Capítulo 2

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Lo sabía, más que saberlo, lo presentía; el hecho de que hoy en la mañana me despertara tan tarde, causó que no pueda sentarme a tomar desayuno con mi madre durante unos largos veinte minutos, así que cuando bajé las escaleras rápidamente, con el bolso colgado de un hombro y el teléfono móvil en la mano contraria, mi madre me dijo que teníamos que hablar sobre algo importante cuando regrese de la escuela; y si mi madre dice que es 'algo importante', es porque realmente lo es, ella no exagera así porque sí.

Y aquí estamos, todos sentados a la mesa, yo aún en shock, mi mamá con cara de enfado por mi reacción, mi tío intentando reprimir una sonrisa. ¡Ay dios! Esto solo me pasa a mí, no puedo creer que mi mamá se vaya a vivir lejos y me deje con este idiota, ¿por qué no me lleva?, por culpa de la escuela claro. A veces me gustaría no estudiar para poder acompañar a mi mamá en sus viajes de trabajo. Desde que mi papá se fue de la casa hace ya muchos años, mi madre ha sido quien ha trabajado para sostener este hogar, y bueno eso trae consigo este tipo de cosas; que mi madre viaje mucho y se aleje de mí por temporadas. La verdad es que con el dinero que gana en un proyecto de tres meses, nos alcanza para vivir cómodamente por seis meses, así que si esta vez se va a ir por un plazo más largo, eso significa que estará más tiempo aquí cuando regrese. Wow, esa idea me gusta, tal vez sea para bien nuestro, pero por qué dejar a Matt a cargo de las cosas de la casa y de mí, esto no es justo, mamá sabe que desde que tengo diez años puedo valerme por mí misma, sin necesidad de niñeras que me asistan en todo momento. No quiero sonar a adolescente rebelde, porque no lo soy, pero de verdad que necesito mi privacidad, me he acostumbrado a quedarme sola, no quiero que un desconocido viva conmigo. No es justo que mamá no me haya consultado esto, antes de decidirlo.

-Amber, cálmate por favor- interviene mi mamá, cuando aún estoy extendiendo la última letra de mi exagerado ¡¿qué?! – No demuestres lo contrario a lo que eres, porque le he estado diciendo a Matt, lo buena hija que eres y....

-Shhh mamá, tú y yo sabemos que no soy una buena hija, pero al menos soy una persona responsable, y sé cuidarme sola, por favor no me dejes con él. – le imploro juntando mis manos delante de ella y poniendo cara de niña buena.

-¡Amber Noelle Wells, nunca en tu vida se te ocurra volver a decir que no eres una buena hija, porque lo eres! – dice mi madre un poco exasperada y enrojecida.

Mientras veo a mi madre con un halo de tristeza me doy cuenta que Matt se ha parado y ha recogido los platos, y ahora está lavándolos. ¿Será cierto que es un adulto responsable? La verdad es que no quiero hablar tan mal de él, pero él a mi edad era todo lo opuesto a mí; lo único que le interesaba era estudiar, y a pesar de eso no era responsable, solía ser olvidadizo y descuidado, pero no era limitación para hacer feliz a su mamá, él hacía todo lo que hiciera que su mamá sonría, se sienta orgullosa y sea feliz. Su mamá se sentía orgullosa de lo perseverante que era su hijo, aunque a veces las cosas no le salían bien, él seguía dando su mejor esfuerzo. Era el aburrido de la familia, por lo joven que es, Matt estaba incluido en el grupo de mis primos no en el grupo de mis tíos; ya saben, en las reuniones familiares él era enviado a la mesa de 'los niños' porque el mayor de mis primos es inclusive mayor que Matt, así que no tenía otra opción que sentarse con nosotros, aunque muy en el fondo odiaba estar ahí. Nunca salió a hacer bromas con nosotros, o fue a montar bicicleta, ni nada por el estilo, siempre andaba al lado de su mamá, sonriendo a la familia; hasta que la adolescencia llegó a él y se dedicó a estar en el sillón jugando videojuegos, yo sé que Matt no hubiera pasado su adolescencia así si su mamá lo hubiera dejado hacer amigos en su infancia. Mi tía-abuela Martha es tan sobreprotectora que nunca dejó que Matt (su único hijo) saliera a jugar a la calle o conociera a los vecinos, y para el tiempo a que llegó al prescolar, Matt le tenía miedo hasta a los posters de su salón. Cuando terminó el prescolar ya tenía una reputación, por lo que los demás niños no intentaban hablar con él. Al momento de llegar a la secundaria le era difícil hablar con otros chicos de su edad, pero su mamá era feliz así, mientras menos conozca de la vida su hijo, ella era más feliz. Prácticamente quería tenerlo en su falda para siempre. Pero para el momento de la rebeldía, en él no hizo excepción, claro que tenía unos quince casi dieciséis cuando entró a esa etapa y su mamá había empezado una relación con un hombre, por lo que de la noche a la mañana, dejó a su hijo a su libre albedrío.

Viviendo con un estúpido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora