo por qué me dejó encerrado afuera de la casa. Llegué a las dos de la mañana y la puerta tenía colocada el cerrojo interno, así que perdí toda la dignidad del mundo y corrí atrás del taxi que me acaba de dejar en la entrada de la casa, le dije al chofer que me llevara al hotel más cercano que conocía y pasé las 4 siguientes horas intentando descansar, lo que no pude. Creo que fue una mala idea salir con Amanda, si ya es insoportable escucharla en la hora del almuerzo, no creí que fuera tan insoportable también durante el sexo, es decir, es muy buena en lo que hace pero no deja de hablar ni un segundo. Y por ello, no me quedé a dormir en su casa e insistí en irme, todo para que al final Amber me haya dejado afuera!

Viviendo con un estúpido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora