La voz de Liam volvió a agitar el deseo en el interior de Leigh-Anne. Se obligó a apartar la mirada de sus ojos y fue a posarla en la cinturilla de sus pantalones cortos.
Rápidamente volvió a fijarla en su cara... Claro que, entre ellos, las cosas siempre habían sido así. Era como un efecto dominó. El deseo de Liam desencadenaba automáticamente el de ella, y viceversa.
–No nos debemos nada, y no tenemos nada de que hablar –repuso Leigh-Anne por fin–. Cuando te marchaste dejaste muy claro que no pensabas volver.
Liam asintió con la cabeza.
–Sí, sé que eso fue lo que dije, y en aquel momento lo sentía. Pero tenía que volver para pedirte perdón por cómo me marché.-
Leigh-Anne suspiró. Siempre había comprendido su necesidad de dejar la playa, de estar solo durante un tiempo para asumir la muerte de Susan Conrad. En ningún momento, sin embargo, había pensado que fuera capaz de abandonarla por completo y dar la espalda a su amor.
Pero lo había hecho.
–Puedo perdonarte por haberte marchado, Liam. Entendía por lo que estabas pasando. Pero no sé si puedo perdonarte por no haberme llamado ni una sola vez para decirme que estabas bien. Ni siquiera te pusiste en contacto con la señora Marcie, y eso que estaban muy unidos.
–Fueron malos tiempos para mí, Leigh-Anne –dijo él con suavidad.
–Qué lástima –repuso ella fríamente–. También lo fueron para mí, Liam –inhaló profundamente, deseosa de que aquel episodio de su vida regresara al pasado, adonde pertenecía–. ¿Cuánto tiempo vas a quedarte? –preguntó. Necesitaba saber cuánto tiempo iba a tener que evitarlo.
Liam se quedó callado unos segundos antes de contestar a su pregunta.
–Estaré aquí una semana.
Ella asintió con la cabeza. Después, él regresaría a Nueva York. Unos meses antes, Leigh-Anne había oído que la señora Marcie le decía en la iglesia a la señora Butternut que Liam vivía en Harlem y era dueño de una próspera empresa de venta por Internet que llevaba desde su casa, y que diseñaba páginas web y bases de datos para otras compañías.–¿Vas a alojarte en el hotel de los Wilkins mientras estés en el pueblo?
–No, en su casa de la playa. Es más íntima –contestó Liam.
Leigh-Anne lo miró a los ojos.
–¿En la casa de la playa?
–Sí. Recuerdas dónde está, ¿no?
Ella tragó saliva con dificultad. No quería pensar en los recuerdos que evocaba la casa de la playa. El hotel de los Wilkins y su casa estaban en la misma carretera, y la casita de la playa se alzaba, coqueta, entre los dos edificios, escondida entre dunas de arena.
La cercanía entre el hotel de los Wilkins, donde Liam había vivido los veranos que trabajaba como socorrista, y la casa de Leigh-Anne era la razón por la que se habían hecho tan íntimos, y tan rápidamente. Los encuentros secretos en la casita de playa, de noche, se habían convertido en norma para ellos.
–Claro que lo recuerdo –murmuró Leigh-Anne –. Fue allí donde hicimos el amor por primera vez...
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La Caricia De Un Amante ⚓ | ADAPTADA | Liam & Leigh-Anne | •TERMINADA•
Historia CortaLa intensa exitacion de Leigh-Anne ante la imagen de un hombre en la playa solo podia significar una cosa. Algo que ella habia evitado hace mucho, no queria aceptar lo que sus ojos veian, si eso significaba una sola cosa: Liam Payne habia vuelto a l...